En España, lúpulo de alta tecnología para proteger la cerveza del cambio climático
Tener un suministro estable de lúpulo es "crucial" porque no hay alternativa para darle amargor a la cerveza
En el pueblo gallego de Chantada, en el noroeste de España, la mañana es fría y brumosa, pero en el depósito de la empresa Ekonoke se está bien gracias al calor y las luces LED que arropan a 360 plantas de lúpulo para que florezcan más rápido.
Montadas en un altísimo sistema reticular de cables y alambres, estas vigorosas plantas trepadoras están en plena floración, y pronto estarán listas para dar a la cerveza su aroma y amargor, únicos y refrescantes.
Estas plantas de lúpulo, que normalmente crecen en el exterior, forman parte de un proyecto de cultivo en interiores de la empresa española Ekonoke, que desarrolló una forma alternativa de hacer crecer algo tan vulnerable al clima, para proteger la potabilidad de la cerveza.
Los expertos sostienen que las temperaturas cada vez más altas y las sequías más frecuentes han hecho más imprevisibles las cosechas de lúpulo, reduciéndolas y, más preocupante aún, aminorando la calidad de los ácidos alfa de sus resinas y aceites, tan cruciales para el sabor y el carácter de las distintas cervezas.
Un estudio publicado en la revista Nature Communications en octubre, mostró caídas "significativas" en los últimos 50 años y advirtió del "serio riesgo" de que la tendencia se acentúe, prediciendo que, de aquí al 2050, el rendimiento de las cosechas de lúpulo podría decrecer casi un 20% y sus ácidos alfa algo más de un 30%.
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Tanto los agricultores como los fabricantes de cerveza coinciden en que la inestabilidad de los patrones del clima han impactado en el cultivo de lúpulo.
"El cambio climático está afectando al campo, y el año pasado se redujo un 40% la producción de lúpulo en Europa", afirma Giacomo Guala, experto en lúpulo de Copa Cogeca, que agrupa a los principales sindicatos de agricultores de la Unión Europea.
"La sequía tiene un gran impacto. No llueve cuando se supone que debe llover, o llueve demasiado cuando se supone que no debe llover, así que esa predictibilidad ya no existe", declaró a la AFP.
Lúpulos "hi-tech"
Tener un suministro estable de lúpulo es "crucial" porque no hay alternativa para darle amargor a la cerveza, explica José Luis Olmedo, que está al frente del departamento de investigación de Cosecha de Galicia, la división de innovación del fabricante español de cerveza Hijos de Rivera, que produce la popular marca Estrella Galicia.
Dependiente hasta ahora del lúpulo cultivado en el campo, el fabricante gallego se fijó en el potencial de estos cultivos de interior de Ekonoke y aportó una parte importante de los 4,2 millones de euros que logró la empresa innovadora en su ronda de inversiones.
"Lo que más interesa a las cerveceras es el suministro garantizado de cantidad y calidad", afirma la directora ejecutiva de Ekonoke, Inés Sagrario, en su granja piloto de 1.200 metros cuadrados en Chantada, donde recogieron su primera cosecha a mediados de febrero.
Comenzaron las pruebas en su laboratorio de Madrid en 2019, con cuatro plantas y escalando hasta 24, reduciendo el tiempo de cultivo y utilizando "15 veces menos agua" que al aire libre, con el objetivo de "llegar a 20".
"En este almacén controlamos todos los parámetros ambientales y de nutrientes, así como los factores de iluminación, utilizando luces LED para proporcionar a la planta lo que necesita cuando lo necesita", dice Sagrario.
Las luces reproducen los colores e intensidad del brillo del sol en cada momento del ciclo de crecimiento.
Reduciendo a la mitad el ciclo de cultivo
El embriagador aroma del lúpulo impregna el aire cuando una enorme parra cargada de lúpulo es cortada de su enrejado, cayendo al suelo antes de ser transportada a una máquina cosechadora roja.
Cultivadas sin tierra, las cepas se alimentan mediante un sistema cerrado que permite la reutilización constante del agua impregnada de nutrientes, y sin pesticidas.
"En el campo, aunque el ciclo es de seis meses, sólo tienen una cosecha al año porque se necesitan las condiciones correctas de crecimiento", explica Ana Sáez, la agrónoma que conduce las operaciones.
"Aquí, como podemos controlar y reproducir 'la primavera', hemos reducido el ciclo del cultivo a tres meses", añade.
Cuando las pruebas llevadas a cabo en el marco de este proyecto piloto hayan acabado, Ekonoke prevé una producción a gran escala en una estructura de 12.000 metros cuadrados.
Para Hijos de Rivera, se trata de un proyecto estratégico que estará listo antes de finales de 2025, explicó Olmedo.
Para Mirek Trnka, bioclimatólogo de la Academia Checa de Ciencias, la hidroponía es una solución, pero ampliarla hasta cubrir la demanda del mercado sería complicado.
"Aunque el lúpulo es un cultivo minoritario, habría que aumentar considerablemente el tamaño de las explotaciones para igualar la producción actual a nivel mundial mediante el cultivo hidropónico", declaró a la AFP.
En Ekonoke consideran que su papel consiste en proteger la biodiversidad del lúpulo y, con el tiempo, desarrollar nuevos híbridos "para dar más cantidad y calidad usando menos recursos".
"La gente nos pregunta si los productores de lúpulo en el exterior se sienten amenazados por nosotros, pero no les estamos amenazando. El cambio climático les amenaza", afirma Sagrario.
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