Republicanos han aprovechado las críticas de los veteranos de la Guardia Nacional sobre su historia
Los republicanos han aprovechado las críticas de los veteranos de la Guardia Nacional
John Kolb, un coronel retirado de la Guardia Nacional de Minnesota, conocía a Tim Walz por su reputación de “líder excelente” que dirigía hábilmente a las tropas enroladas en su batallón de artillería de campaña. Pero Kolb quedó atónito por lo que vio cuando Walz dejó el ejército y entró en la política.
Walz se retiró de la Guardia Nacional en 2005 para postularse al Congreso justo antes que su unidad recibiera una orden de movilizarse para la guerra en Irak. Luego, durante la campaña, Walz exageró el rango que tenía en el momento en que dejó el servicio.
“Ese no es el comportamiento que esperaría de un suboficial superior”, dijo Kolb en una entrevista.
Esos dos aspectos del servicio de Walz han estado bajo los reflectores ahora que el gobernador de Minnesota es el candidato demócrata a la vicepresidencia. Sus partidarios han elogiado los 24 años de servicio de Walz en la Guardia Nacional, donde ascendió de rango y recibió una baja honorable.
“Lo que sé de Tim Walz es que hizo su trabajo con diligencia”, dijo Jeff Bertrang, general de brigada retirado de la Guardia Nacional de Minnesota. “Estaba a cargo de las tropas bajo su mando y se aseguraba de que estuvieran bien cuidadas”.
Los republicanos han aprovechado las críticas de los veteranos de la Guardia Nacional como una línea de ataque importante contra Walz y la candidata presidencial demócrata Kamala Harris. Algunas de esas críticas, como las de Kolb, son mesuradas. Otras ofrecen valoraciones más duras.
No está nada claro si los republicanos pueden convertir el historial militar de Walz en un lastre. Sus décadas de servicio contrastan con las del expresidente Donald Trump: el candidato presidencial republicano recibió una serie de prórrogas para evitar servir en Vietnam, incluida una obtenida con la carta de un médico que afirmaba que Trump sufría de espolones óseos en los pies.
El compañero de fórmula de Trump, el senador de Ohio JD Vance, fue cabo en el cuerpo de Marines, incluidos seis meses como periodista militar en Irak. Después de cuatro años, dejó el ejército para ir a la universidad y más tarde inició una carrera en el ámbito del capital de riesgo y como autor de éxitos editoriales. Vance ha encabezado las críticas a Walz.
Para muchos demócratas, las salvas del Partido Republicano son una inquietante repetición de las tácticas utilizadas para manchar a John Kerry, su candidato presidencial de 2004, al cuestionar su liderazgo como comandante de una lancha rápida en Vietnam, a pesar de que Kerry era un veterano de guerra condecorado y su oponente republicano, el presidente George W. Bush, no combatió en la guerra.
Pero las críticas no se derivan tanto del historial de servicio de Walz, sino de cómo ha caracterizado su tiempo cuando vistió el uniforme y cómo terminó su mandato.
Una revisión de The Associated Press de las declaraciones de Walz como candidato al Congreso, como congresista y como gobernador muestra que Walz ha oscilado entre ser preciso y ser descuidado en detalles clave.
Los partidarios de Walz rechazan las críticas, dicen que son motivadas políticamente y que denigran los sacrificios que él y otras tropas han hecho. La campaña de Harris proporcionó una carta firmada por cientos de veteranos y familiares de militares que expresa que las andanadas de Vance contra Walz no son sorprendentes dados los informes de que Trump ha expresado desdén por quienes sirvieron. Trump ha negado la afirmación.
“Después de 24 años de servicio militar, el gobernador Walz se retiró en 2005 y se postuló para el Congreso, donde fue un defensor incansable de nuestros hombres y mujeres uniformados, —y como vicepresidente de Estados Unidos seguirá siendo un defensor implacable de nuestros veteranos y las familias militares”, dijo la campaña.
En un discurso la semana pasada en la Convención Nacional Demócrata, Walz dijo que “vistió con orgullo el uniforme de nuestra nación durante 24 años”. No hizo ninguna referencia a su rango ni a las circunstancias de su retiro, y enmarcó su servicio como parte de un intento más amplio de “contribuir” a la nación.
Distinción con una diferencia
“Soy sargento mayor de comando retirado”, dijo Walz en 2006 cuando hacía campaña para desbancar al titular republicano con seis mandatos en el 1er Distrito Congresual de Minnesota.
Pero esa declaración no era cierta.
Walz sirvió brevemente como sargento mayor de comando, pero ese no era el rango que tenía al jubilarse. No está claro si Walz repitió la afirmación exacta después de ganar la carrera por la Cámara de Representantes, pero no se opuso cuando sus colegas pusieron el rango antes de su nombre durante los debates de la Cámara para subrayar su seriedad en asuntos militares.
Esa distinción —servir como sargento mayor de comando, pero no retirarse en ese puesto— puede parecer menor para los civiles, pero para los uniformados, no lo es.
El rango es algo reverenciado en el Ejército.
