Día Internacional del Amor no Correspondido: cómo afrontarlo

Este tipo de amor puede convertirse en obsesión, ya que se idealiza al ser amado y a la relación que imaginamos junto a él o ella, explica la psicóloga Patria Santana

El 16 de febrero se celebra el Día Internacional del Amor no Correspondido. (Freepik)

En términos simples, podríamos definir el amor como la esencia de la felicidad. Pero cuando ese sentimiento no es correspondido, es más motivo de sufrimiento que de alegría.

Si bien es cierto eso de que hay más peces en el mar, la realidad es que no es tan sencillo superar a quien ya se ha instalado en el corazón. 

La terapeuta sexual y de parejas Patria Santana define el amor no correspondido como un sentimiento de amor romántico que no es recíproco. “Este tipo de amor puede convertirse en obsesión, ya que se idealiza al ser amado y a la relación que imaginamos junto a él o ella”, dice.

De acuerdo con la psicóloga de @mentalmenterd, en la búsqueda del amor hay una línea delgada entre la felicidad y el malestar.

De hecho, es común creer que una relación en la que no existen obstáculos no vale la pena, por lo que, en un principio, no se logra identificar si el sentimiento es compartido o no. 

Al igual que como pasa con cualquier otro duelo, el amor no correspondido atraviesa por un proceso que no necesariamente sigue un orden específico, destaca. Sin embargo, se alternan algunas fases de amor y otras de duelo. La experta las lista y explica:

  • Atracción y enamoramiento: primeras etapas del amor que se caracterizan por la euforia, energía y estados obsesivos. Por eso en estas etapas no se deja de pensar en la otra persona.
  • Shock o incredulidad: también se define como negación de la realidad. Aquí se puede interpretar cualquier acción de la persona amada como una muestra de amor. Por ejemplo, que mande un emoji se puede interpretar como coqueteo, cuando en realidad solo es amabilidad.
  • Anhelo y búsqueda: se realizan acciones para que la otra persona corresponda al amor. Cuando se trata de relaciones, es difícil saber cuándo es suficiente o cuándo se debe desistir.
  • Idealización: la persona se ve como perfecta; se exageran sus virtudes y se minimizan o descartan las cualidades negativas. Esto suele darse al principio en todas las relaciones. A medida que la pareja se va conociendo, esto va disminuyendo, pero en el amor no correspondido, es más difícil sobrepasar este estado, ya que la persona cristaliza ese sentimiento. Es decir, al no avanzar en la relación y quedarse estancado en la etapa de enamoramiento, no va conociendo al ser amado y, por tanto, no puede seguir a las otras etapas del amor.
  • Desorganización y desesperación: en el momento en el que se descubre que realmente no se está siendo correspondido, se puede recurrir a medidas extremas a las cuales nunca se había imaginado llegar, como suplicar por amor.
  • Reorganización y aceptación: se acepta que no importa lo que tengamos para ofrecer ni las ganas que le echemos, si alguien no está interesado difícilmente cambiará de opinión por nuestros actos. A partir de aquí pueden venir varios sentimientos, como tristeza o ira por el tiempo perdido, pero, a la vez, a partir de aquí es que se empieza a aceptar la pérdida y se puede continuar con la vida.

¿Cuáles sentimientos pueden aflorar en una persona no correspondida en el amor? “Aquí es importante recalcar que todos los sentimientos que afloren son totalmente válidos; cada quien vive sus duelos y pérdidas de formas distintas”, manifiesta.

Se debe tener claro que cada emoción sirve para algo y que cada una se puede presentar en las fases que se esté viviendo.

