Palabras del patio
Los préstamos forman parte de la vitalidad de las lenguas y de su historia
¡Cuánto hemos hablado de los préstamos! Las palabras que adoptamos de otras lenguas, necesarias o no, acaban formando parte de nuestro vocabulario. Y ha sido así desde que la lengua es lengua, y en todas las lenguas. ¿O creen que es el español la única lengua que toma prestadas palabras de otros idiomas?
Cuando de préstamos se trata tenemos que referirnos al inglés, lengua que está detrás de la mayoría de los extranjerismos que adopta el español en estos tiempos.
Hoy vamos a darle la vuelta a la tortilla (cambiar de perspectiva nunca viene mal) y vamos a fijarnos en algunas palabras que el inglés ha tomado prestadas del español.
Hoy no vamos a fijarnos en los anglicismos (palabras que el español toma del inglés), sino en los hispanismos (palabras que otras lenguas, en este caso el inglés) toman del español.
Decir bien los años
Una de mis primeras experiencias con esta doble vía en el recorrido de los préstamos fue la de la palabra poncho. Me vi obligada por la lluvia a comprar un impermeable (chubasquero, capa de agua, etc.) en el estadio de los Mets.
La dependienta, que no era latina, me preguntó en un perfecto inglés si lo que quería era un poncho, una palabra del español que ha sido adoptada por el inglés.
No hay chivo liniero que se precie sin la presencia del orégano, esa hierba aromática que le presta su sabor característico. El nombre orégano procede del latín origanum, lengua que ya lo había tomado prestado del griego oríganon.
El baile de préstamos no se acaba aquí. De nuestra lengua ha tomado prestado el inglés el nombre de este condimento. Claro está, en inglés se acomoda y se escribe sin tilde, precisamente porque este signo es extraño a su ortografía.
En una cabriola casi circense llegamos al rodeo, ese espectáculo deportivo en el que se montan reses o caballos bravíos.
Pues bien, en inglés esta actividad también se denomina rodeo, un sustantivo que ha tomado del español, y que en nuestra lengua tiene su origen en el verbo rodear. También en el ámbito ganadero el inglés se apropió de corral y de rancho, que adaptó como ranch.
Ni que decir tiene que de mosquitos por aquí sabemos un poco. Ese insecto de tamaño diminuto, su característico zumbido y su no menos molesta, y hasta peligrosa, picadura pueden hacernos pasar un mal rato y hasta una noche en claro.
Pues bien, hemos exportado su nombre y en inglés el mosquito, diminutivo de mosco, también se llama mosquito.
Desde luego, si les temen a los mosquitos, aléjense de los patios. Su nombre, de origen incierto en español, como nos recuerda el Diccionario de la lengua española, ha pasado a la lengua inglesa para referirse, como en la nuestra, a un espacio cerrado que suele estar descubierto o al aire libre.
En el español dominicano el patio amplía notablemente su extensión y lo usamos para designar el entorno en el que vivimos o trabajamos; incluso con patio nos referimos a toda la República Dominicana, y así, por ejemplo, podemos leer noticias del patio.
¿Préstamos sí? ¿Préstamos no? No es necesario deshojar la margarita. La respuesta está clara. Los préstamos forman parte de la vitalidad de las lenguas y de su historia, pero nos gustan mucho más cuando son necesarios.
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