Jeannie Ferreras: "Las redes sociales facilitan que los jóvenes alcen su voz contra la violencia"

Jeannie Ferreras Gómez, oficial nacional del Programa de Género y Juventud del UNFPA, ofrece una perspectiva sobre la realidad de la violencia contra la mujer en las nuevas generaciones

Jeannie Ferreras Gómez, oficial nacional del programa de Género y Juventud del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), analiza la realidad de la violencia de género entre los jóvenes de la generación Z. (Dania Acevedo/Diario Libre)

Los jóvenes de la generación Z (o Centennials) no son tan solo nativos digitales atrapados en un mar de pantallas, sino individuos conscientes, empáticos y decididos a marcar la diferencia.

Este grupo se caracteriza por su fuerte espíritu emprendedor y su deseo de alinear sus valores con los de las marcas que consumen porque la autenticidad, la transparencia y la responsabilidad social y ambiental son fundamentales para ellos.

Crecieron en un mundo interconectado, donde la información circula de manera vertiginosa, y en el que captar la atención se ha convertido en un desafío constante. Pero, ¿qué pasa cuando enfrentan temas como la violencia contra la mujer?

La violencia de género no tiene edad. Y, aunque los más jóvenes están cada vez más sensibilizados ante este problema, ¿realmente entienden su magnitud? ¿Son capaces de identificar situaciones de abuso, violencia o discriminación? Y, lo más importante, ¿saben cómo enfrentarlas?

La educación en igualdad y respeto, desde tempranas edades, es clave para erradicar este flagelo social. Es una carrera de largo plazo, pero mientras los frutos de esta educación maduran, la realidad sigue siendo alarmante: una mujer es asesinada cada 10 minutos en alguna parte del mundo,

Jeannie Ferreras Gómez, oficial nacional del Programa de Género y Juventud del UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas), ofrece una perspectiva de cuál es la realidad de la violencia contra la mujer en esta nueva generación en la República Dominicana.

Hoy celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ¿crees que los jóvenes (de la generación Z) están más sensibilizados con este tema?

Entendemos que sí hay una importante proporción de jóvenes de la Generación Z sensibilizados y sensibilizadas sobre la situación de violencia contra la mujer.

Esta generación cuenta con mejor acceso a las tecnologías de la información y están en constante contacto con los temas sociales, expuestos y expuestas a diversas perspectivas y realidades.

Sin embargo, es importante destacar que la sensibilización por sí sola no garantiza un cambio de comportamiento ni de normas sociales en cuanto a la prevención de la violencia.

Son necesarias las políticas públicas que aborden las causas profundas de la violencia que se tejen en las normas sociales y culturales discriminatorias, iniciativas que permitan prevenir los casos de violencia, así como brindar atención, persecución, sanción y reparación a las víctimas.

Además, es sin duda una generación que enfrenta nuevos ámbitos, donde se producen situaciones de violencia, como el ciberespacio, y cobran forma otras expresiones como la violencia de género facilitada por la tecnología.

¿No hemos avanzado nada?

Hemos avanzado. La República Dominicana ha realizado avances significativos en la lucha de la violencia contra la mujer.

El país ha fortalecido su marco legal para proteger los derechos de las mujeres, cuenta con planes nacionales estratégicos que guían las acciones en esta materia y ha mejorado la cantidad, calidad y acceso a servicios integrales para las víctimas.

Se han reforzado acciones de prevención y atención a través de capacitaciones especializadas, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), y se ha fortalecido la capacidad de servidores y servidoras públicas para el manejo especializado de casos de violencia basada en género, intrafamiliar y delitos sexuales.

A pesar de estos avances persisten importantes desafíos como es la ausencia de un marco legal que dé respuesta a cuestiones tan importantes como la tipificación del feminicidio, el reconocimiento de nuevos tipos de violencia y espacios públicos y privados de manifestación.

En ese sentido UNFPA ha colaborado por más de una década en las iniciativas que impulsan la aprobación de una Ley Integral que ampliará las medidas para su abordaje.

Es crucial la aprobación del Proyecto de Ley que crea el Sistema Integral para la Prevención, Atención, Persecución, Sanción y Reparación para la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres, que propicie la coordinación, planificación y ejecución de acciones articuladas para involucrar a todos los poderes públicos en la protección de las mujeres.

Este sistema es clave para contribuir con instituciones más fuertes, eficientes, accesibles y sensibles a las necesidades de las sobrevivientes.

Estos logros reflejan un compromiso del país por erradicar la violencia contra la mujer y construir una sociedad más justa e igualitaria.

Avances en materia de violencia y contribución del UNFPA

  • Contribución hacia un marco legal más robusto para la protección de los derechos de las mujeres. Fortalecimiento de la Ley 24-97 para brindar un marco legal sólido que proteja a las mujeres. Asimismo, se impulsa la aprobación de una Ley Integral que ampliará las medidas de prevención y atención a la violencia de género. 