Conocido como E-9 en el lenguaje militar, el rango de sargento mayor de comando es la cúspide del logro en el cuerpo de personal enrolado en el Ejército. Los sargentos mayores de comando son la columna vertebral de una unidad; actúan como mentores de las tropas alistadas y las disciplinan, y son asesores de confianza de sus oficiales al mando. Los sargentos mayores a menudo permanecen en sus unidades durante largos períodos, lo que proporciona una gran fuente de conocimiento institucional. Los oficiales comisionados generalmente se trasladan a nuevos puestos cada pocos años.
“Hay una razón por la que hay tanta ansiedad sobre esto entre los miembros militares que tal vez se pierde en el resto de la población”, dijo Kolb. “El rango de sargento mayor de comando, ese rango E-9, es sagrado. Es poco común”.
Walz fue sargento mayor de comando del 1er Batallón de la Guardia de Minnesota, 125a Artillería de Campaña, durante menos de un año, según la oficina de personal de la Guardia. Cuando dejó la Guardia, su rango fue reducido por razones de prestaciones a sargento mayor —un escalón por debajo— porque Walz no había completado todos los cursos necesarios para mantener el rango en su retiro.
Ante las preguntas sobre el historial de Walz, la campaña de Harris reemplazó la frase “un sargento mayor de comando retirado” de la biografía en línea de Walz con una redacción que refiere que sirvió como tal. Pero la biografía oficial de Walz en el sitio web del gobernador de Minnesota todavía es engañosa. Esa biografía coloca “retirado de” un batallón de la Guardia después de la frase “sargento mayor de comando Walz”.
“Es un sargento mayor retirado”, dijo Kolb. “Y eso es lo que debería decir”.
La campaña también reconoció que Walz se expresó mal en un video de 2018 publicado en las redes sociales que lo grabó diciendo “armas de guerra que llevé en la guerra”. Vance aprovechó el comentario para acusar a Walz de mentir sobre estar en una zona de combate sin haberlo estado nunca. Walz y otros soldados de la Guardia Nacional fueron enviados a Italia en 2003 para brindar seguridad a la base en apoyo de la Operación Libertad Duradera, el nombre que el Pentágono dio a la guerra en Afganistán.
Los cuestionamientos sobre que Walz ha distorsionado su historia personal no se han limitado a su servicio militar. También se enfrenta al escrutinio por cómo ha descrito la lucha de su familia contra la infertilidad. Ha dado a entender que él y su esposa utilizaron la fertilización in vitro para concebir, lo que establece una conexión entre su experiencia y los esfuerzos por limitar el procedimiento. Pero en realidad utilizaron tratamientos de inseminación intrauterina, un proceso diferente que ha suscitado menos controversia.
Dejar la Guardia Nacional
Según los estándares militares, los 24 años de servicio de Walz son sustanciales. Podría haberse retirado casi tres años antes. Pero son las circunstancias que rodearon la jubilación y cómo se superpuso con sus ambiciones políticas las que han suscitado el escrutinio.
En enero de 2005, Walz asistió a una especie de campamento de entrenamiento en Minnesota para personas interesadas en una carrera en política progresista. Walz, quien era profesor y un ávido cazador de faisanes con raíces en la clase obrera, se destacó como un candidato que podría ganar en el 1er Distrito Congresional fuertemente republicano del estado.
Los funcionarios del partido demócrata de Minnesota ya habían comenzado a tomar nota de Walz.
Mike Erlandson, el presidente estatal del partido en ese momento, recordó el entusiasmo que rebosaba uno de sus ayudantes después de reunirse con Walz en Mankato, una ciudad a unos 110 kilómetros (70 millas) al suroeste de Minneapolis, donde Walz enseñaba Geografía en la escuela secundaria.
“Irrumpió en mi oficina en el partido estatal, diciendo: ‘Mike, este tipo Tim es genuino’, y estaba muy emocionado por Tim Walz y la perspectiva de que se presentara al Congreso”, refirió Erlandson.
Para febrero, Walz anunció que consideraba postularse al Congreso. Pero a miles de kilómetros de distancia, la guerra en Irak había entrado en su tercer año y las esperanzas de una retirada estadounidense rápida se evaporaban. A mediados de marzo, el batallón de Walz fue notificado de un posible despliegue en Irak.
En un comunicado de prensa de campaña, Walz dijo seguirá en la contienda por el Congreso “ya sea que esté en Minnesota o en Irak”. Tenía la responsabilidad, decía el comunicado, de preparar a su batallón para la guerra, “pero también de servir si se le requería”.
Menos de dos meses después, el 16 de mayo de 2005, Walz se retiró de la Guardia Nacional. Su partida no fue inusual. Más de 730 soldados enrolados de alto rango con 24 años de servicio se retiraron en 2005 cuando Estados Unidos estaba muy involucrado en guerras en Irak y Afganistán, según las estadísticas del Departamento de Defensa.
Pero Doug Julin, un sargento mayor de comando de la Guardia de Minnesota con más antigüedad que Walz, dijo a la cadena de noticias CNN el 8 de agosto que Walz le había asegurado apenas unas semanas antes que continuaría con el batallón. Julin, quien no respondió a las solicitudes de comentarios de The Associated Press, dijo que le sorprendió saber que Walz dejó la Guardia sin discutir primero su decisión con él.
