Un mural pintado con cenizas de los incendios en Brasil pide frenar la tala en la Amazonía
Muestra un paisaje distópico: tierra agrietada por la sequía y troncos caídos y aún humeantes de los incendios
Un enorme mural pintado con cenizas procedentes de los incendios que asolan Brasil fue inaugurado este miércoles en la ciudad de São Paulo para reclamar a las empresas agrícolas un freno a la deforestación en la Amazonía.
El mural, que cubre 1,581 metros cuadrados de la pared lateral de un edificio a unas pocas cuadras de la emblemática Avenida Paulista, muestra un paisaje distópico: tierra agrietada por la sequía y troncos caídos y aún humeantes de los incendios.
En medio de este panorama, emerge la famosa líder indígena Alessandra Korap, con una corona de flores en la cabeza. Con una palma extendida pide parar, mientras que con la otra mano sostiene un cartel que reza 'Paren la destrucción' y 'Mantengan la promesa'.
La líder de la etnia munduruku participó en la inauguración de la obra por videollamada desde la tierra indígena donde vive y comparó, entre risas, las grandes dimensiones del mural con su propio tamaño.
"Mido 1,39 metros, soy bien pequeñita, pero los pueblos indígenas nos hacemos gigantes para proteger los bosques. Para nosotros son mucho más importantes los ríos y la selva que la soja", declaró esta mujer, que ha denunciado en el pasado haber recibido amenazas por su activismo medioambiental.
El mural está pintado en colores marrones, negros y grises, hechos con una mezcla de pegamento, ceniza recolectada en la Amazonía, el Cerrado y el Pantanal, y barro procedente de las inéditas inundaciones que cubrieron de agua el sur de Brasil en mayo de este año.
Con palas y sacos, Mundano, el nombre artístico del autor del mural, recogió los materiales durante una expedición de varias semanas por los diferentes ecosistemas, afectados por la sequía más extensa en la historia reciente de Brasil.
"Tenemos que usar todas las herramientas posibles, incluido el arte, para denunciar esta realidad", explicó a EFE Mundano, quien se describe a sí mismo como un "artivista".
El mensaje del mural tiene un destinatario particular: la familia estadounidense Cargill, con una fortuna estimada en los 60,000 millones de dólares y dueña de una de las mayores empresas agrícolas del mundo.
Según Mathew Jacobson, director de la campaña 'Legado en llamas' de la ONG canadiense Stand.earth, la compañía es una de las principales responsables de la tala en Brasil debido a sus vastos intereses en el mercado de la soja.
"Cargill ha prometido parar de comprar productos de áreas deforestadas, pero el problema es que ya hecho muchas promesas antes que no ha cumplido", criticó Jacobson.
Además, la ONG acusa a la empresa de impulsar el proyecto del Ferrogrão, una nueva línea de ferrocarril de más de 900 kilómetros que busca transportar el grano cultivado en el centro de Brasil hasta un puerto fluvial en plena Amazonía y que atravesaría el bosque tropical.
Los activistas piensan mandar copias del mural a las casas de cada uno de los miembros de la familia Cargill para que vean con sus propios ojos las cenizas de la destrucción.
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