14 respuestas de experto para entender a tu hijo adolescente
La vida de padres llega sin manual de instrucciones, pero suele tornarse particularmente difícil cuando los hijos entran en la adolescencia
Si eres madre o padre de un adolescente (o varios), y estás pasando por el agridulce camino de esta etapa de sus vidas, ¡ánimo, no estás sol@! Quizás muchas veces quieras tirar la toalla, otras echas la vista atrás y te preguntas si tú fuiste tan complicado en esa fase de tu vida… Seguro que sí. Aún así, te recordamos que no todo está perdido, y existen algunas claves que pueden facilitar el tránsito por este periodo de gran ebullición y transformación, tanto a nivel hormonal, como físico y cerebral, de los muchach@s. Y para saber cuáles son hemos consultado con Vida Gaviria, psicóloga, coach de familias y fundadora del blog Modo Mamá, quien ha respondido a esas preguntas que habitualmente nos hacemos los padres mientras lidiamos con estos años de inseguridad, ansiedad y conflicto. Quizás en alguna de sus respuestas encuentres reflejado a tu adolescente y en ella la clave para conectar con tu “teenager” y sobrellevar este tiempo aceptando que tú también (como padre o madre) debes hacer tus ajustes y aceptar que el niño se fue y está creciendo.
1.¿Por qué son tan impulsivos e impacientes?
Es importante entender que durante la adolescencia ocurren cambios cerebrales que determinan en gran medida la causa de muchas conductas y actitudes. Durante este período, las personas experimentamos un descenso en nuestro registro de satisfacción. Quiere decir que aquello que anteriormente nos parecía emocionante y atractivo, durante la adolescencia pierde un poco de fuerza necesitando el cerebro estímulos más impactantes. Esto hace que sea una etapa de rapidez en la que la espera y la paciencia no suelen ser atributos que fluyan de primera mano. El adolescente está viviendo más que nunca en el ahora, entiende que es infalible, que no está en riesgo y que la vida hay que vivirla antes de que lleguen las responsabilidades propias de la adultez.
2.¿Por qué tienen tantos altibajos?
El cerebro adolescente sigue en construcción y en ese proceso todavía carece de la auto regulación necesaria para regular sus emociones y cambios del estado anímico. Es por esto que la sensatez todavía necesita unos años para consolidarse y, mientras tanto, reinan la impulsividad y los cambios. Sin embargo, es importante ser expertos en nuestros hijos al punto de que podamos distinguir si estos humores cambiantes necesitan ser revisados por un profesional más allá de nuestra atención.
3.¿Por qué cuestionan todo?
En este período vivimos la llamada "caída de los héroes", que se refiere justamente a ese proceso en el que quienes han sido hasta ahora nuestros referentes principales, comienzan a humanizarse ante los ojos del adolescente, quien ahora puede ver sus fallas y falencias. El adolescente necesita encontrarse a sí mismo y esa búsqueda requiere que se distancien -física y emocionalmente- de lo que hasta ahora era el territorio seguro y conocido. Experimentan riesgos mayores en los que buscan comprobar si cuentan con las herramientas necesarias para navegarlos. No quiere decir que el adolescente corta la relación con sus figuras significativas, pero sí ecualizan su importancia para darle mayor peso a otra figura que gana relevancia: sus amigos.
4.¿Por qué influyen tanto sus amigos?
Una de las metas vitales en la adolescencia es la pertenencia. Y esto no es un antojo, pues tiene una raíz biológica. Por ley de vida, los adultos cuidadores saldremos del mundo antes que nuestros adolescentes, lo que los dejará rodeados de sus contemporáneos. Durante la adolescencia necesitan asegurar su lugar en la manada que instintivamente los acogerá y acompañará de ahora en adelante para las siguientes etapas de la vida. Así que un adolescente que le da mayor relevancia a sus amigos de la que tenían antes, no está manifestando que no nos quiere o que dejamos de ser importantes. Está expresando que necesita y desea tener la certeza de que tiene un lugar entre su grupo de pares. Por supuesto, los adultos cuidadores estamos llamados a acompañar esos procesos de socialización. Si vemos que se involucra en relaciones románticas o de amistad con personas que representan riesgos, el adulto debe alertar y conducir a una selección de relaciones más saludable.
5.¿Debo mirar el móvil de mi hij@?
Dependerá de diversos factores. Si el adolescente ha demostrado que tiene un manejo riesgoso de la actividad que ocurre en su celular, los cuidadores deberán entonces monitorear este intercambio hasta que el joven desarrolle las capacidades para gestionarlo solo. Si no hay indicios de riesgo y hemos hecho acuerdos de uso que guían claramente los límites respecto a la tenencia y manejo del móvil, no es necesario mirar lo que pasa en su dispositivo.
6.¿Por qué se aíslan en su habitación?