  • El país cuenta con Planes Nacionales como el Plan Estratégico por una Vida Libre de Violencia 2020-2024 y los Planes Nacionales de Igualdad y Equidad de Género (I, II y III-Al 2030), impulsados por el Ministerio de la Mujer, con el apoyo del UNFPA. 

  • Se trabaja en la mejora de la calidad de servicios integrales de respuesta a la violencia contra las mujeres en base a estándares y principios internacionales, a través de la integración de la República Dominicana a la iniciativa del Paquete de Servicios Esenciales para Atención de Violencia contra las Mujeres, promoviendo la coordinación entre los sectores de salud, servicios sociales, policía y justicia. 

  • En curso el fortalecimiento de capacidades de cientos de servidores/as públicos para manejo especializado de la violencia basada en género a nivel nacional, en entrenamientos nacionales e internacionales, a través de cursos, talleres y diplomados interinstitucionales con aval académico. 

  • Empoderamiento de niños, niñas y adolescentes con iniciativas de UNFPA, como Amore´ sin violencia o Fabricando Sueños, alcanzando miles de adolescentes para fortalecer sus conocimientos acerca de derechos humanos, salud integral, prevención de embarazos, uniones tempranas y violencia, o proyectos de vida.

¿Son las nuevas generaciones más violentas que antes?

No existe evidencia concluyente que demuestre que las nuevas generaciones sean inherentemente más violentas que las anteriores. La percepción de un aumento en la violencia juvenil suele estar influenciada, sin que sea esto justificación, por factores como:

  • La rápida difusión de los actos violentos crea la impresión de que son más frecuentes.
  • Los necesarios cambios sociales están desnaturalizando la violencia que antes se veía como aceptable.
  • La falta de acceso a educación, empleo y servicios básicos puede generar frustración y desencadenar comportamientos violentos.

Desde una perspectiva de derechos humanos:

  • La violencia es un problema social complejo que requiere abordar las causas profundas, como la desigualdad, la discriminación y la falta de oportunidades.
  • La violencia se aprende a través de comportamientos del entorno y las normas sociales.
  • Es fundamental promover la educación en igualdad, en derechos humanos y fomentar el desarrollo de habilidades sociales para prevenir la violencia y construir sociedades más pacíficas.

Es importante evitar generalizaciones y analizar cada situación de manera individual. Centrarse en las causas estructurales de la violencia y promover la educación y la prevención es clave para construir un futuro más seguro para todas y todos.

¿Cómo se comporta esta generación ante esta problemática: calla menos, denuncia más…?

En la generación actual, especialmente la Generación Z, se percibe un cambio significativo en la forma de abordar la violencia contra la mujer y una mayor disposición a denunciar, en parte por el auge de la digitalización y la conciencia social.

Sin embargo, no deja de ser preocupante que, en el país, las mujeres de los grupos de edad que han reportado sufrir más violencia a lo largo de su vida corresponden al rango de 15 a 29 años, con un 76.9%, en relación al promedio nacional de 68.8%, tanto en ámbitos públicos como privados [Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres, ENESIM 2018].

Para el ámbito privado, estas cifras se sitúan en un 51.7% para el promedio general, mientras que para el rango de edad entre 15 a 29 años, esta se eleva a 65.2%.

En cuanto a la experiencia de violencia en los centros educativos, como espacio público de socialización, las encuestadas reportaron que el perpetrador fue un compañero de estudios en un 76.4%, lo cual indica que entre pares es una práctica común.

Lo más lamentable fueron las razones de no denunciar, pues un 76.1% indicó que no lo hizo por tratarse de “un hecho sin importancia”, evidenciando la peligrosa normalización de estos comportamientosJeannie Ferreras GómezOficial nacional de Programas de Género y Juventud del UNFPA

Aún así, estas generaciones son ciertamente más vocales, en gran medida gracias a las redes sociales.

Plataformas digitales como X o Instagram han proporcionado una plataforma de fácil acceso para que las juventudes alcen sus voces y visibilicen sus experiencias en torno a la violencia.

Este cambio cultural ha generado un mayor escrutinio público sobre las conductas violentas, lo que ha disuadido a algunos agresores y ha animado a más víctimas y testigos a buscar justicia.

Se dice que hay una regresión al machismo (en esa generación) y se ve el feminismo como una amenaza (con hombres que se sienten discriminados por ello), ¿sienten que esto es una realidad en el país?

Si bien la República Dominicana ha avanzado en materia de derechos de la mujer y ha experimentado un creciente movimiento feminista, es innegable que persisten arraigados patrones machistas en la sociedad y las normas sociales.

