La depresión postparto también es cosa de hombres
Según las cifras, la depresión paterna afecta entre un 2 y un 25 % de los padres durante el embarazo de su pareja o durante el primer año después del parto
Cuando se habla de depresión postparto, de forma automática pensamos en las mujeres. De hecho, el portal Medline Plus define la depresión postparto como “una depresión de moderada a intensa en una mujer después de que ha dado a luz”. Pero la realidad es que este trastorno no es exclusivo del sexo femenino: los hombres también pueden presentarlo.
Según las cifras, la depresión paterna, como se le conoce, afecta entre un 2 y un 25 % de los padres durante el embarazo de su pareja o durante el primer año después del parto. ¿Por qué sucede? “Porque en este proceso papá tiene un rol muy específico y a la vez impactante. ‘Pierde’ sus privilegios de esposo para cederle mayor tiempo a la nueva cría”, responde la psicóloga clínica y de la salud Karem González (@karemgonzalezc).
Esto, explica, tiene impacto en el estado anímico del padre, quien pocas veces recibe la debida atención y apoyo del grupo familiar, dejándolo a un lado. “El embarazo, postparto y lactancia son crisis vitales de la familia. Significa que todo el grupo familiar debe reajustarse para hacer espacio al nuevo miembro, lo que tiene implicaciones directamente sobre la pareja”, continúa.
Aunque se perciba como un problema reciente, no es así. La experta en conducta humana aclara que siempre ha existido: la única diferencia es que ahora tiene nombre. “Siempre hemos escuchado de casos de hombres que ‘se cogieron el embarazo para ellos’, lo que indica que este fenómeno de alguna manera siempre ha sucedido, en mayor o menor escala”, dice la directora de @lotuscentrointegral.
Estos son los síntomas
Al igual que como sucede en el caso de las mujeres, la depresión postparto paterna se manifiesta con síntomas de malestar emocional como tristeza, llanto y aislamiento social, aunque en los hombres los signos más comunes son irritabilidad, retraimiento, agresividad y un marcado descenso en el interés sexual.
Los factores que predisponen a este trastorno del estado de ánimo pueden ser biológicos o psicológicos. Entre los biológicos se encuentra la disminución de hormonas como la testosterona, el cortisol y la oxitocina. En cuanto a los factores psicológicos, la profesional cita la preexistencia de una tendencia depresiva, estrés laboral o financiero, sentirse excluido en la familia, cambios bruscos en la relación matrimonial, falta de apoyo social, carencia de modelos masculinos de referencia y dificultad para establecer vínculos con el bebé.
En los hombres, es más habitual que en las mujeres reprimir sus sentimientos de tristeza y, cuando los externan, suelen ser infradiagnosticados. Es decir, se le atribuye el síntoma a un trastorno sin que haya ninguna evidencia que demuestre esta relación. Esto, asegura González, por el desconocimiento general del tema y el paradigma lineal de que el embarazo es un proceso de la madre y no de la familia.
“Lamentablemente esto hace que el papel de papá muchas veces pase a un segundo plano y es lo que puede ocasionar que padres no se impliquen tanto en la crianza de los hijos al sentirse torpes, rechazados o cuestionados”, refiere.
El estado de ánimo del papá influye de forma directa en la relación con sus hijos y con su pareja. Tal y como explica la profesional, un padre deprimido es más propenso a una crianza violenta o irrespetuosa, a perder la paciencia con más facilidad, a no cooperar en las labores domésticas o relacionadas con el hijo, ignorar las necesidades emocionales de su pareja o el propio hijo y son menos propensos a involucrarse en el juego y actividades recreativas de la familia.
En el caso de que tanto la madre como el padre coincidan con depresión postparto, advierte que se trata de unos progenitores emocionalmente no disponibles para el bebé, lo que afectaría negativamente el desarrollo de patrones de apego saludables en el hijo, deficiencia en identificar y cubrir las necesidades emocionales del hijo, incluso negligencia, en el peor de los casos.
Es importante recalcar que, al igual que otros tipos de depresión, esta tiene cura. Lo importante es saber reconocer los síntomas a tiempo y buscar la ayuda necesaria. De igual forma es de gran utilidad buscar apoyo en padres que hayan pasado por la misma situación y que puedan ofrecer herramientas para gestionar los sentimientos que trae consigo un nuevo integrante a la familia.
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