Si entendemos que el adolescente en esta etapa prefiere pasar todo el tiempo posible con sus amigos, encerrarse en su habitación puede ser su manera de prolongar ese intercambio ya que hay menos supervisión y los padres no saben exactamente a qué dedica ese tiempo. Los adultos siempre podemos incentivar el intercambio con nuestros adolescentes delegándoles tareas en la casa aptas para su edad, anotándolo en actividades extra curriculares, abriendo conversaciones con ellos que les inviten a participar en la vida de la casa fuera de su habitación. De nuevo insistimos en que si este es un comportamiento que enciende alarmas o nos hace pensar que puede estar necesitando ayuda, pidamos apoyo con profesionales que atiendan esta etapa.
Cómo mejorar la atención en los adolescentes
7.¿Por qué pasan tantas horas en el baño o ante el espejo?
En la adolescencia se hacen evidentes los cambios físicos que anuncian que nuestro cuerpo está dejando la infancia para entrar en la transición a la adultez. Estas transformaciones los sorprenden, les generan curiosidad y llaman su atención. Es como si estuvieran descubriendo a una nueva persona habitando su cuerpo. Al mismo tiempo cabe rescatar que en la adolescencia suelen ponerse de manifiesto distorsiones en la percepción corporal, inconformidades por la imagen e indicadores de trastornos de la conducta alimentaria. Es por esto que se vuelve urgente cuidar los mensajes que enviamos a nuestros hijos respecto a la apariencia física y a eso debemos sumarle una tarea titánica propia de estos tiempos: contrarrestar el mensaje enviado por las redes sociales que contribuye a estas deformaciones.
8.¿Cuánta libertad le debo dar?
De nuevo, dependerá de diversos factores. Y aquí la pregunta que podemos hacernos ante esta duda es si mi decisión de darles ciertas libertades los está sobreprotegiendo, desprotegiendo o protegiendo. En la adolescencia estamos sentando las bases para que estos jóvenes, que cada día estarán más con ellos mismos y menos con nosotros, cuentan con la información y las herramientas necesarias para cuidarse. Esto es un proceso comparable a volar una cometa: soltamos y recogemos constantemente mientras comprobamos que están listos para la vida.
9.¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a tener mayor confianza en sí mismo?
Desde la infancia podemos hacer preguntas poderosas que fomenten su auto conocimiento, que es la base de la autoestima. Preguntas como "¿qué es lo que más te gusta de ti?", "¿qué puedes hacer para sentirte mejor?", "¿qué te gustaría desarrollar en ti y cómo crees que puedes hacerlo?"... son cuestionantes que los acostumbrarán a hacerse preguntas que los llevarán a mirar dentro para conocerse mejor.
10.¿Qué puedo hacer para que los medios no tengan una influencia negativa en mi hijo?
Siendo realistas, los medios influenciarán porque esa es su función y cada día permean desde edades más tempranas en las vidas de niños y adolescentes. Siendo esta la realidad actual, podemos más bien trabajar en inclinar la balanza a favor de un entorno de contención en el que nuestros adolescentes sientan que pueden conversar de cualquier tema, que son aceptados, que su presencia completa nuestra familia y que son importantes para nosotros. Los seres humanos necesitamos pertenecer y el primer sistema al que llegamos en la vida es la familia. Por ende, si un adolescente se sabe y se siente plenamente perteneciente en este sistema, tendrá menos riesgo de ser influenciado negativamente por su entorno.
11.¿Cómo puedo mejorar la comunicación con mi hijo?
Conexión antes de la corrección. Para conectar con nuestros hijos necesitamos escoger nuestras batallas, interesarnos por sus intereses, estar abiertos a que sean diferentes al adolescente que yo tenía en mi película y, sobre todo, que se sientan amados y aceptados por quienes son y no por lo que hacen.
12.¿Qué aconsejas al adulto con un adolescente cerca?
Que recuerde las necesidades que él o ella misma tenía en su propia adolescencia, que entiendan que la adolescencia no es contra ellos sino una etapa necesaria en la construcción de la personalidad, que son probablemente los últimos años en los que nuestros hijos vivirán con nosotros y que, por ende, tendremos más incidencia en su desarrollo. Por supuesto, que busquen ayuda porque no estamos diseñados para criar solos y tener hijos adolescentes, no nos hace expertos en esta etapa. Siempre será más saludable y llevadera si contamos con una red de apoyo que nos acompañe en el camino.
13.¿Qué no debemos decir jamás a un adolescente?
Son tantas las cosas que consciente o inconscientemente pueden herir a una persona, que la lista es interminable. De manera muy superficial podemos sugerir no decirles ni hacerles sentir que su presencia nos molesta, que son inútiles o vagos, que no son lo que esperábamos, que estamos decepcionados de ellos, que estamos contando los días para que se vayan de la casa...
14.¿Qué hay que decirles, mejor?
Que son amados, que somos afortunados de verlos convertirse en las personas en las que se están convirtiendo, que estamos en su mismo equipo, que cuentan con nosotros incluso en las circunstancias más retadoras, que nos han hecho mejores personas, que tengan por seguro que los regañaremos y les llamaremos la atención cuando sea necesario, que confiamos en ellos...
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