Estos se manifiestan en diversas formas: desde actitudes discriminatorias y estereotipos de género hasta violencia de género y desigualdad en oportunidades.

Alrededor del concepto de feminismo hay mucha confusión, y desinformación, llevando a la generalización y a los extremos. El feminismo no es una amenaza, sino que procura la igualdad de derechos y el respeto mutuo entre hombres y mujeres.

Ya lo dijo Abigaíl Mejía en su Ideario Feminista (1939): “Igualdad ante la ley y, como se ha dicho por una de nosotras en una tribuna social, queremos estar no a los pies del hombre ni por encima de su cabeza, sino a la altura de su cerebro y de su corazón, con iguales derechos”.

A pesar de los desafíos importantes, se mantiene una perspectiva optimista y continuamos trabajando para construir una sociedad más justa e igualitaria.

¿Qué es lo que más preocupa respecto a la violencia machista entre los más jóvenes?

En UNFPA, lo que más nos preocupa respecto a la violencia machista entre los y las jóvenes es la normalización de conductas violentas y discriminatorias.

Vemos con alarma cómo, en muchos casos, las juventudes reproducen patrones de comportamiento machistas y violentos, incluso sin ser plenamente conscientes de ello.

Esta normalización se manifiesta en la aceptación de actitudes de control, celos, e incluso violencia física o sexual, como parte de las relaciones de pareja.

Recientemente, desde UNFPA, hemos realizado consultas con grupos de jóvenes que viven en contextos de alta vulnerabilidad, y fue altamente preocupante la manifestación que expresaron sobre el acoso callejero y la imposibilidad de habitar en espacios que respeten su integridad y dignidad.

La facilidad con que se asume esta práctica, como una expresión cultural aceptada, es lamentable.

Otro aspecto preocupante acerca de la violencia machista entre las juventudes es el aumento de la incidencia de esta, especialmente en el ámbito digital, y las consecuencias a largo plazo que esto tiene en su bienestar emocional y social.

Factores como la exposición a contenidos violentos, la cosificación del cuerpo de la mujer en los espacios digitales, la hipersexualización de menores de edad, los estereotipos de género y la presión social agravan el problema.

Es urgente prevenir la violencia y educar en igualdad desde edades tempranas y brindarles a los y las jóvenes las herramientas necesarias para construir relaciones saludables y respetuosas, tanto en los espacios públicos como privados.

¿Perciben que las formas de comunicación actuales (redes sociales, música, cine y TV) han propiciado nuevas formas de ejercer control y violencia sobre la pareja?

Claro que sí. Las formas de comunicación actuales, especialmente las tecnologías digitales, han abierto nuevas vías para ejercer control y violencia en las relaciones de pareja.

Las redes sociales, los teléfonos inteligentes y las aplicaciones de mensajería instantánea se han convertido en herramientas poderosas para ejercer vigilancia constante, manipulación emocional y aislamiento social.

Ahora los agresores pueden monitorear más de cerca las actividades en línea de sus parejas, acceder a sus cuentas, difundir información privada de forma amenazante, o incluso ejercer ciberacoso. Y más aún, agresores sin ningún tipo de relación con las víctimas, que en muchos casos se tratan de menores de edad, con mayor riesgo.

Esta modalidad de violencia, conocida como violencia facilitada por la tecnología, ha generado nuevas dinámicas de control que dificultan la detección y denuncia, ya que se ejercen en la esfera privada y virtual.

Y comparto algunos datos globales:

  • 85% de las mujeres de todo el mundo han sufrido o han sido testigos de violencia digital contra otras mujeres. [Unidad de Investigación de la revista The Economist, 2020 (el estudio solo encuestó a mayores de 18 años)].
  • 57% de las mujeres han sufrido un abuso o mal uso de sus videos o imágenes en Internet [Estadística de la Unidad de Investigación de la revista The Economist].
  • 96% de los videos deepfake en línea son pornografía, todos de mujeres [Sensity AI].

Lo triste de esta realidad es que quienes infringen el copyright solo se enfrentan a sanciones legales y a la rápida retirada de contenidos por parte de las plataformas digitales.

Sin embargo, las personas que sobreviven a la violencia digital suelen sufrir distintas consecuencias: estigmatización, daños a la reputación, una menor productividad, efectos negativos sobre la salud mental y el bienestar psicológico, aislamiento tanto en el mundo virtual como en el mundo real, etc.

Estas circunstancias contribuyen a reducir la participación de las mujeres y las niñas en los lugares de trabajo, las escuelas y los puestos de liderazgo.

Por eso, el UNFPA pone en marcha bodyright, un llamado acerca de “un nuevo copyright para el cuerpo humano” que exige que las imágenes de nuestros cuerpos reciban el mismo respeto y protección en línea que el copyright que se otorga a la música, a las películas e incluso a los logotipos corporativos.

