Misión imposible

El problema del chavismo con la libertad de expresión ya no se limita a dejar sin papel a los periódicos venezolanos de oposición, comprar las frecuencias críticas o molestar hasta la extenuación al que ose criticar.

A los chavistas no les basta con callar a la prensa venezolana, o tratar de cerrar Twitter. También aspiran a que la prensa extranjera se limite a ser la bocina de sus aburridísimos discursos y sus militantes arengas.

Ya anteriores embajadores venezolanos del chavismo habían echado uno que otro boche a periodistas que trataban de hacer las preguntas pertinentes o habían denegado visados a los compañeros que iban a cubrir actividades no de su gusto.

Con la entrevista de Nuria al actual embajador ha quedado definitivamente demostrado que hablar con un chavista sobre libertad de expresión, manifestación o disidencia es como hablarle a un castrista de democracia y libertad, a un cura del Opus de anticonceptivos, a un peledeísta de lucha contra la corrupción, a Roberto Salcedo de la basura, a Leonel Fernández de nominillas, a los perredeístas sobre labores de oposición, a un musulmán de los derechos de la mujer o a George Clooney sobre cuándo se va a casar. Es como preguntar en Corea del Norte sobre derechos humanos, defender ante Putin a los gays o mentarle el Tea Party a Obama.

O sea, misión imposible.

Hay una "izquierda" latinoamericana que tiene mucho que aportar, pero no lo logrará hasta que supere esos resabios totalitarios que la tienen enganchada en el fracaso.

IAizpun@diariolibre.com