Crianza positiva, el modelo a seguir para tener familias más felices

Aplicar este modelo de crianza aporta al bienestar y a la conexión de los distintos miembros de la familia

La crianza positiva se enfoca en el desarrollo de un vínculo funcional y saludable. (Freepik)

Si bien es cierto que no existe un manual que explique la manera correcta en la que debemos educar a nuestros hijos, lo que sí queda claro es que la crianza debe basarse en el amor, el respeto y lejos de las conductas violentas. Justamente eso es lo que propone la crianza positiva, un modelo que está sobre el tapete en el país, gracias a que se busca aprobar un anteproyecto de ley que prohíba el castigo físico.

La psicóloga y terapeuta familiar Laura Pichardo define la crianza positiva como un estilo de crianza que se enfoca en el desarrollo de un vínculo funcional y saludable, así como en la implementación de estrategias efectivas basadas en el respeto y el amor. Este estilo, explica, es implementado por padres que desean ejercer una parentalidad saludable y reconocen la importancia de la conexión y los límites en el proceso de crecimiento de sus hijos.

Aplicarla no solo beneficia a los niños, sino a todo el sistema familiar, pues según la experta, aporta al bienestar y a la conexión de los distintos miembros de la familia. “En los hijos, permite desarrollar seguridad, confianza y autonomía. En los padres, favorece a la conexión con los hijos, el respeto, el mantener un balance saludable entre la afectividad, que permite establecer vínculos cercanos, y la firmeza, que favorece al desarrollo de estructura y límites”, cita. 

Romper el patrón

Muchos de los padres de hoy en día fueron criados a base de castigos, como respuesta a una sociedad en la que a lo largo de los años se ha entendido que mientras más estricto seas con tus hijos, más éxito tendrán estos en la vida. Sin embargo, Pichardo asegura que es posible romper con ese patrón, siempre y cuando haya disposición. 

“Claro que es posible romper con patrones que no son funcionales o simplemente no deseamos repetir porque entendemos el costo emocional que ha tenido en nosotros”, refiere, agregando que el primer paso es reconocer el patrón que se tuvo, lo que implica conectar con las vivencias y ser capaces de ver cómo se replica esto en el presente.

Ese primer punto, dice, conlleva aceptar aquello que se desea cambiar. A partir de ahí, comienza el conjunto de acciones conscientes que llevan a pautas de funcionamiento distintas, lo que supone cuestionar el propio sistema de creencias, pensamientos y tomar acciones distintas de forma intencional. 

Asegura que en ese proceso es válido buscar ayuda profesional, pues a veces no es tan sencillo lograrlo. “Podemos iniciar muchos cambios nosotros solos, pero también es válido pedir ayuda y permitir que un profesional nos guíe en este proceso de construcción de un nuevo estilo de crianza y de relación”, sostiene. A eso añade que el cambio de patrón requiere tiempo. 

¿Crianza positiva va de la mano con la permisividad? La profesional responde de manera contundente: “Para nada. Esta es una percepción errada que se tiene de este estilo de crianza que rompe con la forma en la que muchos de nosotros fuimos criados”. 

En ese sentido, explica que la permisividad no favorece al sano desarrollo de los hijos, pues ellos necesitan límites y estructura para desarrollarse de forma saludable. “Lo que promueve este modelo es que esos límites y estructura vayan de la mano del respeto y el afecto”, aclara.

Sobre la ley

Según la Encuesta sobre el Bienestar Infanto-Juvenil de la República Dominicana, conducida por la organización internacional World Vision en 17 municipios de seis provincias de las más vulnerables del país, el 49 % de los padres, madres y cuidadores consideran el castigo físico y humillante como la única forma de corrección, datos que coinciden con otros trabajos de campo realizados en el territorio nacional.

Estas alarmantes cifras llevaron a World Vision a abogar en el país por la aprobación de una ley de crianza positiva que prohíba el castigo físico y humillante a los niños y adolescentes. Se trata de una ley que a su vez busca contribuir a un cambio en la cosmovisión de la familia y la sociedad con respecto al modelo de crianza que necesitan los niños.

Al momento, el proyecto de ley se encuentra en fase de recolección de firmas para que sea puesto en agenda en la Cámara de Diputados.

Periodista de Revista. Le apasiona escribir sobre salud mental y relaciones de pareja. De no ser periodista, sería psicóloga con un blog.