Kolb eligió a Tom Behrends, quien se ha convertido en el crítico más mordaz de Walz, para reemplazarlo como sargento mayor de comando del 1er Batallón. La unidad recibió una orden de alerta para movilizarse a Irak a mediados de julio de 2005 y unos meses después se dirigió a Mississippi para recibir entrenamiento. La unidad se embarcó a Irak en marzo de 2006, donde pasó los siguientes 16 meses.
Más tarde ese año, Walz, quien no tuvo rival en las primarias demócratas, dio la sorpresa al derrotar al congresista republicano Gil Gutknecht.
Cuestionamientos sobre el historial militar de Walz se filtraron durante esa campaña. Una carta al editor del periódico Mankato Free Press de una persona identificada como el mayor Walter Gates decía que la información sobre la carrera militar de Walz sugería fuertemente que había combatido en Irak o Afganistán. ¿A qué país Walz fue “desplegado en una zona de combate”?, preguntó Gates.
Walz respondió que la carta parecía ser un intento de “difamar mi buen nombre”. Walz escribió, incorrectamente, que se retiró como sargento mayor de comando, pero especificó con precisión que sirvió en tres misiones de entrenamiento de la OTAN y en Italia. Walz fue igualmente claro sobre su servicio en tiempos de guerra en una entrevista de 2009 con el Proyecto de Historia de los Veteranos de la Biblioteca del Congreso.
Gates no respondió a múltiples mensajes de la AP, por lo que no está claro a qué información se refería.
En el comunicado de prensa de la campaña de principios de 2005, Walz no mencionó a Italia cuando dijo que había estado desplegado durante ocho meses en apoyo de la Operación Libertad Duradera, frase que podría implicar que sirvió en Afganistán. Un anuncio de campaña del Congreso de 2006 describió a Walz como un soldado que había servido durante dos décadas y estaba “listo cuando atacaron”.
Joe Eustice, quien reemplazó a Behrends como el soldado enrolado de mayor rango del 1er Batallón, dijo que Walz tenía derecho a dejar la Guardia cuando lo hizo.
“Cuando has dado 24 años de tu vida, tienes el derecho de decidir, y tu razonamiento puede ser el que quieras”, dijo Eustice, quien se retiró en 2014.
Pero le preocupan las declaraciones de Walz después de que dejó la Guardia.
“Debería responder por el hecho de que dijo que llevaba un arma en la guerra y explicar por qué ha estado diciendo que es un sargento mayor retirado”, agregó Eustice. “Esas dos cosas no son ciertas, y él debería saberlo”.
Un enemigo de toda la vida
Han pasado casi dos décadas desde que Behrends ocupó apresuradamente el lugar de Walz como el soldado enrolado de mayor antigüedad del 1er Batallón. No obstante, el tiempo no ha aliviado la ira de Behrends hacia su predecesor. Mientras la carrera política de Walz florecía, Kolb aconsejó a Behrends que dejara de lado el resentimiento.
Pero Behrends no pudo. No cuando leyó y escuchó que se referían a Walz incorrectamente como sargento mayor de comando retirado y Walz no aclarara las cosas. Después de que otro periódico local elevara el rango de retiro de Walz, Behrends le escribió al entonces congresista.
“Me entristece que después de tu larga carrera en la Guardia Nacional no hayas cumplido con las condiciones de tu ascenso a sargento mayor de comando”, le dijo a Walz. “Espero que no hayas usado el rango para obtener beneficios políticos, pero eso es lo que parece”.
Behrends refirió que no recibió respuesta. Cuando Walz se postuló para gobernador dos años después, Behrends hizo públicas críticas mucho más duras.
A Behrends, quien se describe a sí mismo como un “chico de campo sencillo”, no le gustaba Walz personalmente. Están en extremos opuestos del espectro político. Behrends es un conservador que donó 250 dólares a la campaña presidencial de Trump en 2020 y apoyó a los oponentes republicanos de Walz en Minnesota.
Cuando ambos aún vestían el uniforme, Behrends se cansó de lo que dijo eran los frecuentes monólogos de Walz que a veces se desviaban hacia temas polémicos como el aborto.
“Era como escuchar a un predicador de discursos largos y tediosos”, dijo.
Poco antes que se emitieran los votos en las elecciones a gobernador de Minnesota, Behrends colgó una gran pancarta amarilla de un silo de cereales en su granja que decía: “Walz es un traidor”. Behrends y Paul Herr, sargento mayor de comando retirado, pagaron para publicar una carta en un periódico de Minnesota en la que se afirmaban que Walz había “embellecido y omitido selectivamente hechos y circunstancias durante años” sobre su carrera militar.
En una entrevista, Behrends dijo que su desagrado personal por Walz y su política liberal no jugaron ningún papel en su decisión de denigrar abiertamente al candidato a vicepresidente. Behrends agregó que habría hecho lo mismo con un amigo si creyera que ese amigo se había comportado inorrectamente.
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