Comprendamos la disfagia

Más allá de la deglución, cómo la disfagia afecta la nutrición y la vida diaria

La disfagia es una condición que dificulta la deglución de alimentos y líquidos. (Shutterstock)

La disfagia, una condición que dificulta la deglución de alimentos y líquidos, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y la nutrición de quienes la padecen. Desde una perspectiva científica, es esencial comprender esta condición y su manejo nutricional para garantizar la adecuada ingesta de alimentos y líquidos, así como prevenir complicaciones asociadas. En este artículo, exploraremos qué es la disfagia, cómo afecta la alimentación y qué estrategias nutricionales son recomendadas por la ciencia para su manejo.

Puede ser causada por una variedad de condiciones médicas, como accidentes cerebrovasculares, enfermedades neurológicas, enfermedades musculares o estructurales del esófago, entre otras. Esta condición puede presentar riesgos graves, como aspiración pulmonar y desnutrición, si no se maneja adecuadamente.

La disfagia puede afectar significativamente la capacidad de una persona para obtener los nutrientes y la hidratación adecuados. Algunos de los impactos incluyen:

Desnutrición: La dificultad para tragar puede llevar a una ingesta inadecuada de alimentos, lo que puede resultar en desnutrición y pérdida de peso.

Deshidratación: La dificultad para consumir líquidos puede conducir a la deshidratación, especialmente si la persona evita beber por miedo a la aspiración.

Riesgo de aspiración: La disfagia aumenta el riesgo de que los alimentos o líquidos ingresen a las vías respiratorias en lugar del tracto digestivo, lo que puede provocar neumonía por aspiración u otras complicaciones respiratorias.

Considere las siguientes recomendaciones:

1. Consistencia de los alimentos: Se suelen recomendar dietas modificadas en textura para adaptarse a la capacidad de deglución del paciente. Esto puede incluir alimentos líquidos espesados, purés suaves o alimentos triturados, dependiendo del grado de disfagia.

2. Estrategias de Alimentación: Es importante que el paciente coma en posición vertical, tome pequeños bocados y mastique bien los alimentos. También se pueden recomendar pausas y movimientos específicos de la cabeza para ayudar en la deglución.

3. Suplementos Nutricionales: En casos de desnutrición o dificultad para obtener suficientes nutrientes de los alimentos, se pueden recetar suplementos nutricionales líquidos o en polvo para garantizar una ingesta adecuada de calorías, proteínas y otros nutrientes esenciales.

4. Fluidos Espesados: para aquellos con dificultad para tragar líquidos, los líquidos espesados pueden ser una opción. Estos productos espesantes se agregan al agua y otras bebidas para aumentar su viscosidad y facilitar la deglución.

5. Seguimiento médico y nutricional: Es fundamental que los pacientes con disfagia sean seguidos de cerca por un equipo médico multidisciplinario, que puede incluir médicos, nutricionistas y patólogos del habla y el lenguaje. Este equipo puede monitorear la progresión de la disfagia y ajustar el plan de manejo nutricional según sea necesario.

Numerosos estudios respaldan estas estrategias de manejo nutricional para la disfagia:

- Estudio de García et al., 2017: publicado en Dysphagia, este estudio encontró que las dietas modificadas en textura mejoraron la seguridad de la deglución y redujeron el riesgo de aspiración en pacientes con disfagia orofaríngea.

- Revisión de Wakasugi et al., 2020: en su revisión publicada en Nutrients, encontraron que los suplementos nutricionales mejoraron significativamente el estado nutricional y la calidad de vida en pacientes con disfagia.

- Estudio de Clavé et al., 2016: publicado en Current Opinion in Gastroenterology, sugiere que las estrategias de alimentación y los líquidos espesados pueden mejorar la seguridad de la deglución y reducir los riesgos de aspiración.

El manejo nutricional de la disfagia se centra en adaptar las texturas de los alimentos, proporcionar suplementos nutricionales cuando sea necesario y utilizar estrategias específicas de alimentación para mejorar la seguridad de la deglución.

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).

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