Manny Franjul: de vender empanadas en Herrera a socio de una firma de inversiones en Boston
Emmanuel emigró a los Estados Unidos a la edad de 14 años enfrentando diversos retos que no impidieron que llegara hasta donde se encuentra hoy
Salir de tu país de origen para iniciar desde cero en otro, es una apuesta de dejar todo atrás sin las garantías de que las cosas resultarán mejor en este otro lugar. Entre los ganadores hay dominicanos como Emmanuel Franjul, quien actualmente lleva más años viviendo en los Estados Unidos que los que pasó en su país natal, tiempo que no ha desaprovechado en lo más mínimo.
Fue en el 1997, cuando una arquitecta y madre soltera dominicana, tras pasar siete años en busca de una vida mejor en los Estados Unidos, decidió que era momento de que sus dos hijos se reunieran con ella en suelo estadounidense.
Manny -como es conocido- explica que por aquella época su madre contaba con cierta estabilidad económica, pero no lo suficiente como para garantizar un espacio independiente en el que pudieran vivir los tres, por lo que el joven de 14 años tuvo como su primer hogar en los Estados Unidos, la sala de espera de una oficina dental.
El dominicano cuenta que su madre trabajaba durante el turno nocturno en una factoría de cerveza, lo que provocó que entre el horario escolar y la jornada laboral, madre e hijos se vieran muy poco.
"Es el tipo de sacrificio que se hace al principio", reflexiona Manny sobre esos primeros días en un país desconocido y que le dieron la oportunidad de estudiar, trabajar y adquirir acciones en la empresa que le abrió las puertas al mundo de las inversiones.
Nacido y criado en el sector de Herrera, Manny estudio en el colegio Calasanz del Distrito Nacional y desde muy joven mostró interés por emprender. Con tan solo ocho años ayudaba a la madrina de su hermano a cocinar y vender empanadas en la calle Isabel Aguiar
"La única razón por la que pudimos terminar la primaria fue por el dinero que mandaba mi mamá. Así que esa fue la razón (para emigrar) realmente económica, más que cualquier otra cosa".
Emmanuel Franjul, un apasionado de las ciencias exactas que se creó un espacio en los círculos financieros de Estados Unidos, es otro de los dominicanos que ponen su país en alto desde sus posiciones en el extranjero.
En 2019 fue nombrado por el "Boston Business Journal" como uno de los jóvenes más destacados de los negocios bajo la lista "40 Under 40".
¿Cómo fue ingresar a la escuela en Estados Unidos?
Al principio lo más difícil fue el idioma, Yo entré en una escuela alternativa, que es como una escuela de transición, uno aprende inglés. Duré un año ahí. Y luego me transferí a un colegio público, pero era un colegio especializado en ciencias y matemáticas, que era lo que me gustaba. Se llama Manhattan Center. Y ahí duré tres años estudiando mucho. Por suerte, ya por ese tiempo ya sabía suficiente inglés y me fue bien en las clases. Hice muchas amistades.
Y ya en el tercer año, yo estaba decidido a aplicar a escuelas de ingeniería, que era lo que me gustaba. Llegué a la Universidad de Cornell y entré en el 2001 a esa universidad.
¿Por qué ingeniería aeroespacial?
Yo, cuando era pequeño, mi mamá estaba aquí en Estados Unidos, yo estaba allá en la capital. Algo que mi mamá hacía, era que me mandaba muchas revistas, una revista que se llamaba "Mecánica Popular". Y ahí yo empecé a leer mucho sobre ingeniería, física. En el Calasanz, mi materia preferida era la física. Porque desde pequeño yo estaba ya muy interesado en la ciencia, en las matemáticas. Y cuando empecé a leer más sobre innovaciones de ciencias, en la secundaria, entonces me interesó mucho la ingeniería.
Yo realmente no sabía qué tipo de ingeniería, pero en el tercer año del bachiller, yo hice un programa especial para estudiantes meritorios en Cornell. Y ahí hice lo que le llaman un seminario de ingeniería. Y en el seminario me dieron una introducción a cada ingeniería, cada semana. Y duré seis semanas ahí. Y al final concluí que la ingeniería espacial era lo que más me gustaba. Y empecé a estudiar eso. Yo empecé a estudiar ingeniería mecánica realmente, pero en la universidad hacen una concentración, y entonces hice mi concentración en ingeniería aeronáutica. Duré cuatro años ahí.
Después que salió de la universidad, tuvo la oportunidad de ejercer esta carrera. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Ha vuelto a ejercer la carrera?
