Clases de empatía, un bien necesario para acabar con el bullying
Impartir este tipo de materia es una iniciativa que puede servir para ayudar a evitar el acoso escolar
El acoso escolar es un tipo de violencia, tanto física como psicológica, que afecta a niños a nivel mundial.
Como parte de la lucha para evitar el acoso escolar, en Francia se ha iniciado la implementación de una nueva materia: las clases de empatía en alrededor de un millar de colegios para alumnos de tres años de edad hasta los 12.
En este tipo de clases se pueden aprender habilidades para comprender y conectar emocionalmente con otras personas, e incluye técnicas de escucha activa, reconocimiento de emociones, perspectiva de los demás y comunicación empática.
En teoría, el acto de impartir este tipo de clase o materia en los colegios puede aportar muchos beneficios para el bienestar de los estudiantes, como enseñar a manejar el estrés, mejorar las habilidades de comunicación, fortalecer la resiliencia emocional y reducir la ansiedad y la depresión.
Así que nos preguntamos qué implicaría incluir este tipo de clases en el currículo académico de la República Dominicana y cómo afectaría a los estudiantes a largo plazo.
La efectividad de la empatía contra el acoso
La implementación de clases de empatía para disminuir los casos de acoso escolar es una estrategia que se ha aplicado en países como Francia y Dinamarca, pero aún queda por ver si es una estrategia que se puede aplicar en República Dominicana.
“En nuestro país la educación emocional es necesaria y urgente, no solo para disminuir los casos de acoso escolar, sino también para prevenir la violencia tan presente en nuestras aulas y centros educativos (Pacheco, B., 2019), así como para prevenir problemas de salud mental y promover el bienestar”, comenta Margarita Heinsen (@margaritaheinsen), doctora en Educación.
La doctora Heinsen también opina que “la empatía es una de las habilidades sociales básicas que consiste en la capacidad y competencia para percibir, comprender y sentir lo que sienten otras personas. Esto, junto a las demás competencias emocionales, es fundamental para la convivencia y el bienestar”.
Además, este tipo de materia puede servir para enseñar a los estudiantes una manera más efectiva para comunicarse, regular las emociones, obtener habilidades para resolver conflictos de manera constructiva y a colaborar en equipos de manera más productiva.
“La educación para la identificación y gestión de las emociones en sentido general, incluyendo la empatía, es una estrategia que se debería implementar en todo el mundo”, explica el psicólogo Ricardo Pichardo (@psicohumanizar).
Pienso que, además de las materias básicas y otras asignaturas, la apertura que como país podamos tener a este tipo de implementación poco común, pero que guarda una importancia capital para el desarrollo óptimo del ser humano, es una apuesta poderosa con el fin de propiciar un nuevo ser humano, capaz de gestionar sus emociones y no que ellas le dominen, dando al traste con la paz, la tranquilidad y la convivencia pacífica a la que todos aspiramos”.
Desafíos para este tipo de material educativo en RD
A pesar de que, a primera vista, la implementación de este tipo de programa educativo puede parecer algo simple, hay que tomar en cuenta qué tipo de retos hay que sobrellevar para hacerlo una realidad.
“Pienso que uno de los principales desafíos es comprender que esto, de las clases de empatía y gestión de las emociones, es igual o más importante que lo que tenemos en el currículo académico”, explica Pichardo.
“Todo lo nuevo, crea en un principio resistencia, aunque estemos conscientes de que el resultado será esperanzador. Por otro lado, está el desafío, de la capacitación adecuada de los maestros y personal docente en sentido general, para poder hacerlo de la manera correcta, y esto, por supuesto, requiere tiempo y una erogación monetaria importante”.
Asimismo, Heinsen opina que “implementar de manera apropiada un programa de educación emocional que incluya la empatía como una de las habilidades a aprender requiere de voluntad política, de recursos y de la participación de todos los miembros de la comunidad educativa y de la sociedad en general”.
“Uno de los actores fundamentales es el docente. Si no contamos con docentes que cuenten con el conocimiento y con las competencias emocionales, será muy difícil promover el desarrollo de dichas competencias en las aulas”, agrega la doctora.
Beneficios prácticos
En cuanto los tipos de beneficios que las clases de empatía pueden aportar, Ricardo Pichardo resaltó que, como la empatía es una de las habilidades sociales más importantes, esta materia puede ofrecer distintas ventajas tanto dentro de las aulas de clases, como en cualquier ambiente en que las personas se desenvuelvan.
El psicólogo destacó entre las ventajas:
- Los sentimientos empáticos disminuyen la tendencia al acoso escolar.
- Promueven el trabajo colaborativo y la voluntad de ayudar a los demás.
- Son útiles para enseñar a expresar sentimientos y emociones y conectar con los de los demás.
- Son un medio para aprender a conocer, controlar y regular las propias emociones.
El dilema del acoso en las escuelas
Cualquier acto de maltrato entre estudiantes, ya sea psicológico, verbal, físico o social, es considerado acoso escolar y puede ocurrir tanto en las aulas de clase como en las redes sociales.
Este es un mal cuyos efectos se han sentido en instituciones académicas en todas partes del mundo y las víctimas más comunes son aquellos niños que tienen algún tipo de diversidad funcional.
“El término ‘acoso escolar’ o bullying es universal y tiene unas características que lo definen”, refleja la doctora Heinsen.
“Cada país tiene una cultura distinta que influye en la manera en la que sus ciudadanos se relacionan e interactúan. Por ejemplo, en nuestro país tendemos a ser muy cercanos y cariñosos pero agresivos al mismo tiempo. Independientemente de estas diferencias culturales, el bullying es una preocupación en la mayoría de los países por sus graves consecuencias”.
“El acoso escolar se define como el maltrato, ya sea físico o psicológico, que recibe un niño por una o varias personas dentro del ambiente escolar. Mientras haya este tipo de agresiones, es lo mismo aquí o en otras latitudes. Quizás lo que puede variar es el nivel de maldad o las estrategias que utilicen los agresores para intimidar y aislar a la víctima”, agrega Pichardo.
La doctora Heinsen también menciona que Berenice Pacheco Salazar recientemente realizó un estudio en la República Dominicana en el que se identificaron múltiples formas de violencia y de acoso que suceden en centros educativos. En muchas ocasiones, estos actos, como el acoso y abuso sexual, son ignorados, o peor aún, normalizados.
“Es por esto que es muy importante que los programas que se implementen en nuestro país partan de un diagnóstico y del contexto para responder a las necesidades propias y las situaciones reales que viven nuestros niños y jóvenes”, expresa la doctora.
“Velar por su integridad física, mental y emocional debe ser el compromiso de todos”.
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