República Dominicana: El último refugio del “Diablotín”
Rastreadores satelitales revelan los increíbles viajes de esta ave críticamente amenazada
A menudo invisibles en la vastedad del océano, los petreles cabecinegros o "diablotines" (Pterodroma hasitata) siguen siendo un enigma de la biodiversidad del Caribe. Tienen vuelo veloz y zigzagueante, de ahí que su género signifique “corredor alado”, mientras que su carácter evasivo y sus misteriosos llamados nocturnos inspiraron su nombre en español y creole: "diablotín".
Esta ave marina fue considerada extinta hasta mediados del siglo XX y hoy es una de las más amenazadas en la región, con solo unas 1,000 parejas reproductoras que sobreviven en su último refugio: la isla de La Española, compartida entre Haití y la República Dominicana.
Desde los primeros estudios en los años 60 se ha obtenido información clave para la conservación del diablotín. Según Hugh Powell, en un artículo publicado en el 2012 en All About Birds del Cornell Lab, la investigación se ha enfrentado a enormes desafíos en Haití y la República Dominicana, donde estas aves buscan refugio en las altas montañas, deslizándose sobre bosques montañosos y anidando en empinadas laderas cubiertas de niebla. Sus hábitos nocturnos y su capacidad para volar a gran velocidad han complicado aún más su monitoreo.
El descubrimiento de un nido en Haití en 2011 fue uno de estos momentos claves. En ese entonces el investigador Jim Goetz y su equipo encontraron un polluelo de diablotín en una cueva de montaña, documentando su crecimiento hasta su primer vuelo al océano. Este trabajo confirmó lo que otros estudios habían indicado: el diablotín depende de las cuevas y acantilados para reproducirse y es extremadamente vulnerable a los depredadores como ratas, perros y hurones.
Aquí puedes escuchar al diablotín
Las amenazas
En la República Dominicana, Grupo Jaragua ha liderado la instalación de nidos artificiales y trampas para proteger sus nidos. Ernesto Rupp, jefe del Programa de Conservación del Diablotín de la organización, destaca la importancia de estas medidas: "Esta especie enfrenta muchas amenazas todavía. A menudo es atacado por mamíferos introducidos, como los hurones y perros; frecuentemente choca contra cables de antenas de telecomunicación en sus vuelos nocturnos y los bosques donde anida están amenazados por la agricultura y los incendios forestales, a pesar de estar protegidos dentro de parques nacionales".
En los últimos años se ha llevado una larga lucha por sectores ambientales para el rescate de Sierra de Bahoruco y Valle Nuevo, dos de los más importantes parques nacionales de la República Dominicana, en donde la agricultura ilegal dentro de sus límites, el secuestro del agua en las cuencas altas, la deforestación y otras tantas amenazas, siguen imperando sin soluciones contundentes por parte de las autoridades.
Para proteger los nidos en la Sierra de Bahoruco, el programa ha estado instalando cajas de madera durante los últimos tres años, las cuales actúan como barrera contra perros cimarrones o de caza. En Valle Nuevo, desde hace cinco años, también se colocan trampas alrededor de los nidos para controlar la presencia de hurones. Todo este esfuerzo cuenta con la autorización y colaboración del Ministerio de Medio Ambiente.
Lo que revelan los rastreadores satelitales
El rastreo satelital ha sido una herramienta esencial para entender mejor los patrones migratorios del diablotín. Entre 2014 y 2024, Grupo Jaragua y el Grupo Internacional para la Conservación del Diablotín colocaron transmisores a varios petreles de Bahoruco y Valle Nuevo, revelando rutas que se extienden desde la península de La Guajira en Sudamérica hasta la Corriente del Golfo frente a los Estados Unidos.
El investigador Yvan Satgé de Clemson University explica que estas aves realizan dos rutas distintas: “Hasta 2014, se pensaba que los diablotines siempre viajaban desde La Española a pescar en el Océano Atlántico frente a Carolina del Norte. Pero, en 2014, iniciamos un seguimiento por satélite con Grupo Jaragua para estudiar los viajes de forrajeo y las migraciones”
“Para no molestar a los diablotines, utilizamos transmisores satelitales muy livianos (unos 10 gramos) que envían localizaciones por satélite durante unos cinco a ocho meses antes de caer. En 2014 el seguimiento de tres petreles nos enseñó que algunos de los que anidan en la Sierra de Bahoruco van a pescar en los alrededores de la península de La Guajira (entre Colombia y Venezuela)”, agrega el especialista.
“Allí hay un afloramiento de aguas del fondo muy fuerte y constante que concentra nutrientes y peces. En marzo de 2024, seguimos por satélite cuatro diablotines más: uno de Sierra de Bahoruco, que salió ileso de un choque con cables de una antena de telecomunicación y por suerte quedó ileso, y tres que anidaban en Valle Nuevo”, concluyó.
Satgé también explicó que los diablotines de la Sierra de Bahoruco, más pequeños y con más negro en la cabeza, migran hacia el afloramiento de la Guajira en el Mar Caribe, mientras que los de Valle Nuevo, de mayor tamaño y cabeza más clara, viajan hacia la Corriente del Golfo en el Atlántico.
Esto sugiere que los diablotines que anidan en distintas zonas también buscan alimento en diferentes áreas y enfrentan amenazas específicas: los de Bahoruco pasan cerca de campos petroleros frente a La Guajira y los de Valle Nuevo pueden verse afectados por la construcción de parques eólicos en la costa de EE. UU.
Es por esto que es necesario conservar al diablotín a través de las fronteras políticas: Actualmente todos los esfuerzos se coordinan mediante el Grupo Internacional para la Conservación del Diablotín (diablotin.org).
La mano de obra local
Yolanda León, de Grupo Jaragua, explica sobre el trabajo que se realiza en Pedernales: “El ‘Team Diablotín’ dominicano está conformado por gente de la provincia Pedernales que hemos entrenado. Ellos construyen los nidos artificiales, colocan cámaras trampa para monitorearlos, así como trampas de captura de hurones antes de cada temporada y luego de les dan seguimiento durante”.
“También hacen el seguimiento por satélite, trabajando casi todo el año. Dado que las especies no conocen fronteras, parte del trabajo se realiza también en territorio haitiano, en colaboración con colegas del vecino país, muy dedicados también, especialmente en las zonas de Boukan Chat, Morne Vincent y Parc National La Visite”, explicó León.
A pesar de estos esfuerzos, aún se necesitan políticas de conservación sostenibles en la isla para proteger los últimos refugios del diablotín. La pérdida de hábitat sigue siendo una amenaza seria en ambos países vecinos, agravada por la deforestación y la expansión agrícola en zonas montañosas.
Los estudios sobre el diablotín no solo arrojan luz sobre una especie casi olvidada y gravemente amenazada, sino que también ayudan a preservar el frágil ecosistema de la isla de La Española, hogar de aves migratorias y especies endémicas.
La esperanza es que el creciente conocimiento, la cooperación internacional y políticas claras del Estado Dominicano puedan asegurar la supervivencia de estas aves, y que, en el futuro, sus vuelos sigilosos sigan siendo una presencia mística en el cielo nocturno del Caribe.
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