Truco de la abstinencia por falta de disponibilidad
Si queremos comprar algo y no logramos tener el dinero, lo mejor es aplicarnos una abstinencia obligatoria para hacer realidad nuestro deseo
Mucha gente no ha formado el capital que quisiera a pesar de haber trabajado suficiente para haberlo logrado. El motivo principal, si le preguntamos, es que: “El dinero no alcanza”. ¿Los que logran crear un patrimonio lo hacen porque ganan más? La experiencia me dice que no es el principal motivo.
Cuando nos acostumbramos a gastar según lo que tenemos disponible es imposible que el dinero alcance para más allá de cubrir gastos inmediatos. Porque la disponibilidad hace que surjan adquisiciones que solo se hacen si tenemos posibilidad de dinero. Si nos antojamos de algo y no tenemos disponible, es muy probable que no lo compremos.
Incluyo dentro de la disponibilidad a las tarjetas de crédito y los préstamos de consumo. Muchos son los que usan este dinero como si no lo tuvieran que sufragar en la fecha de pago de su amiga plástica. Se lleva el inmediatismo a un gasto en intereses de deudas, dinero que no se transforma en adquisiciones.
¿No podemos ahorrar porque el dinero no alcanza?
A los que describí anteriormente, los que gastan según lo que tienen disponible, tampoco les alcanzará para ahorrar si no cambian su forma de utilizar el dinero, la de gastar según el disponible que tengan. Pero algo pueden hacer si deciden priorizar la construcción de patrimonio ante la impotencia de la falta de ingreso.
Pueden practicar la abstinencia por falta de disponibilidad.
Si el problema es que no sobra para construir capital, la solución es hacer que no sobre para lo que consideramos menos prioritario. Como la pizza que pedimos o la salida a comer fuera el día que entra dinero a la cuenta.
Es fácil, guarda de lo que entra… eso es priorizar el uso del dinero para la creación de patrimonio. Mándalo a una cuenta de inversiones de difícil, no imposible, acceso.
Nos ponemos un débito automático de la cantidad asignada y alimentamos esa cuenta de inversión. Puede ser un fondo mutuo, por ejemplo. Lo menciono porque conlleva el trámite más sencillo para transferir y poner a producir de inmediato.
¿No alcanzará entonces para la pizza? Imagino que sí, quizá dejemos otras cosas que no sean tan prioritarias como la amiga del queso. Quizá revisamos nuestros gastos y nos damos cuenta que hay algunos que no traen nada a nuestra vida, como una tarjeta de crédito financiada, un gimnasio que no estamos asistiendo, varios servicios que me cubren la misma necesidad, etc.
Este truco le es de utilidad a los que quieren lograr algo que no están alcanzando y tienen la costumbre de gastar de acuerdo a lo que les va quedando disponible. ¿Haces la prueba?
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