¿Y los custodios?

La teoría del contrato social se basa en que los ciudadanos ceden parte de su soberanía al gobierno que se encarga de proteger el interés público, pero como ha probado el caso de los salamis, los custodios han fallado.

Y han fallado miserablemente, porque los cientos de fábricas no vigiladas en sus controles de calidad no se establecieron de la noche a la mañana.

Fallaron miserablemente, porque desde el pasado año los porcicultores habían denunciado que algo olía mal en la industria de los salchichones y nadie hizo nada.

Fallaron miserablemente, porque desde hacía meses sabían lo que estaba pasando y nada hicieron para resolver un problema de salud de la ciudadanía.

Es evidente que desde los ministerios de Salud y de Industria y Comercio, pasando por Digenor y terminando en Pro Consumidor, todos le fallaron al pueblo dominicano.

El grito tardío e incompleto de Pro Consumidor es quizás la última demostración de incapacidad de los entes públicos.