Sexo y Cuerpo: ¿cómo lavar bien la vulva y la vagina?

Les ofrecemos algunos consejos sobre qué es lo mejor para limpiar bien y de forma saludable toda la zona íntima

Jabones, geles, desodorantes o toallitas húmedas son muy agresivos para la vulva y la vagina. (Shutterstock)

Los estantes de los supermercados están repletos de productos para la higiene íntima femenina, desde jabones y toallitas hasta geles y aerosoles.?Todos prometen mantener la vagina y la vulva limpias, pero: ¿son realmente buenos? ¿Cuál es la forma correcta de limpiarse la vagina y la vulva?

Probablemente los hayas visto tú misma. Estanterías de supermercados llenas de una vertiginosa variedad de duchas, jabones, desodorantes, cremas y de todo, supuestamente diseñados para dejar las vulvas y las vaginas frescas y limpias.

Es una tentación. Pero en este caso, la madre naturaleza lo hace mejor. Y los productos de higiene íntima, en realidad, no la dejan limpia y fresca ahí abajo, tan solo dañan y crean desorden.

Jabones, geles, desodorantes, toallitas húmedas y demás, son muy agresivos para la vulva y la vagina. Contienen sustancias químicas que destruyen la flora sana. Hablamos de la flora vaginal, esa delicada mezcla de fluidos y bacterias buenas que necesitamos para proteger esas zonas sensibles; los llamados productos de higiene tan solo los matan.

Eso es porque la mayoría de los productos de higiene son alcalinos. Esto significa que su pH es muy elevado. El pH se mide en una escala de 1 a 14 o de rojo a violeta. Los productos alcalinos con un pH alto son justo lo contrario de lo que necesitan las vaginas y las vulvas. Son partes muy ácidas, por lo que para conservar las sanas hay que mantener el pH bajo.

Entonces, ¿qué pasa con los productos íntimos especiales? Prometen ser suaves y estar hechos para vulvas y vaginas, ¿no? Bueno, incluso los productos que afirman estar adaptados al pH ácido de vaginas y vulvas normalmente contienen conservantes o perfumes.

Y los perfumes puede parecer que tienen solo un poco de olor, nada tangible. Pero en realidad están compuestos de sustancias químicas muy reales, que pueden interactuar con los procesos propios del cuerpo. Y algunos de ellos pueden ser dañinos.

Duchas vaginales, ¿sí o no?

Las duchas vaginales se han puesto de moda, pero los estudios han revelado que las mujeres que las usan son más propensas a contraer infecciones. Las duchas también pueden causar problemas durante el embarazo e incluso aumentar el riesgo de cáncer. Pero la buena noticia es que no hay ninguna necesidad de utilizar todos esos productos. La vagina es una obra de la naturaleza que se limpia sola, produce su propio entorno higiénico. Sus fluidos la limpian desde el interior.

En cuanto se intenta intervenir, pierde su delicado equilibrio. Aplicar cualquier producto significa contaminarla y no limpiarla. Ella funciona mejor sola. En todo caso, ¿por qué las vulvas y las vaginas deberían oler como flores, caramelo o brisa marina? ¿Es como si un limón oliera a chocolate? ¿O una taza de café a pizza? Ya nos vamos entendiendo. Es que simplemente no debe ser así.

El origen de esta creencia

Pero el cuerpo femenino se ha considerado muchas veces algo que hay que optimizar. Debe estar aún más fresco, más limpio, todo menos natural, aunque eso sea lo más sano. La anatomía femenina se ha tratado con frecuencia como algo deficiente, maloliente o propensa las infecciones.

Se creó la idea de que las mujeres necesitan medicamentos aún estando sanas. Sus cuerpos, sobre todo sus vulvas y vaginas, son defectuosos por definición y necesitan un cuidado especial. Eso nos hace creer que tenemos que utilizar productos que no necesitamos para nada. Pero compramos.

Y es fuente de inspiración de los más aberrantes productos elaborados con dudosos ingredientes, por ejemplo, perlas detox para la vagina, supuestamente hechas con hierbas. Pero chicas, aunque sean naturales, las hierbas no deben meterse en la vagina. Es más, se aconseja dejarlas dentro hasta dos días enteros para evitar problemas graves.

