Inusual fallo en caso de agresión sexual de Trump atrae la atención de las mujeres
Con una serie de investigaciones alrededor de Trump, el caso de abuso sexual —un veredicto civil sin posibilidad de juicio penal— tuvo poco impacto en un país abrumado de noticias
Cassandra Núñez y su abuela votaron por primera vez en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Ella estudiaba el primer año de carrera y su abuela acababa de recibir la ciudadanía. Ambas esperaban elegir a la primera presidenta mujer sobre un hombre que presumía de haber manoseado y besado a mujeres a su voluntad.
Sin embargo, Donald Trump se convirtió en presidente y pasarían casi siete años antes de que una acusadora de Trump presentara sus denuncias en juicio. Esta semana, el jurado en un caso civil en Nueva York dijo creer que Trump agredió sexualmente a la escritora E. Jean Carroll en un vestidor en la década de 1990, lo que lo convierte en el primer presidente de Estados Unidos declarado responsable por un jurado en un caso de agresión sexual. El panel le otorgó a Carroll 5 millones de dólares en compensación.
“Es un momento victorioso, ¿pero por qué permitió el pueblo de Estados Unidos que esto sucediera?”, se pregunta Núñez, ahora de 25 años y residente de Los Ángeles, señalando la cantidad de acusaciones de agresión sexual contra Trump que hubo durante la campaña y desde su elección. “Es un poco tarde”, agrega.
El veredicto, un momento inusual de rendición de cuentas para un expresidente y hombres poderosos como él, se dictó en un momento en que mujeres en todo Estados Unidos reflexionan sobre el panorama de polarización ideológica en medio de amenazas generalizadas hacia su avance ganado con tanto esfuerzo, incluida la derrota de Hillary Clinton ante Trump en 2016, la derogación del derecho constitucional al aborto decidida el año pasado por de la Corte Suprema y el éxito irregular del movimiento #MeToo.
Juliet Williams, profesora de estudios de género en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), opina que es una época ambigua para las mujeres.
“Es muy difícil sentir en este momento que la rendición de cuentas, el ajuste de cuentas, que necesitamos ya ocurrió”, expresa. “Siento que es un pequeño paso en la dirección correcta”.
A algunos les parecerá que “otro día más dedicado a contemplar el comportamiento de Donald Trump parece una enorme pérdida de atención”, añade Williams, pero considera que es importante abordar “los abusos diarios de poder que tienen consecuencias reales para las víctimas”.
Con una serie de investigaciones alrededor de Trump, el caso de abuso sexual —un veredicto civil sin posibilidad de juicio penal— tuvo poco impacto en un país abrumado de noticias. Núñez siguió el juicio y lo discutió con algunos colegas en su empleo en relaciones públicas. Para otros, la noticia apenas llegó a su radar, si es que se enteraron del fallo, incluso mientras Trump vuelve a hacer campaña para retomar la Casa Blanca.
“La larga lista de escándalos de Trump hace que cada momento único sea menos sorprendente”, admite Kelly Dittmar, una académica en el Center for American Women and Politics (Centro para las Mujeres y la Política Estadounidenses) de la Universidad Rutgers.
“Lo que sin duda podría hacer descarrilar a otros candidatos o funcionarios electos se topa con apenas una mirada de reojo entre muchos detractores de Trump y, en cambio, convence aún más a los partidarios de Trump en torno a la idea de que se trata de una ‘cacería de brujas’ contra él”, agrega.
Carroll se deleitó días atrás del resultado de la demanda que presentó el día que Nueva York, como algunos otros estados, abrieron una ventana de un año para que los ciudadanos presentaran demandas sobre viejos casos de agresión sexual. Los defensores dicen que pueden pasar años antes de que las víctimas, como la ahora columnista de consejos de 79 años, superen la sensación de vergüenza y hablen en público. Sin embargo, con frecuencia ya es muy tarde —como le sucedió a ella— para presentar cargos penales.
Trump tachó la acusación como un truco para fomentar las ventas del libro de Carroll de 2019 “What Do We Need Men For?” (¿Para qué necesitamos a los hombres?).
