Medio Ambiente investiga la muerte de peces en río Haina
Se trata del tercer reporte de muertes de peces en menos de un mes en distintos puntos del país
Un video que circula en las redes sociales muestra decenas de peces muertos en el río Haina, en la zona Palavé, Santo Domingo Oeste.
Diario Libre se comunicó con el viceministro de Áreas Protegidas y Biodiversidad, Federico Franco, quien dijo que un equipo junto con el Viceministerio de Gestión se trasladó ayer a la zona para tomar muestras del agua a fin de determinar la causa de la mortandad de peces en la zona.
A su vez, indicó que hasta el momento no ha recibido denuncias de descargas de agentes químicos en la zona.
Otros reportes de muerte de peces
A principio de junio sorprendió a los comunitarios de Cotuí la aparición de peces muertos flotando en la orilla de la presa de Hatillo. El pasado 14 de junio, el Viceministerio de Gestión Ambiental adelantó que los resultados preliminares de los estudios realizados apuntaron que la muerte de los animales acuáticos en ese embalse se relaciona con los niveles de clorofila asociados a la proliferación estacionaria de algas.
Federico Franco indicó que, pese a que la proliferación de algas es un proceso natural, el Ministerio continúa monitoreando la zona.
Sin embargo, Medio Ambiente, también se vio en la necesidad de aclarar la muerte de peces en Azua que fueron dadas a conocer a principio de mes durante la incidencia de una vaguada en el país.
El Ministerio de Medio Ambiente manifestó el 15 de junio que un informe preliminar sobre la muerte de decenas de peces en una Laguna de Puerto Viejo y Playa Los Negros, en Azua, apunta a una posible acumulación de contaminantes químicos y orgánicos, provenientes de actividades humanas en la parte terrestre y procesos naturales, arrastrados hasta el lecho marino por las escorrentías.
La semana pasada el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca), junto con técnicos del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa), determinó que la mortandad de peces acontecida en la planta residual de Villa Salma, Samaná, se debió a un cortocircuito que apagó los aparatos de aireación.
Precisó que los peces fueron introducidos para contribuir en el proceso de descomposición de los residuos manejados en dicha planta y no son aptos para el consumo humano. Es decir, se trata de una población de peces que se han reproducido de manera natural y que básicamente están ahí para cumplir una función específica.
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