En los últimos años se ha detectado que los discursos de odio contra las mujeres en internet aumentan. ¿Cómo podemos combatir esa aversión que se cuela en la red?

Esta lucha contra las manifestaciones de odio en el mundo digital inicia cuando cada persona se compromete con promover una cultura digital basada en el respeto y la igualdad.

Esto implica educar a usuarios/as y creadores/as de contenido sobre las consecuencias del discurso de odio, fomentar la denuncia de estos actos, y fortalecer las políticas de moderación de las plataformas digitales para eliminar rápidamente los contenidos ofensivos.

Además, es crucial empoderar a las mujeres con herramientas digitales para defenderse del acoso en línea y construir comunidades virtuales seguras.

La colaboración entre gobiernos, empresas tecnológicas, organizaciones de la sociedad civil y la academia es esencial para lograr un cambio duradero y transformar el espacio digital en un lugar más seguro para todas.

¿Les cuesta ahora más a las mujeres jóvenes reconocer que sufren violencia de género?

Casi una de cada tres mujeres experimenta violencia a lo largo de su vida. El riesgo de violencia es particularmente alto entre las jóvenes, ya que 1 de cada 4 adolescentes es abusada por su pareja.

La violencia contra la mujer es el segundo delito más denunciado a nivel nacional en los últimos años, según datos estadísticos de la Procuraduría General de la República.

En República Dominicana siete de cada diez mujeres han experimentado alguna forma de violencia. Entre enero y agosto de 2024 se reportaron 40,533 casos de violencia contra la mujer e intrafamiliar, 5,003 casos de delitos sexuales y se registraron 65 feminicidios y homicidios de mujeres, según los datos de la Procuraduría General de la República.  

¿Se están normalizando muchos comportamientos abusivos y existe un relajamiento en la conciencia de los adolescentes sobre la violencia de género?

La creciente normalización de la violencia, amplificada por los medios y la cultura popular, ha generado un entorno donde la agresión se justifica y las víctimas son culpabilizadas, dificultando la lucha por un mundo más seguro. Es urgente desafiar esta tendencia y crear una cultura donde el respeto y la dignidad sean la norma.

¿Qué entienden qué hace falta para erradicar la violencia contra la mujer?

Para erradicar la violencia contra las mujeres es necesario transformar las normas sociales y de género discriminatorias. Esto implica diseñar, financiar e implementar políticas públicas que desafíen las estructuras sociales y culturales que la perpetúan, prevenir nuevos casos, y garantizar la protección, justicia y reparación integral para las víctimas.

Las mujeres tienen derecho a vivir libres de violencia. Para garantizar este derecho, necesitamos un marco legal que proteja a las víctimas, castigue a los agresores y promueva una sociedad más justa y equitativa.

El deterioro del Estado de derecho y la reducción de los espacios democráticos agravan la situación, fomentando una cultura de impunidad.

Asimismo, se deben aumentar los esfuerzos en el trabajo con hombres, adultos, adolescentes y niños, a través de intervenciones sobre masculinidades positivas, saludables y transformadoras, que permitan manejar herramientas para el manejo pacífico de conflictos, autoestima, salud mental, co-responsabilidad en la pareja, entre otros.

UNFPA acompaña el desarrollo de estrategias como el Team Chicos, clubes dirigidos a fomentar el autocuidado, así como la iniciativa Cambiemos la ficha, que involucra a hombres en las comunidades a través de un torneo amistoso de dominó, donde se reflexiona y se comparten estrategias abordando estos.

Valoración de la situación en RD en términos de género y educación

La paridad de género en República Dominicana es un tema importante que trasciende las esferas políticas y sociales. Alcanzar una sociedad donde mujeres y hombres tengan las mismas oportunidades y derechos es fundamental para el desarrollo integral del país.

  1. El 4.8% de los hogares de la República Dominicana tiene como jefe o jefa del hogar un niño o niña de 15 a 17 años de edad. Estos son hogares donde los adolescentes están cuidando de niños [ONE. Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados, 2019 (ENHOGAR MICS-2019)].

  2. En el país, el 32.7% de la población de 15 a 19 años no asiste a la escuela, colegio o universidad pero asistió alguna vez [ONE. Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR-2021)].

  3. En el país persisten retos para alcanzar la paridad de género en el nivel primario donde se observa que, por cada 100 niños, había 89 niñas inscritas en el año lectivo 2017-2023 [UNFPA. State of the World Population report, 2024]

  4. En el caso del nivel secundario se evidencia un índice de paridad de género de 1.13, en detrimento de los niños para este nivel educativo [Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), Departamento de Estadística].

 

Periodista, con más de 30 años de experiencia en revistas. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, España. Actualmente, dirige la sección Revista de Diario Libre en la República Dominicana.