Katharine Hepburn, genio y figura más allá de la sepultura
Hepburn, la actriz ganadora de cuatro Oscar, un récord todavía no superado por ninguna otra
Sus interpretaciones en la gran pantalla la hicieron una de las más relevantes estrellas del cine, mientras que su fuerte personalidad y su permanente ruptura de los estereotipos sociales, la convirtieron en uno de los mitos del siglo XX, recordada para siempre.
Educada en el liberalismo
Nacida en 1907 y criada en Connecticut por unos padres reformistas y de clase alta, su entorno era mucho más libre del que se vivía en la América de la época.
La influencia de sus padres, pero especialmente de su madre, una activista política y sufragista, tuvo mucho que ver en la forma de ser de Hepburn. La educaron, al igual que a sus hermanos, en la libertad de expresión y a pensar por sí misma, lo que le ayudó a solventar futuros problemas en su adultez.
Desarrolló un carácter fuerte y una personalidad de mujer independiente, segura, inteligente y con lengua afilada. Rara vez cayó en sus opiniones y nunca le importaron los comentarios de los demás.
Pionera desde el punto de vista social, político y estético, obvió los estrictos códigos femeninos de los años 30 y 40 del siglo pasado, con sus trajes de sastre, pantalones con pinzas, camisas masculinas remangadas y zapatillas deportivas.
Demostró que se podía ser una estrella sin obedecer los dictados de la industria de Hollywood.
Esta personalidad y su porte aristocrático se reflejaron en sus personajes cinematográficos que parecían ser una prolongación de sí misma:La revoltosa, vanidosa y caprichosa en “Historias de Filadelfia” (1940, George Cukor), con James Stewart y Cary Grant; la estirada misionera en “la Reina de África” (1951, John Huston), con Humphrey Bogart; la pionera en la lucha contra el racismo en “Adivina quién viene esta noche” (1967, Stanley Kramer), con su compañero durante décadas, Spencer Tracy, quien murió al poco tiempo y fue el motivo por el que Katharine Hepburn nunca quiso verla; la enigmática Leonor de Aquitania en “El león en invierno” (1968, Anthony Harvey) junto a Peter O’ Toole, o su canto del cisne en “En el estanque dorado” (1981, Mark Rydell ) junto a Henry Fonda.SU RELACIÓN CON SPENCER TRACY, EL ESCÁNDALO MÁS SONADO. Divorciada, tuvo relaciones con hombres conocidos del cine como Howard Hughes o John Ford, pero la más escandalosa para el Hollywood puritano de la época fue la que mantuvo durante más de 20 años con Spencer Tracy, que estaba casado y era profundamente católico, quizá por eso éste nunca solicitó el divorcio, aunque tampoco la actriz se lo pidió.
Estuvieron juntos hasta la muerte del actor en 1967 y nunca convivieron en una misma casa, teniendo cada uno la suya.
“Vivimos una relación de una forma muy abierta, nunca me molestó tener una relación con un hombre casado y tanto su mujer como yo vivimos ignorándolo mutuamente", afirmó la actriz en una entrevista en 1962. "He tenido veinte años de compañía perfecta con un hombre entre los hombres…". "Él es mi roca y protección. Nunca me he arrepentido", concluía.
Tampoco este capítulo de su vida le supuso un obstáculo para seguir con su carrera, una de las más brillantes de la historia del cine.
Sigue teniendo el récord de ser la actriz con más premios Óscar ganados. Fueron cuatro, de doce nominaciones, todas como protagonista, y conseguidos por sus interpretaciones en las cintas "The Morning Glory"/ “Gloria de un día" (1933), "Guess Who's Coming to Dinner"/ "Adivina quién viene a cenar esta noche" (1967), "The Lion in Winter"/"El león en invierno" (1968), y "On Golden Pond"/ “En el estanque dorado” (1981), con Henry Fonda.
Además, obtuvo dos Bafta del cine británico, premios de interpretación en Cannes y Venecia y otros reconocimientos a su trabajo, que lo componen medio centenar de películas y grandes obras de teatro.
Vida plena
A los ochenta años publicó un libro de memorias, "¿Cómo se rodó 'La Reina de África'? O cómo fui a África con Bogart, Bacall y Huston y casi me volví loca" (1990), que fue un éxito rotundo de ventas, al que siguió su afamada autobiografía "Yo. Historias de mi vida" en 1991.
Mientras rodaba el telefilm "Una Navidad Diferente", en 1994, anunció su retirada de la vida pública al padecer cáncer de piel y Parkinson, aunque las enfermedades no le impidieron llegar a la longevidad.
Murió en 2003 a los 96 años, tras una vida que ella misma calificó de "afortunada y feliz".
A ello contribuyó su carácter y su profesión, en la que se sintió cómoda, a pesar de una libertad difícil de encontrar en las costumbres de la época.
"Tengo una naturaleza feliz. Me gusta la lluvia. Me gusta el sol, el calor, el frío, las montañas, el mar, las flores, el... Bueno, me gusta la vida y he tenido mucha suerte. ¿Por qué no sería feliz?".
"No lamento nada de lo que he hecho. Lo disfruté en cada momento”.
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