"Turandot", de la Royal Opera House al Teatro Nacional Eduardo Brito
"Turandot" es un drama lírico en tres actos y cinco escenas con música de Giacomo Puccini
El domingo 21 de mayo a las cinco y media de la tarde se presentará la transmisión desde el Royal Opera House en Londres de la ópera "Turandot", en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, gracias a la Alianza entre la Cámara Británica de Comercio, la Fundación Amigos del Teatro Nacional, el Teatro Nacional y la Fundación Sinfonía.
"Turandot" es un drama lírico en tres actos y cinco escenas con música de Giacomo Puccini, el canto del cisne del compositor italiano, su última ópera, la cual lamentablemente no pudo finalizar, pues un cáncer de garganta acabó con su vida; fue su discípulo Franco Alfano quien la concluyó. El libreto es de Guiseppe Adami y Renato Simoni a partir de la obra del mismo nombre del escritor Carlo Gozzi.
Estrenada en la Scala de Milán el 25 de abril de 1926, bajo la batuta del legendario Arturo Toscanini, "Turandot" es uno de los títulos más populares del repertorio operístico. Una ópera extraordinaria desde todos los puntos de vista, muy diferente del resto de las obras de Puccini.
"Turandot" cuenta la historia de una cruel princesa de la antigua China, que exige a sus pretendientes responder a tres acertijos si quieren casarse con ella; en caso de no lograrlo, morirán. Calaf, un misterioso príncipe extranjero, que no revela su nombre, prendado de la princesa, acepta el reto y resuelve los tres enigmas. Turandot se resiste a entregarse al extranjero y éste le propone a su vez un acertijo: que adivine su nombre antes del amanecer. Si lo hace, él morirá; si no, ella accederá a casarse con él. Como beneficio adicional, el hombre que finalmente gana el corazón de Turandot ¡también puede cantar el aria más famosa de la ópera, “Nessun dorma!" (posiblemente la más famosa del mundo) "¡Nadie dormirá!". Incluso las personas que piensan que nunca han escuchado un aria de ópera probablemente hayan escuchado esta, pues ha sido cantada por todos los grandes tenores y cantantes populares en los más diversos escenarios.
El personaje más tierno y sufrido de la ópera es la esclava, Liù, una mujer llena de feminidad, dulce y entregada, dispuesta a sacrificarse por los demás, incluso a costa de perder su propia vida. Ella cuida al padre de Calaf, el anciano Timur (Calaf y su padre el rey Timur son fugitivos de su país, huyen de un usurpador al trono que les pertenece). Liù está enamorada de Calaf, que alguna vez le dirigió una sonrisa. Cuando se descubre que ella conoce el nombre del príncipe misterioso, es torturada pero se niega a revelar el nombre del príncipe y prefiere suicidarse. Calaf obsesionado por su princesa no piensa en nada más. Y no le importa ver a Liù y a su padre ser torturados.
La producción que veremos es de Andrei Serban, con casi cuatro décadas, que ha sido remozada por Jack Furness y todavía deslumbra positivamente con un brillo fresco, colores vivos y una animación impresionante que proporciona una fiesta visual espectacular. La coreografía de Kate Flatt trae fascinantes "fantasmas" que asumen un papel fundamental en la narración, con destreza y fluidez, con movimientos influenciados por las artes marciales chinas tradicionales, producen un telón de fondo fascinante para la puesta en escena.
La cruel princesa Turandot está interpretada por la soprano coloratura dramática Anna Pirozzi, fácilmente capaz de ascender en la elevada orquestación a la vez que produce cierta suavidad evocadora en los registros medio e inferior. El misterioso príncipe Calaf es interpretado por el tenor surcoreano Yonghoon Lee, un veterano en este papel. Liù está a cargo de la soprano sudafricana Masabane Cecilia Rangwanasha. La Orquesta del Royal Opera tiene la dirección de Sir Antonio Pappano, a quien pudimos ver dirigiendo la orquesta en la Coronación del Rey Carlos III y quien hace brillar como pocos orquesta y coro en la ópera. Junto a otros muchos personajes, como los tres ministros Ping, Pong y Pang, el rey Timur, o el pueblo de Pekín, logra una ópera grandiosa como pocas.
"Turandot" está alejada de las rutas del verismo atravesadas por Puccini, y el final aparentemente feliz no es realmente feliz de ninguna manera. Hay quienes pueden argumentar que la ópera representa el triunfo final del amor sobre el mal. Sin embargo, para mí es difícil creer que tal maldad, en la forma de la propia Princesa Turandot, pueda estar influenciada por algo tan intrínsecamente humano como el amor.
Final feliz o no, "Turandot" es un verdadero espectáculo, la música de Puccini arrebatadora, una cita a la que no podemos faltar este domingo 21 de mayo, a las 5:30 pm, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional.
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