Viajando con Beethoven y su música; los años de juventud
Este año se celebran los 250 años del nacimiento, pero la pandemia impidió que los escenarios se abrieran para homenajearlo
Este año se celebran los 250 años del nacimiento de Ludwig Van Beethoven. El mundo se preparó para rendirle homenaje con fuegos artificiales, un cumpleaños a todo dar a un hombre hosco y poco amable que sin embargo puede ser considerado uno de los mas grandes compositores que jamás ha vivido. Llegó la pandemia y esta fiesta se vio reducida a espaciados conciertos de música de cámara y el mundo virtual se volvió el escenario para una celebración con poco brillo, acorde con los tiempos que vivimos. Pero su música está ahí, como parte de las alegrías y tragedias, se apega a ellas porque él era uno de nosotros, estaba allí, vivió sufrió y lo capturó todo. El viaje a través de su obra es lo mismo que el viaje de la vida en su máxima expresión, sabiduría y pasión.
Quiero hacer mi personal homenaje al este semidios, el compositor alemán Ludwig Van Beethoven en su 250 aniversario, al bien llamado Prometeo de la música, comentando sus sinfonías, los conciertos de piano, la música de piano solo, la música de cámara, su única opera, las misas, en una serie de artículos que escribo solo por el placer inmenso del amor a su grandiosa obra.
Nos atrevemos a dividir la obra de Beethoven en tres periodos, los años juveniles del 1792 al 1803, la edad mediana de 1803 al 1818 y los años finales o de reflexión hasta su fallecimiento.
De su juventud vienen las primeras 21 sonatas para piano, las dos primeras sinfonías, ocho sonatas para violín, los seis cuartetos para cuerdas op. 18 y tres de los cinco conciertos para piano y orquesta. Durante esos años se puede notar la influencia de los trabajos de Bach, Haydn y Mozart.
Comentaremos ahora, las dos primeras sinfonías
La Sinfonía Nº 1 en do mayor Op.21, fue estrenada el 2 de abril de 1800 en el Burgtheater de Viena, el mismo año en que finalizó su composición, aunque esbozos del último movimiento fueron fechados en 1795.1
El inicio de esta sinfonía y la sinfonía misma, se puede catalogar como una introducción a todo lo que escribirá Beethoven más tarde, el compositor se anticipa a sí mismo, explora en efecto numerosos nuevos horizontes. Se puede definir sucesivamente como lírica, serena, sombría, apasionada, tensa y dramática Otro de los aspectos a considerar en esta sinfonía es la influencia de la Revolución Francesa, de la que Beethoven era simpatizante, con sus típicos aires marciales. Es una premonición de los movimientos lentos de las sinfonías Tercera y Séptima. Es patente la influencia del compositor austriaco Joseph Haydn y se hace más evidente en las ejecuciones rápidas; de hecho, el movimiento más innovador de esta obra es el tercero, que es un scherzo, o movimiento rápido vivo y ligero, el cual usaría Beethoven de ahí en adelante.
Sinfonia No. 1 Claudio Abbado, Director , Filarmónica de Berlin.
En el año 1802 empiezan a detectarse los primeros síntomas de sordera, se retira al campo y tiene un periodo de depresión. En Heiligenstadt, cerca de Viena, compone su segunda sinfonía
La “Sinfonía Nº 2 en re mayor” Op.36, se terminó de escribir en 1802 y se estrenó el 5 de abril del año 1803 en el Theater an der Wien. A pesar de su estructura clásica, derivada de las sinfonías de Haydn - Beethoven se libera del estilo, y aparecen sus propias estructuras, instrumentación y rítmo. La libertad de la composición busca una frescura futura que el compositor insinúa con desparpajo y sin complejos. Esto se puede observar al escuchar el brillante primer movimiento, que termina con una coda que no hubiera escrito ninguno de sus predecesores. El adagio inicial posee un tema parecido al que usará en su última sinfonía. El larghetto, movimiento lento, contiene una de las más geniales melodías de Beethoven.
Sinfonia No. 2 Daniel Barenboim, Director, Orquesta del West Eastern Diván, Londres.
Esta música no nace espontáneamente, sino que se logra después de meses componiendo. Su método ya no es el intuitivo, como en Haydn y Mozart. Es el fruto de un largo trabajo lleno de correcciones, como lo demuestran sus cuadernos de apuntes.
En estas dos sinfonías, Beethoven ofrece los contrastes de una forma sinfónica perfecta, heredada del clasicismo puro, para abrir un nuevo camino a la experimentación.
En Beethoven no puede observarse una relación entre su estado personal y su obra. Existe una total separación entre el hombre que sufre y la mente que crea. Como decía Goethe ‘el clásico es sano, el romántico se queja’. Al llegar el romanticismo cambiaría el concepto y de los sufrimientos nacerían grandes obras.
Seguimos en nuestra próxima entrega.
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