¿Entonces? Algunas famosas aseguran que meterse piedras y dejarlas en la vagina es una idea maravillosa, o darle baños de vapor. Incluso hay en el mercado cápsulas vaginales con purpurina o escarcha brillante.

Como ya dijimos, por favor no prueben ninguna de estas cosas. Perlas detox, cápsulas de purpurina, piedras o cualquier idea que escuchen, no pueden ser buenas para la vagina. Son totalmente ajenas a ella y pueden provocar graves problemas: causar picor en la vulva o la vagina o hacer que contraigas infecciones persistentes por hongos o bacterias. Todo muy desagradable.

¿Cómo mantener vulva y vagina limpias?

Por suerte es muy sencillo mantener tu vulva y tu vagina limpias y frescas. Primero, ten cuidado cuando orines. Al limpiarte barres en una sola dirección y podrías arrastrar bacterias y otros microbios que normalmente viven en y alrededor del ano al barrio equivocado por así decirlo. Así que límpiate siempre la vulva de delante hacia atrás del pubis al trasero.

Y más allá de eso, simplemente lávate la vulva una vez al día con agua fresca, pero no intentes lavarte dentro de la vagina. Ella hace ese trabajo por sí misma. Luego, sécate la vulva con una toalla de algodón. Con suavidad, no tienes que frotar. El algodón es el mejor material porque es absorbente y transpirable. Por eso llevar ropa interior de algodón es otra gran medida para estar sana ahí abajo.

Nada más, eso es todo lo que se necesita. Claro, todas sabemos que la vagina y la vulva producen secreciones que pueden terminar en la ropa interior. Para evitar manchas, algunas chicas y mujeres utilizan pantiprotectores.

El problema es que están fabricados con materiales sintéticos que no son transpirables y por tanto acumulan humedad. Esto crea un entorno que las bacterias y los hongos adoran. Así que lo ideal es evitar el uso frecuente de pantyprotectores.

Eso sí, una vez al mes, cuando las chicas y las mujeres menstruan, hay algo más que sale de la vagina, sangre y tejido del interior del útero.

La sangre menstrual no es mala ni sucia. Cuando estés con el periodo, de nuevo, lavarte con agua fresca es suficiente. Puedes hacerlo una o dos veces al día. Existen diferentes opciones para recolectar la sangre menstrual. Se pueden usar toallitas sanitarias, pantiprotectores o tampones.

También hay productos más sostenibles, como la copa menstrual o las esponjas que, al contrario de los tampones, no resecan la vagina. Además, las puedes lavar y volver a usar una y otra vez. Así generas menos basura.

Lo más importante es cambiar o lavar el producto menstrual que utilices con frecuencia, sobre todo los tampones. Nunca lleves el mismo tampón puesto por más de 8 horas, ya que puede causar el síndrome de shock tóxico. Esto es por el crecimiento de ciertas bacterias que liberan toxinas. Si no se trata a tiempo, puede ser mortal. Así que tenlo en cuenta y cámbiate con frecuencia.

¿Y qué hay del vello púbico?

El vello púbico, que en sus orígenes tenía una función protectora, ya no es tan importante, pues usamos ropa interior. Esto ha llevado a algunas a pensar que es más higiénico quitarse todo o casi todo el vello púbico. ¿Con forma de flecha? ¿Triángulo? ¿O corazón? Tú eliges. Ante todo, el vello no es sucio.

Está ahí para proteger, y si lo lavas con agua una vez al día, estará perfectamente limpio. Rasurarlo, depilarlo o hacerse la cera puede dañar la fina piel alrededor de la vulva. Y estas heridas pueden inflamarse e infectarse con facilidad. Lo que desde luego no deberías utilizar son cremas depilatorias. De nuevo, contienen químicos y perfumes que no son adecuados para la zona genital.

Si quieres reducir tu vello público, lo mejor es recortarlo.

En conclusión, la naturaleza es increíblemente ingeniosa. Creó vaginas y vulvas como maravillas auto-limpiables que no necesitan más que un poco de agua para ser felices.

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