Resonance Company: una revolución sostenible en la industria de la moda

Resonance Company ofrece una solución ecológica, rentable y escalable, un ejemplo de cómo la innovación, la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano en la industria de la moda

Lawrence Lenihan, Rosa Santos, Daniel Liranzo, Nashla Bogaert,Ginny Heinsen y Juan Alberto Mustafá. (Fuente externa)

La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo; genera enormes cantidades de residuos, emisiones de carbono y consumo de agua. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la producción de ropa y calzado representa el 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y el 20 % de las aguas residuales industriales. Además, cada año se desechan unos 92 millones de toneladas de textiles, lo que contribuye a la acumulación de basura y a la degradación de los ecosistemas.

Desde hace años, las noticias acerca del impacto ambiental de la industria de la moda y sus enormes cantidades de residuos, emisiones de carbono y consumo de agua han sido una constante voz de alerta. Pero ¿qué se está haciendo al respecto?

Panel “El futuro de la Sostenibilidad en la Moda”

Esta pregunta fue respondida en el panel “El futuro de la Sostenibilidad en la Moda”, en el que participaron la consultora y ambientalista Ginny Heinsen, la diseñadora Marina Spadafora y el empresario Lawrence Lenihan, cofundador y presidente de Resonance Company.

Es alentador enterarse de que se están poniendo en marcha alternativas responsables para reducir el impacto ambiental y social de la moda, mientras se abre un camino hacia la sostenibilidad rentable. Y más aún, si el origen de esta iniciativa se da en la República Dominicana.

Tal como dijo Ginny Heinsen en una de sus intervenciones: “Lo que no se comunica, no se vende”.  Ella se  refiere a la importancia de  informar acerca de que existe una start-up que forma parte de la transformación sostenible que necesita la industria de la moda.

Rita Brugal y Yudelka Checo. Por (Fuente externa)
Jeniffer Guzmán y María Blasco. Por (Fuente externa)
Tara Espinal, Fernando y Natalia Lama. Por (Fuente externa)
Oriett Domenech, Miguel Ángel González y María José Espaillat. Por (Fuente externa)

Cada año se desechan 92 mil millones de libras de textiles, el 30 % es  inventario no vendido. Esto puede cambiar con  la visión implementada por los empresarios Lawrence Lenihan y Christian Gheorghe  Su modelo de negocio consiste en diseñar, y fabricar las prendas solo después de que se venden, eliminando así el inventario y la sobreproducción al aplicar el cero desperdicio desde el inicio de la producción de la prenda. Además, utiliza materiales orgánicos reciclados, tintes naturales y procesos con un bajo consumo de agua y energía.

Durante su participación en el panel, Lawrence Lenihan se mostró muy emocionado y resaltó que la próxima revolución industrial se está construyendo en la República Dominicana, específicamente en Santiago de los Caballeros. “Estamos orgullosos de estar creando la tecnología más innovadora, una plataforma que hace crecer los negocios de manera rentable y sostenible, y una empresa que está devolviendo buenos empleos a este país", aseguró el cofundador de Resonance Company.

De las intenciones a las acciones

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Al finalizar el panel, tuvimos la oportunidad de visitar el laboratorio de desarrollo y la planta de fabricación de Resonance. Durante el recorrido, los colaboradores de la empresa nos presentaron los diferentes procesos por los que pasa una prenda. Al recibir el diseño, empieza su digitalización. Esto facilita el desglose por partes, incluyendo el estampado, que es la mayor fortaleza de este modelo de producción, pues cuando se habla de impresión digital, usualmente, se piensa que solo se puede hacer sobre tejidos artificiales, sin embargo, la fábrica maneja prendas con más de un 90 % de fibra natural, gracias un tratamiento previo que evita que el tejido se deforme por el calor durante el tintado.

La plataforma de inteligencia artificial que desarrolla Resonance Company se llama ONE y permite a los diseñadores crear colecciones personalizadas y adaptadas a las preferencias de sus  clientes, lo que contribuye a reducir los costes y los riesgos asociados con la producción tradicional. Asimismo, durante el proceso de producción pueden incluir a varias marcas o diseños en la misma línea, gracias a la implementación de códigos que sirven para diferenciar las piezas que son unificadas al final de la línea de producción antes de pasar a ensamblaje. En este punto es evidente que interviene el factor humano y una organización que también resulta innovadora en cuanto a módulos de ensamblaje y supervisión final de la prenda.

Resultados de ONE

La implementación de etiquetas de trazabilidad, tan importantes para evitar el greenwashing, es  otro punto para resaltar entre las innovaciones de las que fuimos testigos, ya que con la adición de un código QR en la prenda, tanto el diseñador como el consumidor final pueden no solo conocer su composición sino, también, rastrear todo el recorrido de esta en la cadena de producción antes de que llegara a sus manos.

Fue muy agradable comprobar que la mano de obra (cuentan en total con más de 200 empleados) que mueve este engranaje en su mayoría es local. Además, su modelo de fabricación utiliza un 50 % menos de material, un 97 % menos de tintes y un 75 % menos de agua que la fabricación tradicional, lo que se traduce en una reducción significativa de la huella ecológica de la moda.

Según sus datos, su sistema ha ahorrado 700 mil  galones de agua este año y ha generado prácticamente cero desperdicios de tela. Este último dato pudimos comprobarlo con algunos productos confeccionados por los operarios con los sobrantes de la producción, tales como: bultos o manteles de mesa, con lo que se acercan a cerrar la brecha del residuo cero.

Resonance Company ofrece una solución ecológica,  rentable y escalable, un ejemplo de cómo la innovación, la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano en la industria de la moda. Su propuesta no solo es un gran paso para la industria de la moda local, también representa una revolución que puede cambiar el futuro de la moda global, así como contribuir con  la protección del medioambiente y el bienestar de las personas. ¿Lo mejor?  Demuestra que todo esto es posible cuando las intenciones se convierten en acciones.