Síndrome de boreout, el problema de aburrirse en el trabajo
A diferencia del 'burnout', en el que el trabajador experimenta una fatiga que surge por el exceso de trabajo, en este caso la fuente de estrés es la falta de demanda exterior
En el ámbito laboral, mucho se habla del síndrome de burnout (o del trabajador quemado), el cual se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental. Sin embargo, hay otro fenómeno al que se le da menos importancia, pero que también repercute de forma significativa en el desempeño laboral: el síndrome de boreout.
El síndrome de boreout está relacionado a una falta de motivación laboral donde el aburrimiento predomina en las acciones del colaborador. Así lo explica la psicóloga industrial Liange Patricia Ramírez, quien dice que, a diferencia del burnout, en el que el trabajador experimenta una fatiga que surge por el exceso de trabajo, en este caso la fuente de estrés es la falta de demanda exterior.
La falta de motivación o retos en el área de trabajo, estar sobrecalificado para un puesto de trabajo, la ausencia de nuevos aprendizajes y una cultura organizacional poco motivante son algunas de las principales causas del síndrome. Aunque parezca inofensivo, este fenómeno puede traer consigo consecuencias como depresión, falta de realización personal y apatía.
Tal y como explican desde la plataforma ifeel, aunque se le llame aburrimiento, eso no quiere decir que la persona aburrida esté relajada o descansada: puede sentir intranquilidad e inquietud por la sensación de que el tiempo no pasa, se hace eterno y no hay manera de llenarlo siendo razonablemente productivos. Esto puede producir una gran tensión o irritabilidad en el empleado.
¿Cómo identificarlo?
El síndrome de boreout no surge de un día para otro. “Con el tiempo se va acumulando y ya cuando el colaborador siente desmotivación en su área de trabajo, cuando le proponen un reto nuevo en su trabajo, pero no se lo encuentra interesante ni llamativo, o se distancia de los compañeros puede que esté comenzando a padecerlo”, advierte Ramírez.
Otros signos de alerta que cita son dolores de cabeza frecuentes, retraimiento en general, falta de energía, sentirse irritado por pequeñas cosas o sensación de estar “desinflado”.
La solución que pudiera parecer más lógica para una persona que presenta el síndrome sería cambiar de trabajo, pero no necesariamente lo es. “No siempre este síndrome es por una posición específica o porque el colaborador ya está sobre calificado para su rol, también puede ser que la persona haya entrado en este estado y nada le parezca suficiente”, dice la profesional.
Si bien puede surgir por la posición que desempeña el colaborador, también se da por la cultura organizacional de la empresa para la que labora. “Muchas empresas no miden la satisfacción de sus colaboradores ni la duplicidad de funciones en diferentes puestos”, refiere. “Esto hace que la persona entre en este estado, a pesar de tener un rol interesante e importante en la organización”.
Si la persona está padeciendo el síndrome boreout y no lo identifica, puede cambiar de empresa y volver a sentirlo, pues es algo que hay que trabajar de manera interna y evitar canalizar erróneamente.
¿Cuándo buscar ayuda profesional? Lo ideal es hacerlo de forma preventiva, antes de que pase a la gravedad, pero si la persona posee desmotivación para empezar la jornada laboral o darle continuidad a sus proyectos laborales, comienza a tener constantes dolores de cabeza, ansiedad o ha perdido el sentido de su vida, es momento de actuar rápido pues ya pasó el tiempo preventivo de buscar ayuda.
Para prevenirlo:
Listar las tareas diarias e ir tachando una vez se completen. Esto genera sentido de que se completó la tarea.
Visualizar qué cosas no te gustan de tu trabajo y buscar una forma más dinámica de hacerlo.
Crear buenas relaciones laborales con compañeros de trabajo.
Si estás sintiendo insatisfacción o desánimo, conversar con tu líder y no callarlo.
Para combatirlo:
Mantener el equilibrio laboral y personal.
Aprovechar el tiempo al máximo (sin querer hacerlo todo al mismo tiempo). -Ser flexible contigo mismo.
Conversar con tu líder. Un feedback constante ayuda a entender la visión de ambas partes con la estrategia del rol.
Ir a consulta con un psicólogo clínico con quien puedas conversar lo que estás padeciendo.
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