Conoce las riquezas del Museo de Las Atarazanas
Naufragios y tesoros subacuáticos del mundo
En República Dominicana se erigió la primera ciudad del Nuevo Mundo. Pero, gran parte de nuestra historia no está a la vista, sino debajo del mar. Un tesoro subacuático dominicano y del mundo, de incalculable valor, reposa en el Museo de las Atarazanas Reales (MAR), un espacio que recoge interesantes hallazgos de bienes procedentes de nuestro fondo marino originadas en naufragios ocurridos en las aguas del litoral dominicano entre los Siglos XV y XIX.
El museo inaugurado en diciembre pasado con una inversión de 2.6 millones de dólares alberga 1,200 bienes y alrededor de 50 mil objetos que se han rescatado y se recrean con el uso de la tecnología 12 naufragios hasta ahora documentados en nuestras costas, incluido el que cambió el curso de la historia: el naufragio de la Santa María y la llegada a esta tierra de Cristóbal Colón.
Vida debajo del mar
En un recorrido guiado a Tiempo Libre por la arquitecta Maribel Villalona, coordinadora general del Programa Fomento al Turismo y el arquitecto Wilfredo Feliz, encargado de la restauración del edificio histórico, narraron el inicio de todo, justo en el siglo XV, cuando se produjo el encuentro entre dos culturas. “La información la presentamos en cuatro idiomas, inglés, español, portugués y ruso; las personas con discapacidad visual y motora tienen una experiencia interactiva, pues pueden tocar a través de las pantallas táctiles el lugar de cada naufragio y recibir información detallada”, indica Villalona.
Otro aspecto interesante del MAR es que tiene una experiencia sensorial, pues en la sala Anforario podemos revivir el olor de los aceites, la pólvora, el vino, brea y especias que eran transportadas en tinajas.
En otra sala se muestran varios audiovisuales con actores que fueron grabados en los puntos reales donde ocurrieron los naufragios, como el Barco de Guadalupe en Samaná. También, en otro corto con tecnología 3D, se expone cómo se cree que fue construido el Fuerte de la Natividad.
Seguimos caminando y llegamos a los siglos XVII y XVIII, donde se explica el establecimiento de la globalización comercial. Allí se exhiben piezas de familias, porcelanas traídas de Asia, vajillas que usaban los marinos, la artillería para la defensa, entre otras.
El museo está abierto de martes a viernes de 9:00 p.m. a 5:00 p.m., los sábados de 10:00 a.m. a 4:00 p.m. a un costo de RD$200 adultos y RD$100 niños.
Descubre nuestro patrimonio cultural extraído desde el fondo del mar.
Museo de las Atarazanas Reales. Calle La Atarazana esquina calle Vicente Celestino Duarte, No. 3, Ciudad Colonial.
El punto geográfico de nuestra isla sirvió como una ruta estratégica entre España y el continente Americano. “América aportaba además de alimentos, madera, oro y plata... Sin la plata de América no hubiera capitalismo en Europa. El capitalismo se basó en un elemento de intercambio que era la moneda”, precisa Wilfredo Feliz.
“Este museo debe llamar la atención para ponernos alertas, de que lo que quede de esos naufragios no sea saqueado”, reitera Maribel Villalona.
Los navíos franceses forman parte de nuestra historia. “La última batalla de Napoleón Bonaparte fue en costas dominicanas”, concluye Feliz.
Puntos de interés del MAR
El naufragio del Guadalupe y el Tolosa en 1724
Una familia perdió la vida en el navío de Tolosa, cuyo barco se hundió en las costas de Samaná, donde murieron más de 600 personas. Se trató de la familia Franco. En el Archivo de Indias de Sevilla está registrada la historia de las hermanas Beatriz, Francisca, María, Antonia y Juana Rodríguez Franco, huérfanas, quienes se disponían a llegar a Veracruz, México, a la casa de su tío Francisco, pero perecieron en el barco por causa de una tormenta tropical.
Se recuperó y se exhibe en el museo una pulsera de plata que perteneció a la madre fallecida en Cádiz, que seguramente iba en la muñeca de alguna de las hermanas.
Este hundimiento está relatado en un audiovisual basado en una carta que escribió el sobreviviente don Francisco Barrero Peláez a don Antonio de Sopeña, presidente de la Casa de Contratación de Cádiz.
Otro punto de interés es el del comercio holandés, cuyo capitán era Juan de Campos. Estos europeos transportaban pipas de caolín y uno de sus barcos fue encontrado en la isla Cabra, en Montecristi. Estas pipas se exhiben en el museo.
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