La estafa de la vida de Instagram hace gastar demasiado

En mis consultorías financieras he visto muchas personas mal ubicadas financieramente y no se dan cuenta de que es por haber seguido, sin darse cuenta, esa influencia social

La vida de Instagram que la mayoría muestra es lo que quieren que los demás vean. (Luiggy Morales)

Antes nos comparábamos con personas de cuyas vidas podíamos saber bastante. Luego, comenzamos a querer lo que personajes públicos muy conocidos vivían. Ahora, cualquiera puede mostrarnos una parte de su vida que nos hace pensar que es el todo, y deseamos tener también esa experiencia.

Y lo más importante: son tantas vidas las que vemos que terminamos pensando que la nuestra debería ser muy diferente a lo que es.

La vida que la mayoría muestra en Instagram es lo que quieren que los demás vean. Y como somos guiados para cubrir necesidades, las redes sociales han venido a servir de gran ayuda. La necesidad de reconocimiento se consigue fácilmente, solo tenemos que postear algo que haga que los demás piensen que debo ser reconocido.

Si pensamos de manera racional, podemos diferenciar la ficción de la realidad, sabiendo que una parte no es el todo y qué persiguen con las publicaciones, así logramos decidir armar nuestra propia vida.

  • Influenciadores con ropa prestada o regalada nos animan a adquirir la vestimenta por la cual ellos están siendo recompensados.
  • Personas con baja autoestima se muestran en lugares y queremos ir a los mismos.
  • Profesionales que venden sueños nos motivan a comprarles sus programas.

Y así nuestro dinero se va volando sin darnos cuenta en qué. Y peor, ese dinero nos hace falta para varias adquisiciones, algunas hasta esenciales para nuestra vida diaria.

Y hasta empeñamos nuestro próximo salario comprando con la tarjeta de crédito cosas que no necesitamos prioritariamente. Salario que necesitaremos para lo que sí es importante y prioritario.

–Diego Sosa, la sociedad me obliga a vivir de esa manera.

Trabaja tu autoestima

Aquí amplío el tema de la autoestima que pincelé en un párrafo anterior. Cuando no me influencia lo que otros hacen es porque tengo mis metas claras y sé quién soy y lo que me llena. De lo contrario, estaré buscando en las publicaciones de los demás lo que llene mi espacio vacío.

El otro tuvo sus motivaciones para hacer esa publicación. Como puse de ejemplo, uno lo hizo para que le regalaran la ropa o porque le pagaron para influenciarnos con que la compremos.

Otra persona quiere quedarse con parte de nuestro dinero vendiendo su maravillosa fórmula mágica en forma de certificación. Y está también aquella que lo importante del viaje no era vivirlo, sino que todos supieran de su logro y así le admiraran.

Como vemos, quizá no encaja en nuestros objetivos, mucho menos en nuestras prioridades. Hemos gastado dinero en comprar los zapatos de tal influenciador, viajado a tal país que aquel fue y hecho una certificación que me prometía hacerme el mejor tal cosa de Latinoamérica.

¿Cuáles eran mis prioridades? Quizá no las tengo escritas y claras, por eso usé el dinero que tenía a mano para lograr lo que los otros me decían que era la gran vida.

¿Es mi prioridad que la gente reconozca algo en mí? ¿Quiero llamar la atención? ¿Deseo hacerme rico? Lo único importante es lo que decidas tú que es importante.

Solo con mi cabeza clara no usaré mi dinero en adquisiciones inmediatas. En mis consultorías financieras he visto tantas personas mal ubicadas financieramente y no se dan cuenta que es por haber seguido, sin darse cuenta, esa influencia social.

Por eso ser influenciador es una ocupación tan difundida y en ocasiones bien paga.

Conferencista, consultor, coach y escritor con 20 libros publicados. Dirigió por 10 años una de las empresas del Grupo Siemens en Argentina, Brasil y Alemania.