De la sobriedad a la versatilidad, la evolución del estilo de Raquel Peña
Desde su primera gestión como vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña ha demostrado que la moda puede ser una herramienta de comunicación política
En la campaña de 2020, su estilo reflejaba sobriedad y discreción. Jeans, camisetas y zapatillas deportivas predominaban en su vestuario con un objetivo claro: la comodidad sin descuidar la presentación.
Los colores tendían a ser oscuros, una suerte de minimalismo funcional, reflejando así dos pérdidas personales no muy lejanas: el padre y el esposo. Además, vivir en un hotel mientras se procuraba un alojamiento acorde a su posición imposibilitaba un armario generoso.
Iniciando su gestión, Peña adoptó un estilo más clásico, con una paleta de colores neutros como blanco, negro, beige y azul marino. Este enfoque se reflejaba en trajes rectos, blazers ajustados y blusas sencillas, alineándose con el protocolo.
Marisol Almonte, asesora de imagen, destacó en un artículo para Diario Libre que “Raquel Peña siempre iba a lo seguro, con un binomio perfecto: blanco y negro”. Su estilo proyectaba claridad y orden, sin recurrir a elementos llamativos.
La vice, dicen quienes la conocen, no permite que la moda se imponga sobre sus gustos personales. Tampoco invierte una fortuna en el guardarropa e, incluso en el cuidado de su pelo y maquillaje, apuesta con frecuencia por lo más práctico: hacerlo ella misma. Le ayuda la figura, al parecer a resguardo de excesos alimenticios.
Tampoco la inquieta repetir atuendos o aparecer vestida exactamente igual en dos actividades el mismo día. Eso viene con el cargo y la necesidad de estar siempre dispuesta a reemplazar al presidente cuando este lo solicita, lo que ha introducido un elemento de flexibilidad y practicidad en sus hábitos de vestir.
Un estilo en evolución
Ya, poco antes de su segunda gestión, Peña comenzó a incorporar cambios en su imagen. Su guardarropa incluyó colores más vivos y cortes modernos, marcando una transición hacia un estilo más dinámico.
Uno de los ejemplos más destacados fue el conjunto que lució en la recepción internacional organizada por el presidente Luis Abinader en agosto de 2024: un pantalón palazzo y un blusón asimétrico en un tono “amarillo Narciso”, creado por su diseñador de cabecera, Luis Domínguez.
Según Domínguez, “en este segundo período, doña Raquel se siente más cómoda llevando colores, quizás no tan estridentes, pero sí más arriesgados”. Ese riesgo llega hasta la rodilla, como el vestido combinado con una americana que lució en la presentación de un libro del Grupo Inicia, la semana anterior.
Raquel Peña, la elegancia no se improvisa
El color como elemento de comunicación
El cambio en su paleta cromática, con colores cálidos y vivos, puede interpretarse como un reflejo de apertura y cambio. O como un mensaje en clave política que habla de dinamismo, asertividad y disposición para emprender nuevos retos.
Hay un 2028 electoral en el horizonte. La protección que daba un relativo anonimato ya no existe. También ha optado por vestidos midi, camiseros y trajes de dos piezas con chaquetas más entalladas. En eventos internacionales, sus elecciones han combinado formalidad con un enfoque más actual.
Además, ha incorporado texturas como el crepé y la seda, junto con detalles como lazos o volantes discretos, que ofrecen un equilibrio entre formalidad y cercanía.
Detalles distintivos
En contraste con su primera gestión, ahora utiliza accesorios de mayor presencia, como aretes de perlas o anillos delicados.
Durante la recepción en la Fortaleza Ozama, con motivo de la inauguración del nuevo periodo, combinó su conjunto con una cinturilla bordada con larimar, piedra nacional, y piezas de la diseñadora Mónica Varela, integrando un elemento local en su atuendo.
Raquel Peña ha utilizado sus apariciones públicas para visibilizar el trabajo de diseñadores nacionales como Luis Domínguez, Ana Entre Costuras o Mónica Varela.
También ha incluido marcas internacionales en momentos puntuales, como el look de Sandro Paris que usó en el lanzamiento del libro Pétalos y Flores.
El estilista Reading Pantaleón ha sido el artífice de esta transformación con nuevas opciones sin perder coherencia con su imagen previa. Su elección de conjuntos más modernos, como el usado en la ceremonia de juramentación presidencial de 2024, demuestra su disposición a explorar un estilo que mezcla tradición y actualidad.
El cambio en el estilo de Raquel Peña refleja su adaptación a las exigencias de su cargo. Luis Domínguez comenta: “Raquel se está viendo más versátil en el uso de piezas. Le gustan los camiseros, pantalones, blusas y faldas tres cuartos. Ha arriesgado más, pero siempre con moderación”.
Cada cambio en su imagen se interpreta como una necesidad de adaptación y funcionalidad, en consonancia con su rol político. Ella es una figura pública que utiliza la moda de manera estratégica, a horcajadas entre el profesionalismo y la cercanía. La política siempre está de moda.
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