Avelina Lésper y la corporeidad creada por Iván Tovar
La crítica da arte mexicana presentó la noche de este martes la conferencia “Iván Tovar, la metafísica de la carne”, en el marco de la exposición “Tovar Retrospectivo”
Crear un cuerpo que es una idea y anclarse desde él a la realidad. Una amplia visión de la surrealista obra del destacado pintor dominicano Iván Tovar, así planteada por la crítica de arte mexicana Avelina Lésper, quien la noche de este martes invitó a una reflexiva mirada a la creación de este artista en una conferencia que no estuvo exenta de los puntos sobre las íes.
“El cuerpo no es más que el espejo y la prolongación de algo que nos conduce desde la oscuridad y desde la luz entonces surge la obra de Iván Tovar”, leyó Lésper en un momento de charla que duró unos 26 minutos, escuchada con atención por un público que llenó a capacidad el auditorio del Museo de Arte Moderno, y las decenas de personas que tuvieron que verla y escucharla desde una pantalla en otro espacio habilitado en una de las salas.
El análisis de Lesper recorrió, en una lectura por momentos trastabillada, la arquitectura pictórica de Tovar desde sus símbolos, formas y su discurso filosófico.
“Hiciste una obra intemporal, te vengaste de las cronologías, la llevaste a la perpetua ceremonia de aquí y ahora. El ánima se escapa y se refugia en esas habitaciones, en tus obras. Misticismo pictórico, metafísica de la carne es el arte de Tovar”, apuntó en la charla auspiciada por la Fundación Iván Tovar.
Los puntos sobre las íes
Luego de finalizar la conferencia, nombrada “Iván Tovar, la metafísica de la carne”, y después de un largo aplauso del público, llegó el momento de las preguntas, escenario en que la reflexión sobre la obra del artista dominicano se hizo cuerpo que pisó fuerte y encantó a la mayoría de los asistentes.
Ante la pregunta sobre la posibilidad creativa de Tovar desde su experiencia y origen, Avelina Lésper abordó su evolución y exploración, en que tras ser un artista de imágenes correctas y típicas “se asesina a sí mismo” y “vuelve aprender a pintar”.
“¿Qué hubiera pasado con Tovar si se hubiera quedado en su pintura correcta? Lo hubiésemos olvidado. Estamos aquí porque Tovar se mató a sí mismo. Mató a Tovar. Se dijo, yo no voy a pintar esto. En ese abismo, en esa línea donde caminan muchos artistas, donde puede caminar un escritor, un músico, muchos mueren. Ese es el riesgo. Muchos mueren. Es mejor morir que ser olvidado y fue lo que hizo Tovar, se negó a ser olvidado”.
Tras esta puntualización, Lésper amplió lo expuesto anteriormente sobre el concepto del cuerpo reinventado y habitado por Tovar en su pintura. “Se alejó de todo eso, porque Tovar tenía muy claro una cosa, que tenemos muchísimos cuerpos. Somos miles de cuerpos”.
“¿Cuántas veces en nuestra vida desechamos el cuerpo en el que estamos ahorita? Piensen en eso. Muchísimas veces. ¿Cuántas veces se ha transformado este cuerpo por enfermedad, por desamor, por la felicidad…? Ese cuerpo es el que toma Tovar y lo hace, pero ese cuerpo no podía estar viviendo en Dominicana, ni en Ciudad de México. ¿Dónde podía vivir? En ese limbo. Junto a cubo, junto a una esfera, en una ventana que ve al vacío”.
La siguiente pregunta a Lésper levantó el rumor en la sala, e instaló el desconcierto.
“Es evidente en que su aproximación a Tovar a usted le falta mucho. Tovar tiene memoria, Tovar tiene mucho de telúrico, Tovar tiene una historia. Además de la poesía, le preguntaría. ¿Usted cree que ha hecho un ejercicio crítico de la obra de Tovar o un poema sobre la obra de Tovar? Esa es mi pregunta”, espetó un señor que tomó el micrófono.
Mientras el señor hacia la pregunta, Avelina Lésper mantuvo una actitud serena, imperturbable.
“La vida de los artistas está en su obra. Para conocer la obra de un artista hay que observarla, hay que analizarla en su resultado, lo que la obra es. Yo conozco de Tovar lo que tengo que conocer, que es su obra, y sí conozco su vida. Ahora, que Tovar desde su punto de vista tenga humor, y que desde su punto de vista tenga ciertas cosas, no significa que no pueda mencionar lo que, a mí, como crítica, me interesa de la obra de Tovar, que es lo que yo menciono. Ese es el ejercicio que hago”.
Y concluyó. “Ahora, que, si mi ensayo, lo que yo escribí, es poético, pues ayer un amigo dijo que muchas veces en el insulto va el elogio. Gracias por haber visto mi crítica con elogio”.
Un fuerte y prolongado aplauso cerró el episodio.
Ser desde el arte
A continuación, uno de los presentes leyó un poema que dijo le inspiró la obra de Tovar, expuesta en una de las salas del museo bajo el título “Tovar Retrospectivo”. En el siguiente turno, una señora expresó su admiración a Lésper.
Los dos últimos turnos fueron de dos jóvenes, uno interesado en que abordara la flora y fauna fantástica de Tovar, de la que Lésper señaló que el artista dominicano siguió una tradición pictórica de crear “una posibilidad distinta de vida”, y otro que le interpeló sobre la sobrevivencia del arte de Tovar en la actualidad en que “un plátano pegado en la pared es arte”.
“Sobrevivió a la guerra, sobrevivió a sus enfermedades, sobrevivió a sus carencias económicas, a sus problemas personales. Sobrevivió a todo eso. Es una nimiedad si sobrevive a una banana. Sobrevivió a cosas más serias, que es lo que le pasa a los artistas. El que pega una banana en la pared, no es un artista”.
Y finalizó con una invitación a ser desde el arte.
“Todos estos esfuerzos, todas estas iniciativas, con la obra de todos los artistas que están creando con enorme responsabilidad, enorme riesgo y mucha dedicación, artistas que no han cedido ni a la moda ni a la presión, que han continuado con su trabajo; con el acercamiento que hacen los que dedican sus horas a la contemplación del arte, a escuchar música, a leer un poema, a asistir un museo. Eso es lo que sigue alimentando el espíritu de la creación”.
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