Sí, en mi tercer año de la universidad, yo participé en una competencia. Una competencia de diseñar un auto para la superficie de Marte. Una competencia promocionada por la NASA. Eso fue en el 2003. Y trabajé en eso, gané la competencia, gané el primer lugar en la competencia, y por eso conocí a una persona que trabajaba en la NASA, que me guió un poco, -luego- conocí a una persona que trabajaba en la división aeroespacial de la General Electric y esa persona me ayudó mucho a entrevistarme con diferentes organizaciones dentro de esa empresa.
¿Cómo hace el cambio de ingeniero aeroespacial al mundo de las finanzas?
Yo me di cuenta que para subir en la compañía (General Electric), para llegar a manejar proyectos grandes, tenía que tener cierto conocimiento ya en las finanzas, en el manejo de proyectos, y por eso me interesé un poco más sobre las finanzas, y al final, realmente lo que yo quería hacer era transferirme a una división de finanzas de General Electric, pero eso fue en el 2008 cuando la crisis, entonces no había apertura, realmente no estaban dispuestos a tener más empleados, y lo que terminé haciendo fue, irme de General Electric y regresar a Cornell, hice una maestría en Administración de Empresas, ahí fue que me empecé a enfocar en inversiones.
¿Quién le da la oportunidad de ingresar y cómo fueron esos primeros pasos en el mundo de las inversiones?
En el 2011, como parte de la maestría, a los estudiantes les daban la oportunidad de ser parte de un fondo de inversiones, y ahí me gustó mucho, y ahí fue que empecé a practicar realmente en el mundo de las inversiones. Yo empecé a leer también libros de inversiones, empecé a leer sobre personas que habían hecho, habían estudiado la vida entera en inversiones y se habían dedicado a ellas, -uno de ellos, Warren Buffett, tuve la oportunidad de conocerlo en un viaje que hicimos a Omaha-, y ahí empecé entonces y decidí dedicarme a las inversiones, apliqué a varias compañías, al final entrevisté con una compañía, que es la compañía con la que estoy hoy, se llama Frontier Capital, y empecé como analista, o sea, el que me entrevistó fue el hijo del fundador de la compañía, fundada en los años 70, y no sé si le caí bien o pensó que iba a ser un buen trabajo, pero solo hice la entrevista con él, y ya en cuestión de días me dieron una oferta para entrar. Empecé como analista, y de ahí empezó todo, empecé enfocado en inversiones en lo que es el sector financiero, en las bancos, aseguradoras, etc.
Usted ya es socio en esa compañía, ¿correcto?
Sí, después de varios años, por casualidad, surgió la oportunidad de comprar acciones en la compañía, había una persona retirándose, y empecé a comprar acciones en el 2015, cuatro años después de entrar a la compañía, y sí, hoy soy socio de la compañía, soy co-dueño, comprando acciones poco a poco en el tiempo, y la compañía ha crecido bastante también.
¿Cómo lo hace sentir estar en una compañía en la que comenzó como analista, siendo entrevistado por el hijo del fundador, a hoy ser uno de los socios?
Yo siempre he estado agradecido, entiendo que es un camino inusual, pero tuve suerte que esa persona y otros, incluyendo su padre, me dieron la oportunidad de crecer en la compañía, y vieron el potencial que tenía para hacer crecer la compañía en buen tiempo. Y yo me decía siempre, que había muchas personas que le habían dado muchas oportunidades a ellos, y yo entendía que también tenía que darle oportunidades a otros, y así fue que empezó la oferta de ellos poder comprar acciones.
¿Y su madre?¿cómo ella ve ese crecimiento que ha tenido su hijo, que comenzó como inmigrante y ahora es un empresario en EEUU?
Muy orgullosa. Ella trabajaba en la factoría de ventanas, que se llama Silver Line, hace algunos años mi esposa y yo construimos la casa, y por casualidad nuestras ventanas vienen de esa factoría. Ese fue el momento que ella se dio cuenta como que ¡guau! Hemos avanzado. Es muy diferente, claramente, de cómo ella empezó y cómo estamos, pero sí, ella está muy agradecida y muy contenta de las oportunidades que le ha dado este país.
Como inmigrante, veo que también apoya diferentes organizaciones que brindan refugio y ayuda a este grupo, pero ¿me puede hablar un poquito más sobre qué hace con estas organizaciones, cuál es su papel?
Yo diría que aparte de mis padres, otra inspiración que he tenido siempre ha sido mi tía, mi tía Gracia Franjul, cofundadora del Grupo Popular y la primera mujer en la junta directiva realmente. A pesar de su éxito ella siempre se mantuvo humilde, y ella pasó gran parte de su tiempo ayudando a muchas causas sociales en República Dominicana, y ella falleció, pero, siempre, cada vez que conozco a alguien que la conoció en el banco o en otras facetas de su vida, no me habla realmente mucho de lo que ella hizo en el banco, siempre me habla de las oportunidades que ella le dio a otros en términos sociales, en becas educativas y cosas así, y por eso siempre yo he tratado de dedicar tiempo y recursos a ayudar a organizaciones en las que creo, una de ellas es la coalición, MIRA, una coalición muy famosa en Nueva York, le dicen la coalición dominicana, hay otra, que no es dominicana, pero abarca a los inmigrantes latinos en el estado de Massachusetts, en Boston. La coalición -MIRA- es realmente de inmigrantes y refugiados, ellos se enfocan en la educación y la capacitación de inmigrantes para que se puedan insertar en el mercado laboral lo más pronto posible, ayudan con el idioma, dan clases de inglés, muchos de esos inmigrantes son dominicanos.