  • Frustración: surge cuando se percibe que las estrategias para lograr que la persona se enamore o conseguir ser pareja no están funcionando. Esta ayuda a perseverar, a dar continuidad y también a cambiar de estrategia.
  • Decepción: sale a flote cuando las expectativas no se han cumplido, cuando se ha esperado algo de alguien o una situación determinada y eso no se cumple. Ayuda a reubicar esas expectativas, a comprender qué se puede y qué no se puede esperar y, sobre todo, de qué o de quién hay que desprenderse. 
  • Ira: cuando se siente que algo no ha sido justo. Sirve para poner límites claros y defenderse de lo que no hace bien. La ira, bien gestionada, es adecuada para romper la idealización del amor no correspondido.
  • Tristeza: ayuda a reflexionar y comprender lo que ha sucedido, le da un sentido, un significado a lo sucedido. Sirve para reflexionar sobre lo que no se quiere volver a vivir y en general para hacer una introspección de sí mismo.
  • Inadecuación y baja autoestima: es una inmensa inseguridad ante el ambiente en el que se encuentran. Aquí la persona asume como defectos propios no ser adecuada para la otra, cuando en realidad se puede deber a factores externos y propios de cada persona.
  • Vergüenza: sentimiento de indeseabilidad social. Suelen surgir sensaciones relacionadas a la humillación o el ridículo; sentirse no deseado por nadie.
  • Impotencia: cuando las estrategias que se han modificado varias veces no han funcionado y se descubre que no hay posibilidades. Este sentimiento permite aceptar la inviabilidad de un objetivo y cambiar el foco de atención hacia otro.
  • Aceptación: este sentimiento es totalmente necesario para poder aceptar que es un amor no correspondido y que se debe seguir.

Qué hacer para superarlo

Si bien es cierto que no existe una fórmula mágica para superar no ser correspondido en el amor, hay varias acciones que, a consideración de Santana, permiten que el duelo sea más llevadero:

  • Aceptación: cuando ya no queda nada por hacer para cambiar la situación, toca aceptar y continuar. “Es doloroso e incómodo, pero tampoco es justo para ti mismo adentrarte en una relación sin amor o donde solo tú te esfuerzas. Debemos tener claro que no le vamos a gustar a todo el mundo”, recalca.
  • Contacto cero: cuanto menos contacto con la persona, más fácil será seguir adelante. Hay que excluir las llamadas, mensajes y las redes sociales, todo lo que cree la ilusión de tener una amistad. “Si no es posible cortar la comunicación por completo, por ejemplo, si estás enamorado de un compañero de trabajo, distánciate tanto como sea posible: limita las conversaciones sobre temas exclusivamente laborales”, sugiere.
  • Vivir las emociones: vivir todas y cada una de las emociones que se presentan ayuda a seguir adelante. No hay emociones buenas ni malas, todas son válidas. Hablar sobre los sentimientos, a la larga, ayuda a sentirse mejor.
  • Tiempo para sí mismo: es muy probable que se haya invertido mucha energía en la otra persona y tratando de hacer que las cosas funcionen. Ahora es momento de reinvertir la energía en sí mismo. “Ya sea cuidándote, haciendo tus pasatiempos favoritos o iniciar con ese proyecto que tanto tienes en mente, ahora es el momento más ideal. Puedes intentar hacer cosas que has dejado de lado durante mucho tiempo”, expresa.
  • Dejar de idealizar: hay que recordar que, en realidad, es una persona normal, con sus propios defectos. “Una buena idea es escribir una lista de sus cualidades negativas o lo que no te gustaba”, expresa.
  • Acudir a una red de apoyo: recurrir a amigos, familia y toda persona que inspire confianza es fundamental para superar los duelos amorosos, así sea para desahogarse, estar en silencio o salir de fiesta.
  • Compasión: hay que poner en práctica la autocompasión. “No eres culpable de lo que ha pasado, no elegimos de quien nos enamoramos”, enfatiza Santana.
  • Aprender algo nuevo: salir de la rutina, atreverse a hacer algo diferente que no esté relacionado al amor también ayuda a distraerse. La novedad ayuda con la energía y los pensamientos.
  • Ejercicio y alimentación saludable: una vida saludable es necesaria para la estabilidad mental y emocional.
  • Terapia psicológica: si la persona siente que no está gestionando las emociones de la forma adecuada o que el sufrimiento es desproporcionado, es necesario acudir a terapia psicológica. Esto ayuda a descubrir si existe algún trasfondo y a vivir un duelo saludable.

Periodista de Revista. Le apasiona escribir sobre salud mental y relaciones de pareja. De no ser periodista, sería psicóloga con un blog.