María José Rincón y su pasión por las palabras
La filóloga hispánica y académica es consciente de que las lenguas no están aisladas y forman parte de nuestra alma
Para María José Rincón el mundo proviene de las palabras, de aquellas que van venciendo el tiempo y construyen puentes. Es consciente de que las lenguas no están aisladas y forman parte de nuestra alma.
Por ello, además de estudiarlas con fervor, divulga su diversidad lingüística y buen uso a través de su columna semanal en Diario Libre De la eñe a la zeta.
De la eñe a la zeta
Rincón es oriunda de Sevilla, España, y reside desde 1992 en Santo Domingo. Recuerda de pequeña, en su ciudad natal, haber escuchado a una pareja hablar en francés y quedarse colgada ante aquella sonoridad verbal.
También, la inquietud que le despertaban las palabras y la necesidad de averiguar su significado. Así que siempre tuvo claro que estudiaría Filología Hispánica y se especializó en español de América.
Más adelante, el camino la condujo a esta media isla del Caribe, donde se ha dedicado de lleno a la variedad dominicana del español. Actualmente, ocupa la Letra Z en la Academia Dominicana de la Lengua.
Ha elaborado y dirigido el diseño y la redacción de la primera y segunda edición del Diccionario del español dominicano. En 2019 publicó De la eñe a la zeta, obra en la que recopila sus primeras cuatrocientas columnas.
En 2022 publicó Indigenismos antillanos, acerca de la historia del léxico prehispánico americano adoptado por el español. En el presente, se encuentra coordinando el equipo dominicano de redacción del Diccionario histórico de la lengua española, de la RAE y del Tesoro lexicográfico del español en América, de la Universidad de La Laguna.
Rincón afirma que no se habla o se escribe mejor según la longitud de las voces o su supuesta extrañeza. La bondad de las palabras radica en la elección apropiada. A veces la clave está en aprender a consultar el diccionario, a sacarle partido.
En otras ocasiones, se trata de diversificar nuestras lecturas. Para el buen uso de la lengua no hay fórmulas mágicas, la lectura sigue siendo el recurso más eficaz. Cada lector va construyendo su propio gusto literario y perfilando su personalidad lectora.
Junto a María José he tenido la fortuna de apreciar la plenitud que nos otorga un buen clásico literario y de su pasión por las palabras. Asimismo, a leer poesía, como se disfruta de un manjar —de manera lenta— para evitar saturarse.
Ella dice que las almas afines irremediablemente se reconocen, pero yo no podría estar más agradecida por que haya sido posible.
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