Fui parte de la junta directiva de la organización por tres años, del 2017 al 2020, cuando llegó la pandemia tuve que enfocarme en otras cosas, pero aunque ya no soy parte de la junta directiva, yo me mantengo informado siempre de lo que hacen, los trabajos que necesitan hacer, y siempre trato de ayudar cuando puedo, siempre me mantengo en contacto con la directora directiva.
Hay otra organización que siempre he ayudado también, pero no aquí, sino en la República Dominicana, la directora es americana y la conocí aquí en Estados Unidos, tiene una fundación que se llama fundación Mariposa que funciona desde Cabarete (Puerto Plata) y se enfoca en proveer enriquecimiento académico, becas, tutorías a niñas, solamente a niñas de bajos recursos para que puedan estudiar y no sean forzadas a una vida de explotación como ocurre muchas veces, especialmente en el norte del país.
¿Cuáles son sus planes?
Mi plan es seguir manejando la compañía, seguir manejando una división de la compañía, Frontier Capital. La compañía ha crecido bastante, cuando empecé a trabajar en la compañía eran 7 o 8 socios, ahora somos 15 socios y manejamos bastante recursos, manejamos 10 mil millones de dólares en inversiones para instituciones aquí en Estados Unidos.
Mi plan es seguir manejando la compañía, yo comencé en inversiones de la banca y aseguradoras, ahora hago inversiones de todo tipo: de farmacéuticas, a aparatos de medicina, supermercados, tenemos todo tipo de inversiones y tenemos cuatro o cinco divisiones, yo manejo una de ellas y espero que la compañía siga creciendo con el tiempo, eso me abarca bastante tiempo y en el ámbito social también espero seguir aportando a las organizaciones que le he mencionado y también con el tiempo poder aportar más a otras que necesiten ayuda.
¿Cuál es la división que maneja?
Somos tres realmente, lo manejamos juntos. Hay cuatro productos diferentes, cuatro divisiones, la división donde yo estoy se llama Small Gap Value (Valor de brecha pequeña), es una estrategia de inversión que se enfoca en compañías que no estén a favor en el mercado, a veces son compañías que están en bancarrotas o compañías que en donde los inversionistas han perdido la confianza y tal vez necesiten cambiar el rumbo de la compañía o cambiar la dirección o a los ejecutivos de la compañía.
¿Qué mensaje le da a esos inmigrantes dominicanos que van en busca de un sueño en Estados Unidos y quizás lo ven un poco cuesta arriba?
Basado en mi experiencia, sí es un poco cuesta arriba al principio, porque hay muchas barreras, especialmente el idioma, yo creo que la mayoría de los inmigrantes que vienen, especialmente de la República Dominicana, no son tan fluidos en el inglés y eso les cuesta mucho trabajo, pero yo diría que primero la perseverancia, no enfocarse en el corto plazo, sino en el largo plazo, porque en el corto plazo todo puede pasar, pero si uno se mantiene enfocado en lo que uno desea en el largo plazo y continuar el camino que lo lleve a esa meta importante.
Si se mantienen alejados de las deudas, las adicciones y la avaricia, ya el camino es mucho más fácil, yo creo que el 90 % de las personas, incluyendo los inmigrantes que vienen aquí a Estados Unidos, se quiebran por esas tres razones, o no alcanzan el éxito por esas tres razones. Si uno evita eso, yo creo que ya el camino se hace mucho más fácil a largo plazo.
¿Y actualmente visita con regularidad a RD?
Sí, mi esposa es dominicana también, nosotros viajamos hace poco a República Dominicana, mis hijos, ambos nacieron aquí, están pequeños, nunca habían ido, entonces fuimos a que vieran a sus familiares, visitamos diferentes sitios, mi familia es de Baní, la familia de mi esposa es de Cotuí, hicimos esas visitas y pudieron conocer a mis sus abuelos, y siempre nos mantenemos en contacto, tratamos de viajar un par de veces al año, antes de la pandemia viajamos dos o tres veces al año, pero después de la pandemia está un poco más difícil y vamos menos frecuentemente, pero tratamos de que con nuestros hijos mantenga la conexión con el país.
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