Los manglares, antídoto natural contra el cambio climático y los huracanes en Puerto Rico
Científicos puertorriqueños desarrollan un banco de mangles en un vivero para hacer frente a la crisis climática
Científicos puertorriqueños desarrollan un banco de mangles en un vivero para hacer frente a la crisis climática y al impacto de los huracanes que azotaron la isla caribeña, dañando ecosistemas como la bahía bioluminiscente de Vieques.
"Después del huracán María empezamos una reforestación diseñada en Vieques, donde creamos un vivero de mangle rojo", explica a EFE Mark Martin Bras, investigador de campo y director de relaciones comunitarias para el Fideicomiso de Conservación e Historia de Vieques (VCHT, por sus siglas en inglés).
En ese vivero, Bras detalla que crecen los mangles "en diferentes niveles de salinidad para asegurar su crecimiento y prepararlos para ser resilientes".
María, un poderoso huracán que alcanzó categoría 5 y entró el 20 de septiembre de 2017 por el sureste de Puerto Rico, provocó cerca de 3.000 muertos en la isla caribeña y devastó sus ecosistemas marinos.
Los manglares constituyen una forma de defensa natural frente a las tempestades marinas y los huracanes, protegiendo las costas en las que crecen.
"Para atender el cambio climático tienes que tener un banco, tienes que tener el vivero corriendo porque si no viene otro huracán y estás igual", comenta Bras, de 52 años.
El mangle, un árbol leñoso que vive semisurmergido, tiene la particularidad de absorber el dióxido de carbono y fijarlo en sus raíces, lo que se conoce como sumidero de carbono o carbono azul, mientras que sus raíces funcionan como hábitats para cría de moluscos, peces y crustáceos.
En la isla de Vieques, ubicada en el este de Puerto Rico, el huracán María causó la destrucción casi total de los manglares en la desembocadura de la bahía bioluminiscente de Mosquito, considerada como la más brillante de los ecosistemas de esta naturaleza en territorio puertorriqueño.
Preservar la bahía bioluminiscente más brillante
Bras, que también es comanejador de la Reserva Natural de Mosquito, sostiene que a pesar de que en Puerto Rico resaltan tres bahías bioluminiscentes, hay más de diez áreas con estas características, debido a la presencia de los microorganismos conocidos como dinoflagelados que producen ese fenómeno.
Los científicos se dieron cuenta de la necesidad de replantar también las praderas de hierba marina y los arrecifes de coral para preservar la bahía.
"Conseguimos una subvención millonaria para hacer una restauración de los arrecifes de coral y praderas de hierba marina a partir de 2024", detalla el científico, asegurando que el proyecto durará mínimo 3 o 4 años.
Bras indica que todos estos componentes son parte de cómo se creó la bahía bioluminiscente: los arrecifes de corales, que paran el oleaje; las praderas, que hacen que el fondo de la marina sea más llano; y los mangles, un árbol que combina el aire, la tierra y el agua.
Además, la principal característica de la bahía de Vieques es que "la contaminación lumínica es menor aquí por el hecho de que es una isla pequeña con menos tipos de instalaciones grandes, pero también se ha creado una cultura de contaminación lumínica de protección", sostiene Bras.
Del mismo modo, el banco de mangles de Vieques reforestará la laguna de Kiani, ubicada también en la isla y devastada por los huracanes.
Alianza con otros países y educación ambiental
"Tenemos el orgullo de que un biólogo viequense, Erick Bermúdez, y varios otros secuaces crearon este sistema que ahora se ha compartido con otras islas, de hecho se hizo una alianza para reforestación de mangles", afirma Bras.
Los científicos viequenses comparten sus investigaciones y metodologías con algunas entidades de República Dominicana, Cuba, Colombia, la isla de Tórtola y las Islas Vírgenes Estadounidenses.
"Lo nítido del caso es que lo convertimos en un programa educativo, hay estudiantes de todas las escuelas de Vieques, Puerto Rico, Estados Unidos e internacional que van a verlo", sentencia el investigador.
La pérdida de manglares se ralentizó en 2022, respecto a 2021, aunque más de la mitad de las pérdidas de este tipo de ecosistema (un 62 %) sigue siendo debida a la actividad humana, según el informe anual de la Alianza Mundial de los Manglares, publicado en julio.
Su progresivo deterioro se debe a diversas causas, desde la deforestación a la acuicultura o el desarrollo costero sin control.
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