Visita de Trump a una bodega latina para denunciar la inseguridad no es del gusto de todos

La situación ha llevado a estos comerciantes a hacerse con armas para defender sus negocios

La visita de Donald Trump el pasado martes a una bodega de propietarios latinos en Nueva York para denunciar el aumento de la inseguridad no ha sido del gusto de todos los bodegueros, y son muchos los que lo acusan de aprovecharse de sus quejas para buscar votos en su intento de regresar a la Casa Blanca, en las próximas elecciones (EFE.)

La visita de Donald Trump el pasado martes a una bodega de propietarios latinos en Nueva York para denunciar el aumento de la inseguridad no ha sido del gusto de todos los bodegueros, y son muchos los que lo acusan de aprovecharse de sus quejas para buscar votos en su intento de regresar a la Casa Blanca, en las próximas elecciones.

Trump, llevado por su olfato político, quiso personarse y "hacerse una foto" con los bodegueros, que enfrentan una oleada de robos que los ha obligado a poner bajo cadenas y alarmas ciertos productos, y que en algunos casos ha costado la vida a bodegueros, empleados y clientes.

La situación ha llevado incluso a un sector de estos comerciantes a hacerse con armas para defender sus negocios.

"Trump dividió las cámaras de comercio (de EE.UU.) y siguen divididas, les hizo mucho daño, y ahora se está aprovechando de la ansiedad (por los robos)", afirmó a EFE Frank García, presidente de la Asociación de Cámaras de Comercio Hispanas de Nueva York a la que pertenecen los bodegueros.

Se refirió a un incidente en 2015 cuando Trump, en su primera campaña electoral, se reunió en Nueva York con el entonces presidente de la Cámara de Comercio Hispana de EE.UU, Javier Palomarez, sin el conocimiento de sus socios, lo que fue denunciado entonces por García.

El incidente causó que un grupo de cámaras se separaran para crear la Asociación Nacional de Cámaras de Comercio Hispanas, que también preside García.

Trump, cuyo apoyo entre los latinos está creciendo, según recientes encuestas, se reunió con Francisco Marte, líder de la Asociación de Bodegueros y Pequeños Negocios, justo en la bodega donde en 2022 un trabajador apuñaló a un presunto ladrón alegando defensa propia, en un incidente muy mediático.

El mensaje: "Enderezar" una ciudad azotada por el crimen

En su intento de atraer el voto latino en un estado tradicionalmente demócrata, Trump prometió que asignaría fondos y trabajaría con el alcalde y la gobernadora y pidió a Marte el respaldo de su grupo, porque para lograr esa meta "tenemos que enderezar nuestra Nueva York".

"Marte le dijo que él no podía hacer eso (comprometer el apoyo de la Asociación). Trump sabe que sería una violación a la ley", dijo García.

"A Trump no le importan los pequeños empresarios" afirmó García, pero reconoce que el exmandatario está ganando apoyo entre los comerciantes latinos porque considera que los políticos locales no los han apoyado.

Aseguró que las medidas anunciadas por la gobernadora Kathy Hochul al día siguiente de la visita de Trump, como parte del nuevo presupuesto, respondieron precisamente a esa reunión del expresidente con Marte, que hizo que los demócratas en el Gobierno estatal se sintieron presionados.

Radhames Rodríguez, presidente de Bodegueros Unidos de América, rehúsa pronunciarse en favor de Trump o de sus oponente. "Nosotros no estamos haciendo política. Todos queremos mejorar y creemos que lo podemos hacer con políticos locales", asegura.

La Asociación Nacional de Supermercados, con gran número de latinos entre sus dueños, no fue invitada pero tampoco vio con buenos ojos la acción de Trump al asegurar que aprovecha el momento para hacer campaña, según su portavoz, Nelson Eusebio.

El bodeguero José Dario Collado dice que no sigue la política día a día pero da la bienvenida a quien quiera ayudarlos y que eso se traduzca en cambios.

"Esta es una ciudad difícil", comenta mientras muestra a EFE las cadenas atadas a los detergentes, el producto que más se roba en las bodegas.

"Estamos muy preocupados como bodegueros dando servicio a la comunidad", indica.

"Llevo 30 años en este país y cuando vine dije 'llegué a la mejor ciudad del mundo'. Ya no puedo decir lo mismo. Me siento totalmente inseguro", afirma el comerciante, que espera por su licencia para el porte de armas, medida que nunca creyó tener que tomar para defender su negocio.

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