¿Comer o ir al psicólogo?

El alto costo de vida y la inseguridad económica que afecta a la población dominicana impiden que muchas personas se enfoquen en su bienestar emocional

La salud mental está profundamente ligada a la estabilidad económica, y en la República Dominicana, el alto costo de vida y la inseguridad laboral afectan gravemente el bienestar emocional de la población. (Shutterstock)

Tener trabajo, donde vivir, que darle de comer a tus hijos y cómo pagar tu casa también es salud mental. Nadie puede estar en paz y equilibrado si no sabe cómo va a pagar sus deudas.

Según el modelo de la pirámide de Maslow, cuando las personas no pueden cubrir gastos esenciales como alimentación, vivienda o medicamentos, la salud mental queda relegada a un segundo plano.

El alto costo de vida y la inseguridad económica que afecta a la población dominicana impiden que muchas personas se enfoquen en su bienestar emocional, ya que la mayoría de sus recursos están destinados a cubrir necesidades inmediatas.

Economía y trabajo

Las presiones económicas, la falta de seguridad laboral y social, y el acceso limitado a los servicios de salud mental crean un círculo vicioso que afecta tanto a la salud física como a la mental.

La salud mental, a pesar de ser crucial para el bienestar integral, ha sido históricamente desatendida. Nos lo tomamos muy a la ligera, como dominicanos al fin. Pero muchas personas sufren de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales, la violencia se ha incrementado, y los suicidios cada vez son más normalizados.

Muchos no pueden acceder a la atención que necesitan. Según datos recientes, el sistema de salud pública en el país ofrece muy pocas opciones. Los hospitales públicos están saturados, y los servicios de atención psicológica y psiquiátrica son insuficientes para cubrir la demanda.

A eso se le suma  la falta de cobertura. Muchos seguros médicos no cubren los costos de salud mental, o lo hacen de manera muy limitada, dejando a miles de personas sin acceso a un tratamiento adecuado.

Medidas a tomar

Esta realidad nos obliga a reflexionar: ¿qué podemos hacer como país, como comunidad, como familia? Para empezar, es fundamental que el gobierno invierta más en salud mental. Tenemos el gran trabajo de concientizar a nuestra gente con relación a la salud mental, crear redes de apoyo comunitaria.

Nos toca  romper el estigma que rodea la salud mental. Pedir ayuda profesional no debería ser un lujo ni un tabú. Comer es una necesidad, pero ir al psicólogo también lo es. Sin una salud mental estable, no podemos construir familias ni una sociedad sana.

Psicóloga clínica y terapeuta familiar y de pareja. Directora del Centro de Sanidad Emocional y Psicoterapia. Contacto de consulta: 809-848-7008

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