Pero Carroll, antes del veredicto, dijo que nunca se trató de dinero. Sólo esperaba limpiar su nombre, agregó, a lo que el jurado, al otorgarle casi 3 millones de dólares en compensación por difamación, coincidió en que Trump había manchado.
Trump, en las horas que duró el interrogatorio de la declaración, negó conocer a Carroll, pese a las pruebas fotográficas, y la denigró cuando dijo “no es mi tipo”. También reflexionó que, durante siglos, las celebridades se habían salido con la suya cuando acosaban sexualmente a mujeres “desafortunada o afortunadamente”.
Durante un foro republicano de CNN del miércoles, Trump intensificó su retórica insultante, y a menudo misógina, sobre las mujeres, llamando burlonamente a Carroll una “chiflada”, comentario que provocó alegría entre la audiencia en Nueva Hampshire.
El día después de su juramentación en enero de 2017, millones de personas en todo el mundo participaron en una Marcha de las Mujeres para protestar por su llegada al poder. Muchas se pusieron gorros de color rosa brillante ideados por el Proyecto Pussyhat y que, con sus orejas de gato, representaban una respuesta irónica a los comentarios infames de Trump sobre los genitales femeninos.
“La Marcha de las Mujeres demostró que estábamos observando”, agrega Williams. “Pero en cuanto al alcance de la violencia sexualizada, una multa de 5 millones de dólares para alguien que controla inmensos recursos y sin duda no demostrará que esto le afecta materialmente, existe un desequilibrio grotesco en este resultado”.
La guionista de Los Ángeles Krista Suh, quien ayudó a lanzar el Proyecto Pussyhat, no está segura de que el veredicto del martes signifique una sentencia de muerte para la carrera política de Trump.
“Él es muy bueno para sacarle la vuelta a la verdad y simplemente no estoy segura de que este veredicto lo intimide, pero sin duda ayuda”, manifiesta la mujer de 35 años.
Entre las reunidas en la Marcha de las Mujeres en Washington, estaba una observadora anónima de Toronto: Andrea Constand, cuyas denuncias de abuso sexual contra el actor Bill Cosby pronto llegarán a juicio.
En los años que siguieron, vería cómo condenaron, enviaron a prisión y luego liberaron a Cosby cuando su condena fue anulada tras una apelación. En medio de ese revés, y la incapacidad de víctimas como Carroll de presentar demandas penales, ella considera que el proceso de la corte civil puede ser efectivo por su cuenta. Constand recibió 3.4 millones de dólares de Cosby en un acuerdo civil en 2006, mucho antes de que el caso penal se volviera a abrir, y usó ese dinero para reconstruir su vida y su carrera.
“Si eso se necesita para recibir justicia y no tienes otra opción, entonces se trata del dinero, porque el dinero te ayuda a sanar, seguir adelante y lograr cosas que no has podido lograr porque has estado dominada por el trauma”, asegura.
Pese a la opinión del jurado de que Trump es un agresor sexual, es probable que millones de mujeres voten por él para darle la oportunidad en 2024 de mantener su orden social, económico o racial del país, agrega Williams. Más de la mitad de las mujeres blancas votaron por Trump en 2020.
“Hay personas a quienes les gusta el tipo de masculinidad de Trump. Les gusta la bravuconería, les gusta la confianza, les gusta un cierto tipo de patriotismo, les gusta el desempeño de cierto tipo de virilidad”, afirma Williams. “Así que cuando salen a la luz este tipo de episodios de ofensa sexual, creo que las personas están dispuestas a dejarlo pasar”.
En cuanto a Núñez, la victoria de Trump sobre Hillary Clinton en 2016 fue “un golpe doble” dado su comportamiento. Su presidencia, y después el movimiento #MeToo, abarcaron el tiempo que estuvo en la Universidad Loyola Marymount. Ella ve avances en las pequeñas victorias, como cuando su lugar de trabajo exigió una capacitación sobre las agresiones sexuales.
“Estos indicios me dan esperanza de que algún día, cuando tenga a mis propios hijos, los líderes rindan cuentas de sus acciones”, comenta, “y no se tolere ningún tipo de violencia contra las mujeres”.
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