Thais Herrera: “Las mujeres tenemos nuestras propias montañas que escalar”
Sueña con llevar la bandera dominicana a las siete cumbres
La conmemoración del Día de la Mujer 2024 ha llegado y es una nueva oportunidad para celebrarnos, pero también para analizarnos y descubrir los grandes retos que nos quedan por alcanzar en la sociedad y como persona.
Entender que todas somos diferentes, que debemos encontrarnos a nosotras mismas y perseguir sólo las metas que encienden las más ardientes llamas del corazón. Centrarlos en lo que somos y queremos ser, que todo lo demás sobra.
De todo lo antes dicho, un excelente ejemplo es Thais Herrera, quien sueña con llevar la bandera dominicana a las llamadas siete cumbres más altas de cada continente y de ellas ya lleva cinco. Precisamente este mes tiene pautado escalar el Everest, lo que la convertiría en primera mujer dominicana en hacerlo.
La alpinista dominicana ha descubierto en las alturas un placer poco frecuente entre la población femenina.
No es que tenga súper poderes, es una ciudadana que, en lo personal, podría representar a cualquier otra en la sociedad: es hija, es madre, fue esposa, es docente y es empresaria, lo cual no la limita a experimentar y darle riendas sueltas a sus sueños.
“Todas las mujeres tenemos nuestras propias montañas que escalar y tenemos que salir a buscar cuáles son (metafóricamente) y ponerle empeño”, dice Herrera, quien es inspiración para los hijos y lo sabe porque ellos se lo han manifestado, lo cual considera que es un gran regalo.
Pero ¿cómo es que lo hace y que todo fluya? Sentadas en la sala de su hogar nos respondió que estableciendo prioridades y entrenando de manera disciplinada “todos los días de lunes a viernes para el fortalecimiento y los fines de semana temas de la montaña subiendo y bajando cargando un saco de arroz”.
En ella también se rompe el mito de que las mujeres no podemos hacer fuerza, ya que ha escalado hasta con 108 libras a cuesta y goza de buena salud, sin dejar de hacer hazañas parecidas.
Sin embargo, no siempre fue así. Aunque desde niña practicaba deportes, fue ya adulta que lo comenzó a hacer de manera más extrema y por coincidencias de la vida, un día respondiendo a una invitación que le hicieron a una fundación en la que ella era directora ejecutiva.
Alguien le hizo saber que ella estaba haciendo “backpacking” (mochileando), esto le aumentó la curiosidad, investigó, se preparó y entrenó porque “creo mucho en que el ser humano es capaz de progresar y seguir creciendo”.
En este proceso de crecimiento personal su familia es parte de su equipo, incluso cuando se trata de contemplar los riesgos, porque todos se conocen y apoyan los sueños de cada uno.
“Yo soy madre, empresaria, docente universitaria, que practico deportes, que lamentablemente enviudé hace cinco años… son muchos roles y en algún momento me ha tocado devolverme del camino, cuando el riesgo es mayor que el beneficio”.
Entiende que las mujeres debemos de romper con muchos paradigmas, rechazando los no que acostumbra a darnos y entendiendo que cada quién tiene un reto personal que debe perseguir como ella lo hace con el suyo, que son las montañas.
“Me toca cargar el mismo peso que los hombres en las montañas, sin embargo, quizá me pueda costar más tiempo llegar. De hecho, yo no soy la más veloz, yo sigo mi propio ritmo y a mi paso, como todo en la vida”, expresa.
La grandeza de la sororidad
La naturaleza tiene grandes beneficios. Thais da fe de esto y dice que en la natura ha tenido enseñanzas para la vida, como humildad, gratitud y que hay objetivos que se pueden perseguir, aunque parezcan difíciles. “Son lecciones que las aplico a mi vida personal y como empresaria”.
En estos momentos su madre es su gran apoyo, ella le enseñó a ahorrar y es quien la acompaña en el gimnasio, a sus 80 años.
También sus amigas son un soporte “creo que entre las mujeres debe haber una sororidad para darnos ánimo, celebrarnos y apoyarnos, porque hay cosas que los hombres no lo pueden entender”.
A propósito de esas cosas que solo otra mujer puede entender, pone el ejemplo de que mientras escalaba en la cumbre de Alaska le llegó la menstruación, lo cual fue incómodo, como en otra ocasión montando bicicleta haciendo Triatlón, cuando no era el día que le tocaba; o sentirse nostálgica por la ovulación o por estar lejos de su familia en días especiales como Nochebuena, Año Nuevo o en su cumpleaños.
“En esas ocasiones me he sentido apoyada por las mujeres que me rodean, quienes, aunque en ocasiones no estén, se esmeran en darme ánimos hasta con chocolates y flores virtuales. Qué lindo saber que uno tiene mecanismos para sentir ese abrazo aunque estemos distantes”, comenta.
Las montañas escaladas
- Kilimanjaro en África (5,895 metros)
- Aconcagua en Argentina, Sudamérica (6,962 metros)
- Denali en Alaska, Norteamérica (6,190 metros)
- Elbrus en Rusia, Europa (5,642 metros)
- Chimborazo, Ecuador (6,263 metros)
- Macizo Vinson, Antártida (4,892 metros)
- Próximamente el Monte Everest (8,848 metros)
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