Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, un año de desamor
La ruptura entre el escritor peruano, premio Nobel de la literatura, y la conocida “socialité” fue una agridulce noticia durante las navidades del año pasado… Ahora, ambos llevan caminos separados, pero no han dudado en cruzar declaraciones
“Mi última ruptura no me dolió nada”. Así de contundente fue Isabel Preysler hace unos días en una entrevista con “El Hormiguero”, un programa de la televisión española. Hablaba, evidentemente, del final de su relación con Mario Vargas Llosa.
Y es que después de que el premio Nobel de literatura desafiara a su familia, rompiendo sus 50 años de matrimonio con su prima Patricia Llosa, y de que Isabel y él se enfrentaran juntos al juicio mediático al iniciar su relación en 2015… Su romance terminó a finales de 2022.
Ahora, un año después de su ruptura, ambos siguen caminos separados: ella, como dice, parece haber pasado página sin sufrimiento alguno. Y él, según apuntan los rumores, se ha reconciliado con la mujer a la que dejó tras celebrar sus bodas de oro.
Pero la historia que Isabel Preysler y Mario Vargas Llosas compartieron seguirá indeleble en las páginas del corazón.
Amor a fuego lento
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler. Él, escritor peruano y premio Nobel de literatura. Ella, de origen filipino, es toda una figura pública en la sociedad española, una “influencer” de los tiempos en los que esa palabra no existía y todo se contaba en papel o por televisión.
Su historia de amor comenzó en 1986, aunque en aquel momento fue solo una amistad laboral. Preysler entrevistó a Vargas Llosa para la revista ¡HOLA! y enseguida hubo una buena conexión entre ambos… Pero todo quedó ahí, al menos, durante casi 30 años, cuando un giro del destino hizo que sus caminos volvieran a cruzarse.
En 2015, durante un viaje a Londres patrocinado por el grupo empresarial español Porcelanosa, Isabel y Mario coincidieron en una cena de gala organizada por el entonces príncipe Carlos, actual monarca de Reino Unido.
Ella estaba viuda tras la muerte de Miguel Boyer. Él acababa de celebrar sus bodas de oro con Patricia Llosa. Todo apuntaría a que esos compromisos, los casi 15 años de diferencia de edad entre ambos, y sus respectivas carreras, serían razones de sobra para que aquel reencuentro avivase únicamente una amistad intelectual.
Al parecer, compartieron cinco meses de encuentros clandestinos, gracias en parte a las veladas de la realeza británica, aunque para muchos estas citas secretas comenzaron tras una noche en un teatro español.
En cualquier caso, la química que compartían evolucionó inevitablemente hacia la pasión y el amor. Un romance que desafió al ojo público y sacudió a la familia Vargas Llosa. Porque, aunque algunas fuentes decían que el escritor le había comentado su intención de separarse, esta parecía sorprenderse y enterarse a través de la prensa.
Contra viento y marea
“Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón”, dijo en un comunicado, refiriéndose a una publicación de ¡HOLA! que mostraba a Mario e Isabel juntos.
Patricia, que también es prima del laureado autor, pidió entonces respeto por su privacidad y la de su familia.
En el ojo del huracán, Vargas Llosa voló del que había sido su nido por décadas y se mudó a la mansión de Preysler en el lujoso barrio de Puerta de Hierro (Madrid).
Y, entre noches en el Teatro Real de la capital española y escapadas románticas, siguieron haciendo gala de su historia de amor en público, haciendo frente a las críticas.
“Ahora, mis noches son mucho más tranquilas, mucho más sosegadas”, dijo el escritor en 2017 a Harper’s Bazar, sobre ese cambio tan radical de vida para él: “creo que incluso tengo más tiempo para leer”.
Y es que la edad, y la inevitable marca del paso del tiempo en ambos, no parecía resentir la relación: “se disfruta de una forma diferente, pero la intensidad es exactamente igual”, dijo Preysler en la misma entrevista.
Juntos, Mario e Isabel desafiaron también a la pandemia y, más aún, a la convalecencia del escritor cuando sufrió Covid-19 en abril de 2022. Pero ese mismo año, los rumores de crisis en la relación empezaron a coger fuerza.
La prensa del corazón teorizaba sobre señales de vacaciones por separado y falta de convivencia en común. Mario e Isabel, que antes habían hecho pública gran parte de su vida en pareja, habían pasado a guardar un perfil más bajo.
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Final del cuento de hadas
A finales de diciembre de 2022, a pocos días del Año Nuevo, Isabel Preysler confirmó la noticia de la ruptura en una entrevista para la revista '¡HOLA!”, poniendo así fin a casi 8 años de una historia de amor que empezó como un desafío y se había consolidado como una de las parejas más icónicas de la sociedad hispanohablante.
“Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente”, dijo Isabel. Su entorno más cercano descartaba la presencia de terceras personas y señalaba los celos infundados del escritor como causa.
Por su parte, el círculo de confianza de Mario aludía al desgaste de la relación (o, como diría Shakira, “la monotonía”) y el hecho de tener intereses muy distintos, como razones que habrían torcido los renglones finales de su historia de amor.
“No me arrepiento de nada”, dijo el escritor a El País Semanal, y apuntó que Isabel y él eran “dos mundos muy distintos”.
Insistió en que no iba a hablar de ella y, si antaño aludió a que leía más y sus noches eran más tranquilas, en aquel momento también aludió a la literatura: “vuelvo a estar en mi casa rodeado de mis libros”.
Y, para sorpresa de todos, apenas unos meses después de la ruptura, empezaron nuevos rumores según los cuáles Mario Vargas Llosa habría regresado al nido en más de un sentido…
Porque también habría vuelto con Patricia: “no sé si es una reconciliación o no, pero es cierto que están pasando bastante tiempo juntos”, dijo a El País una fuente cercana al escritor.
En definitiva, los caminos de Preysler y Vargas Llosa parecen haberse separado definitivamente. Si bien de su primer encuentro a su romance hubo una interrupción de décadas, esta vez la historia sí que parece haber tenido un desenlace cuya brecha es insalvable, pero, a la vez, ambos parecen haber encontrado la felicidad tras la ruptura.
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