Un remedio para la derrota

El sentido de la palabra cultura, desde aquel primitivo que se refiere a la acción y el efecto de cultivar la tierra

El sentido de la palabra cultura, desde aquel primitivo que se refiere a la acción y el efecto de cultivar la tierra, de la labor de la tierra y los frutos que obtenemos de ella, deriva en este de hoy con el que nos referimos a los modos de vivir y de conocer, de interpretar y transformar el mundo. Para Emilio Lledó, con quien no puedo estar más de acuerdo, «el inagotable paraíso de la lectura» se convierte en un inmenso espacio de cultura. 

La educación para la lectura, por tanto, es una forma de cultivar, de preparar para la siembra, de sembrar y de producir alimento. La cultura de un pueblo, escribe Lledó, «no se mide solo en la mayor cantidad de museos, de bibliotecas, de medios de comunicación», sino en algo mucho más sencillo, y tan complejo a la vez, en saber «convertir los ojos infantiles o juveniles en visión, y enriquecer, así, la luz del sol con la luz íntima y singular de cada inteligencia». Pero no se aprende a mirar solo, no se aprende a leer solo, de nuevo Lledó nos recuerda que «se necesita la compañía de un maestro que haga sentir lo que los libros dicen y apreciar, en el sonido de las páginas que pasan, como se avientan las semillas, las ideas que encierran». Los poetas saben siempre expresarlo como nadie: «El libro es fuerza, es valor, es alimento, antorcha del pensamiento», escribió Rubén Darío. 

¿Qué más queremos enseñarles a nuestros niños? Iluminemos su mirada y ellos harán el resto. Alimentemos esa mirada con libros y ellos serán, como nos dice Lledó, «un remedio para tanta derrota».


María José Rincón González, filóloga y lexicógrafa. Apasionada de las palabras, también desde la letra Zeta de la Academia Dominicana de la Lengua.