Gente Caribe sin barreras, un programa de inclusión laboral desde un enfoque de derechos humanos
El programa, que desarrolla Banco Caribe, aborda la inclusión desde la perspectiva de derechos humanos, no de asistencia social
La Constitución Dominicana, en su artículo 62, establece el derecho al trabajo para todas las personas sin distinción. Ahí se incluyen las personas con discapacidad, quienes, si bien es cierto que ahora reciben más oportunidades para desarrollarse en el ámbito laboral, todavía deben lidiar con que algunas empresas del país perciban la inclusión como un favor social y no como lo que es: un asunto de derechos humanos.
Con el propósito de cambiar esa perspectiva y crear un impacto positivo en la sociedad es que Banco Caribe puso en marcha su programa Gente Caribe sin barreras, desde el cual asume el compromiso de promover una cultura de inclusión y diversidad, donde prime la igualdad de derechos para todos y la no discriminación.
El programa se sostiene sobre tres pilares: accesibilidad, inserción laboral y sensibilización. Dentro de las iniciativas de inserción laboral figura su programa de pasantías, que busca generar oportunidades para colaboradores con discapacidad de ingresar a la organización.
“Es importante entender cómo abordamos este proceso de inclusión. Nosotros lo abordamos desde un punto de vista de derecho, no de asistencia social”, explica Francesca Luna, vicepresidenta de Talento, Cultura y Procesos de la referida entidad bancaria.
“Buscamos evaluar las competencias y talentos de los colaboradores sin distinción y ubicarlos en una posición a la que ingresen como pasantes, donde puedan seguir adquiriendo conocimientos y destrezas, para luego ser fijados y continuar su desarrollo dentro de la organización”, continúa.
Eso fue justamente lo que sucedió con los jóvenes Génesis Belliard y Manuel Sánchez, quienes entraron como pasantes y hoy en día, gracias a sus aptitudes, ocupan un puesto dentro de la entidad bancaria.
Ganar-ganar
Así conciben desde la organización el hecho de contar con personas con discapacidad dentro de sus colaboradores. “Nosotros vivimos un impacto importante en la cultura, en el clima organizacional, pero también en la productividad, porque ampliamos la mirada de que todos tenemos talento para hacer las cosas”, indica la ejecutiva. “Entonces, al ellos demostrar que son capaces de llevar a cabo sus funciones, es ejemplo de que las barreras nos la ponemos nosotros”.
Su integración también es una forma de motivar a otras instituciones a darles la oportunidad a jóvenes con talento de desarrollarse y aportar sin importar su condición, que es lo que promueve la perspectiva de derecho. “No es ofrecerles una ayuda, porque ellos trabajan como cualquier otro colaborador”, recalca.
De hecho, muchos de los que jóvenes que forman parte del programa de pasantías tienen títulos universitarios, lo que quiere decir que cuentan con formación y conocimientos en las áreas en las que laboran.
Tal es el caso de Manuel, quien se graduó de Economía y se desempeña, desde hace ocho meses, en el departamento de Riesgos. Allí se encarga de monitorear a los clientes para cerciorarse de que se adecúan a las políticas internas del banco.
Su trabajo, según él mismo cuenta, resulta retador, porque tiene un funcionamiento neurocognitivo divergente, lo que a veces hace que le cueste entender a los demás y que los demás lo entiendan a él. Pero asegura que con el apoyo que ha recibido, el proceso ha sido mucho más llevadero.
A quienes no cuentan con un título universitario, como Génesis, el banco les ofrece la oportunidad de ser parte de un programa de educación interna en el que reciben la misma capacitación que el resto del personal.
“Ella empezó la universidad, pero el mismo sistema educativo dominicano no está diseñado para condiciones como la de ella, entonces ella se sentía simplemente turbada. Ser incluidos en estos programas es muy importante para su desarrollo”, refiere Raudo Belliard, padre de Génesis.
Ella ya tiene un año y medio trabajando en el banco. Recuerda que fue la empresa quien la contactó para hablarle del programa de pasantías y motivarla a sumarse. Actualmente Génesis labora en el Centro de Contacto donde ocupa el puesto de oficial back office, es decir, se encarga de las actividades relacionadas con la gestión interna.
El rol de la familia en la inclusión laboral
“Para nosotros fue todo un reto”, comenta Carmen Peña, madre de Manuel, sobre la entrada de su hijo a la entidad bancaria. Admite que al principio tenía miedo de que fuera discriminado por su condición o no se adaptara.
“Todo era nuevo para él y los cambios resultan ser a veces un poco estresantes, pero él se ha ido adecuando paulatinamente y en verdad la gente lo ha notado, no solamente nosotros en la casa, sino todos los familiares y todos los que lo conocen han notado el cambio del Manual Alejandro de antes y el de ahora”, asegura.
El apoyo familiar ha sido un punto clave en la inserción de Manuel al mercado laboral. A consideración de Carmen, los familiares de personas con capacidades distintas deberían animarlos a lograr metas y no restringirlos por ser “diferentes”.
“Uno desde pequeño sabe que tiene un hijo, como dicen, diferente. Pero si yo lo hubiera restringido a esa diferencia tal vez él no hubiera llegado a la universidad. Nosotros siempre íbamos empujando detrás diciéndole ‘tú puedes; si tú quieres, tú puedes’”, señala.
En eso concuerda Raudo, quien resalta que permitirles a las personas con discapacidad desarrollarse en la sociedad como cualquier otra persona en lugar de mantenerlos en una burbuja los beneficia tanto en el ámbito personal como profesional.
“Ya ella (Génesis) quiere hacer compromisos en base a sus ingresos. Es una de las cosas positivas que he visto. O sea, ella está manejando sus propias finanzas, está asumiendo sus propios compromisos. Además, está justamente desarrollando capacidades, compartiendo con personas que tienen capacidades diferentes, aprendiendo, absorbiendo”, expresa.
Compromiso social
El programa Gente Caribe sin barreras está alineado al ODS 10 “Reducción de las Desigualdades”, que forma parte de los objetivos de desarrollo sostenible de la organización de las Naciones Unidas en su agenda 2030.
Como parte del pilar de accesibilidad universal, Banco Caribe realizó junto al Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis) una evaluación de la estructura física de sus principales localidades. De ese levantamiento se desprende un plan de adecuación, de largo plazo, de su infraestructura. Adicional a eso, desarrollaron una guía de accesibilidad, que es utilizada ante la apertura de nuevas localidades y remodelaciones de las ya existentes.
En el pilar de sensibilización, ofrecen un taller de trato digno que se imparte a más del 90 % de los colaboradores. El mismo busca dar información general de terminologías adecuadas, de trato digno hacia las personas con discapacidad desde una perspectiva de derecho. Además, trabajan un módulo desde la inducción junto a Conadis para que todos los colaboradores que ingresen a la organización reciben formación que les permita adaptarse a su cultura organizacional.
“La verdad es que se ha hecho un largo trabajo para generar toda la base regulatoria y documental, y que esto sea visto como una perspectiva de derechos humanos internamente”, refiere Francesca.
Gracias a sus iniciativas, la entidad obtuvo cuatro sellos de buenas prácticas inclusivas para las personas con discapacidad “RD Incluye” en diciembre del año pasado: dos sellos oro y dos sellos bronce.
“Para nosotros esos sellos son como un compromiso. Nuestro objetivo es servir de motivación a otras empresas, por pequeñas que sean”, dice. “Si cada empresa tiene programas como estos, que estén de verdad enfocados de la manera correcta bajo la perspectiva de derecho, podremos ver un cambio grande en la sociedad”, concluye la ejecutiva.
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