La manatí Lupita ahora es totalmente independiente
Le fue retirado el rastreador satelital después de año y medio de seguimiento
Eran las 9 de la mañana del pasado 7 de diciembre. Rita Sellares y Rachel Plekaniec se preparan para salir de Bayahíbe, para uno de los momentos más difíciles del proyecto de reintroducción de los manatíes que estuvieron en cautiverio en el Acuario Nacional.
Lupita, una hembra de aproximadamente seis años de edad, fue llevada al Acuario Nacional en 2018, cuando se asumió que su madre la había abandonado en la Bahía de Luperón, donde existe una población estable de manatíes antillanos, Trichechus manatus manatus.
Siendo muy pequeña, Lupita se crió junto a dos manatíes más, Juana y Pepe, que llegaron al Acuario Nacional en 2013 bajo otras circunstancias.
En septiembre de 2020, el Ministerio de Medio Ambiente decidió reintroducir a los tres manatíes a su hábitat, y junto a la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), trasladaron a los tres animales a Bayahíbe, para iniciar una etapa de adaptación en un encierro que duró cerca de seis meses.
El 13 de diciembre de ese año, se ejecutó la operación “Regreso a Casa”, trasladando a los tres mamíferos marinos a su nuevo hogar.
El domingo 27 de junio de 2021, se abrió la cerca que contenía a Juana, Pepe y Lupita, en una bahía artificial perteneciente a Central Romana, concluyendo la etapa de adaptación en encierro.
El camino de cada uno
Un año y medio ha pasado y cada animal tomó un camino diferente. Desde el momento que fueron liberados, cada manatí fue seguido constantemente al serles colocado un rastreador a cada uno. Todas las mañanas tanto Rita como Rachel, revisaban la geoposición de los nuevos individuos en el hábitat.
Durante todo este tiempo también se han hecho monitoreos en persona, para evaluar las condiciones del animal y su entorno. Esto posible por el soporte económico de la Embajada de Alemania en República Dominicana y donaciones de empresas como Martí y supermercados Jumbo, entre otros.
La primera en aventurarse a explorar Bayahíbe fue Lupita, que frecuentó durante meses entre la playa pública de Bayahíbe y la isla Saona, hasta que se mudó a Boca de Yuma desde el pasado mes de julio.
Juana decidió emprender un largo camino hasta Santo Domingo, escogiendo como su nuevo hogar los ríos Ozama e Isabela, donde permaneció por más de seis meses, hasta que murió por causas naturales el pasado agosto.
Pepe, es el que más lento se ha adaptado a la libertad. No se ha alejado mucho de la zona y prefiere la tranquilidad de los ríos de La Romana. Ha sufrido bajas notables de peso, que en su momento han preocupado a los cuidadores y ha sido necesario alimentarle, pero en los últimos meses ha presentado mucha mejora en su masa corporal, alimentándose totalmente independiente.
Una despedida a Lupita
Al llegar el equipo de Fundemar a Boca de Yuma, en búsqueda de Lupita, en el ambiente se sentía un sentimiento de alegría y tristeza.
Luego de ubicar a la manatí en la playa pública de la comunidad, se procedió con el corte del cinturón que rodeaba la cola de Lupita. Ella permaneció tranquila durante el proceso, en aguas someras y tranquilas a unos 25 metros de la costa.
Su reacción al sentirse liberada, fue alejarse rápidamente del grupo de personas que la rodeaban. Pero, a los pocos segundos, decidió volver donde sus cuidadores y seguir su rutina de alimentarse, mientras las lágrimas y sonrisas llenaban el ambiente.
Con este procedimiento y a casi dos años de su reintroducción al hábitat, Lupita cierra un capítulo exitoso y un hito en la conservación de manatíes en la República Dominicana. Ya Lupita está 100 % adaptada al hábitat, al igual que lo hizo Juana, por lo que ya no es necesario que lleve consigo el rastreador.
Para Rita Sellares, directora de Fundemar, quitarle el rastreador a Lupita ha sido darle la libertad que merecía. “Es un sueño realizado, ver a Lupita libre que era la meta final. Libre significa ya, pertenecer a la población silvestre del país y contarla desde ahora como parte del Censo Nacional de Manatíes. Verla sin rastreador significó que lo hemos logrado. Siento añoranza que ya no será lo primero que veré en la aplicación del teléfono cuando me levante, de que ya teníamos que aceptar que había que dejarla ir y que ya no la puedes ir a ver cuando uno quiere”, dijo Sellares a Diario Libre.
El tercer manatí, Pepe, seguirá siendo monitoreado por unos meses más, hasta garantizar que también se ha adaptado al 100 % a la vida silvestre.
A nivel micro se logran cosas increíbles, como la historia de la independencia de la manatí Lupita que contamos hoy. Pero a nivel macro las cosas no parecen avanzar, y es a nivel global que se debe avanzar de verdad.
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