Gloria y final de Angelita, la hija predilecta del dictador Trujillo

Se fue sin pedir perdón

Cultivó sin arrepentimiento la megalomanía heredada de su padre. Murió de un derrrame cerebral el 21 de agosto de 2023, en Miami, donde residía.

Coronación de Angelita I como reina de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre. (Archivo General de la Nación)

¿Cómo recordar a Angelita Trujillo, la hija mimada y reina de la dictadura que desgarró a la República Dominicana durante 30 años? La pregunta no es ociosa si el relato de su vida abarca todos sus roles.

La menor del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo nació en 1939, en pleno auge de la dictadura que impuso a sangre y fuego su padre, y cultivó sin arrepentimiento la megalomanía heredada de este.

La noticia de su fallecimiento en Miami, a los 84 años, la ofreció su hijo, el actual aspirante presidencial Ramfis Domínguez Trujillo. Un derrame cerebral la llevó a la tumba cuando tenía pendiente publicar la segunda parte de sus memorias. La primera, en la que reivindicó a su padre gobernante - nunca tirano-, no circuló en la República Dominicana por disposición de la jueza de la Quinta Sala de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, Katia Gómez Germán.

Para su hijo, el presidente del Partido de la Esperanza Democrática (PED), murió su ángel de la guarda, “mi aliada, consejera, una de mis primeras razones de existir, una pérdida que me ha dejado devastado y me hace sangrar hasta el alma”.

Pero la partida de Angelita rememora en los dominicanos con memoria histórica no solo sus años de gloria. También hace revivir episodios de la vida de una mujer que no solo nunca se desvinculó de una tiranía implacable con quienes la cuestionaban, sino que fue consciente de su poder y lo utilizó a su favor, incluso en el ámbito de los arrebatos amorosos.

Conocida es la historia del matrimonio que conformaban Pilar Báez y el oficial Jean Awad, fallecidos a destiempo en circunstancias atribuidas al interés de Angelita en adueñarse del corazón del joven esposo. La hija, Pilar, compartió su versión sobre la muerte de sus padres en el libro “La verdad de la sangre”, publicado en 2010 en coautoría con Eva Álvarez.

Habló con Diario Libre para reafirmar que su dolor de hija, y el de toda su familia, no termina con la partida de Angelita. Considera que esa historia deben conocerla las nuevas generaciones de dominicanos para “que no se vuelva a repetir”.

La hija predilecta

María de los Ángeles Trujillo Martínez nació en París, en junio de 1939, fruto del tercer matrimonio del déspota con la dominicana hija de inmigrantes españoles María de los Ángeles Martínez Alba.

La predilección del dictador por su hija la convirtió en una adolescente de alto rango sociales e institucional. A través de sus hijos, Trujillo ponía de manifiesto su megalomanía y el culto a la personalidad que promovía.

Con casi 14 años, en 1953, Angelita representó al Gobierno dominicano en la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra. En su libro “Trujillo, mi padre” escribió que para la ocasión vistió un traje confeccionado a su medida en la afamada tienda de alta costura Saks Fifth Avenue, de Nueva York.

Con 16 años, fue coronada reina de la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, como “Angelita I”. El gran evento conmemorativo de los 25 años en el poder de Trujillo, celebrado en 1955, exhibió a la hija predilecta en el centro de los desfiles que buscaban mostrar al mundo las bondades de la dictadura.

El lujoso Yate Angelita, “adquirido” por Trujillo en 1955, fue uno de los buques insignia del poder y privilegios de la tiranía. “Incautan cheques y certificados por casi 30 millones de dólares en el Angelita”, tituló el diario El Caribe en su edición del sábado 16 de diciembre de 1961. Cuando Ramfis Trujillo se vio obligado a abandonar el país, tras encabezar los asesinatos y torturas de los ajusticiadores de su padre, utilizó la embarcación para escapar del país y llegar a la isla de Dominica.

“El Angelita” era el hospital infantil de Santo Domingo durante la llamada “era”. El que sigue siendo el principal hospital pediátrico dominicano lleva hoy el nombre del doctor Robert Reid Cabral, en homenaje a una de las víctimas de la dictadura. Murió el 6 de junio de 1961, con 32 años. Se quitó la vida tras ser acorralado por los temidos miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Su delito fue ayudar a esconder a los ajusticiadores de Trujillo.

Tras el tiranicidio que puso fin a 31 años de sangrienta dictadura, Angelita salió con su familia al exilio -dorado para muchos-. Primero se radicaron en España y más tarde ella establecería residencia en Miami.

Vino al país en dos ocasiones. En julio de 1975 pudo ingresar con un permiso del presidente Joaquín Balaguer, porque se mantenía la prohibición de entrada para todos los miembros de la familia Trujillo. Vino con su esposo, Luis José Domínguez. En junio de 2019 estuvo en Casa de Campo, La Romana, de manera discreta, según una publicación del diario El Nacional. Se dijo que en esa ocasión llegó acompañada de su esposo, dos hijas y varios nietos.

Sus memorias confirman que ni tuvo remordimientos ni entonó un mea culpa

Lejos de pedir perdón por ser parte y beneficiaria de ese régimen, la otrora reina dominicana escribió sus memorias para defender la honra de su padre.

Las hemerotecas no olvidan

La prensa libre que nació tras la tiranía está llena de testimonios de lo que representó la familia Trujillo en la República Dominicana. El director de la emblemática Revista ¡Ahora!, Rafael Molina Morilla, reaccionó ante la primera visita de Angelita. En la edición 611 de esa publicación, escribió:

“Aparentemente olvidó las torturas implacables, los asesinatos políticos, la venta de la patria al extranjero (Grenada Company, Alcoa, Falcobridge, La Yuquera, la exoneración de impuestos por 20 años al Central Romana, etc.), el robo de los fondos públicos, el despojo de tierras a los campesinos, la supresión mediante el terror de todas las libertades, las huelgas reprimidas a sangre y fuego, todo eso y más quedó olvidado, o fue elevado a la categoría de “necesidad histórica”. Se saben objeto del repudio nacional, y necesitan presentarse como mansos corderitos.”

Investigadora y autora de estudios sobre periodismo y comunicación en la República Dominicana. Ha sido reportera durante décadas en diarios nacionales. Es editora de Actualidad de Diario Libre.