¿Cómo proteger el futuro de nuestros prospectos?

Se necesita una transformación ética y supervisión estatal en el béisbol dominicano

El béisbol dominicano, un orgullo nacional y motor económico que genera más de $350 millones anuales, enfrenta desafíos éticos y regulatorios que amenazan su sostenibilidad. (Shutterstock)

El béisbol es mucho más que un deporte en la República Dominicana: es parte de nuestra identidad nacional, un motor económico de gran magnitud y, para miles de jóvenes, una esperanza de progreso personal y familiar. Sin embargo, esta industria, que genera más de 350 millones de dólares al año y exporta más de 160 prospectos a Grandes Ligas cada temporada, enfrenta desafíos que requieren soluciones integrales y urgentes.

El caso de Ismael Ureña Pérez, como tantos otros que no llegan a la luz pública, pone en evidencia la falta de supervisión estatal en una actividad que debería ser un modelo de desarrollo ético. Las prácticas irregulares como la explotación económica, la manipulación de edades y la informalidad en la operación de academias no solo vulneran derechos fundamentales, sino que también amenazan la sostenibilidad y la reputación del béisbol dominicano en el escenario internacional.

El problema no es la falta de herramientas legales. Contamos con un marco jurídico robusto que incluye la Constitución, la Ley General de Deportes (Ley 356-05), la Ley 136-03 sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes, y el Código Penal. Lo que falta es voluntad política y liderazgo para aplicar estas leyes de manera efectiva. Este artículo presenta una propuesta clara y estratégica, una solución integral que articula certificación, regulación, formación, fiscalización y un régimen de consecuencias, posicionándose como la única respuesta real y viable al problema.

Certificación: Instituciones sólidas para calidad y ética

El primer paso hacia un sistema ético y profesional en el béisbol dominicano es establecer un programa de certificación obligatorio para academias y entrenadores. Actualmente, muchas academias operan sin cumplir estándares básicos, dejando a los prospectos expuestos a condiciones inadecuadas, explotación económica y abuso.

Douglass North, en Institutions, Institutional Change, and Economic Performance (1990), argumenta que las instituciones son esenciales para generar confianza y sostenibilidad. En este contexto, el Ministerio de Deportes debe liderar un programa de certificación supervisado por un organismo autónomo y respaldado por la MLB. Este programa debe garantizar:

  1. Requisitos mínimos de operación: Infraestructura adecuada, condiciones de entrenamiento dignas y acceso a educación para los prospectos.
  2. Auditorías periódicas: Supervisión constante para verificar el cumplimiento de estándares éticos y profesionales.
  3. Registro nacional de academias certificadas: Publicación de un listado oficial para brindar transparencia y confianza a las familias.

En 2023, los bonos de firmas internacionales generaron más de 70 millones de dólares para prospectos dominicanos. Sin un sistema de certificación, estos recursos se distribuyen de manera desproporcionada, beneficiando más a entrenadores y agentes que a los propios prospectos y sus familias.

Regulación: Normas claras para ordenar el mercado

El mercado del béisbol opera en un vacío normativo que permite la informalidad, la explotación y la falta de transparencia. La Ley General de Deportes, que data de 2005, necesita una reforma urgente para abordar las particularidades del béisbol como industria.

El Ministerio de Deportes, en colaboración con el Congreso Nacional, debe liderar esta reforma para garantizar:

  1. Formalización de todas las academias: Requiriendo que se registren bajo un marco regulatorio supervisado por el Estado.
  2. Transparencia en los contratos: Obligando a que los acuerdos entre prospectos, entrenadores y agentes sean claros y justos.
  3. Límites en los porcentajes de bonos retenidos: Regulando las comisiones para evitar abusos y garantizar que la mayor parte de los recursos llegue a los prospectos.

Estas regulaciones son fundamentales para proteger a los prospectos, garantizar el respeto a sus derechos y fortalecer la reputación del béisbol dominicano como un modelo de transparencia y profesionalismo.

Formación: Talento integral para un futuro sostenible

El béisbol es un deporte de altas probabilidades de fracaso. Solo el 3% de los prospectos firmados logra llegar a las Grandes Ligas, dejando a miles de jóvenes fuera del sistema, muchas veces sin educación ni opciones laborales.

El artículo 39 de la Constitución, que consagra el derecho a la igualdad, obliga al Estado a garantizar oportunidades equitativas para todos los prospectos. Proponemos un modelo educativo dual, liderado por el Ministerio de Deportes en coordinación con el Ministerio de Educación, que:

  1. Integre entrenamiento deportivo con educación académica obligatoria: Asegurando que los prospectos tengan herramientas para desarrollarse fuera del béisbol.
  2. Incluya módulos en finanzas personales y planificación a futuro: Preparando a los prospectos para manejar sus ingresos y construir una vida sostenible.
  3. Capacite a los entrenadores en ética, derechos humanos y psicología deportiva: Promoviendo un entorno profesional y respetuoso.

La formación no solo beneficia a los prospectos, sino que también fortalece la sostenibilidad del béisbol como industria, posicionándolo como un modelo global de desarrollo integral.

Fiscalización: Garantizar el cumplimiento de las normas

El artículo 246 de la Constitución establece que el Estado tiene la responsabilidad de fiscalizar y controlar las actividades económicas y sociales. Sin embargo, la falta de fiscalización ha permitido que prácticas como la manipulación de edades y la retención indebida de bonos se conviertan en problemas estructurales.

Proponemos la creación de un organismo autónomo de supervisión, liderado por el Ministerio de Deportes en colaboración con la MLB, que:

  1. Audite las operaciones de academias y agentes: Verificando que cumplan con las normativas.
  2. Monitoree las condiciones de vida y entrenamiento de los prospectos: Asegurando su bienestar físico y emocional.
  3. Aplique sanciones en caso de violaciones: Garantizando que las irregularidades no queden impunes.

Este organismo debe operar con total independencia, utilizando tecnologías modernas para realizar auditorías en tiempo real y asegurando la rendición de cuentas.

Régimen de Consecuencias: Sancionar las irregularidades

El régimen de consecuencias es esencial para garantizar el cumplimiento de las normas. La Ley 136-03 y el Código Penal ya establecen sanciones para prácticas como la explotación económica de menores, la falsificación de documentos y el abuso de confianza. Sin embargo, estas disposiciones no se han aplicado con el rigor necesario.

El régimen de consecuencias debe incluir:

  1. Sanciones penales y administrativas: Contra academias, entrenadores y agentes que violen los derechos de los prospectos.
  2. Inhabilitaciones temporales o permanentes: Para quienes incurran en prácticas abusivas.
  3. Reparación económica: Obligación de compensar a los prospectos afectados por irregularidades.
  4. Supervisión ciudadana: Creación de un canal público de denuncias, respaldado por la Defensoría del Pueblo, para que las familias puedan reportar abusos sin temor a represalias.

Conclusión: Un llamado al liderazgo y la acción estatal

El béisbol dominicano es un orgullo nacional y una fuente de desarrollo económico, pero su sostenibilidad depende de un sistema ético, transparente y supervisado. El Ministerio de Deportes debe asumir su rol como garante de estas reformas, liderando un plan integral que certifique, regule, forme y fiscalice, con un régimen de consecuencias que garantice justicia y transparencia.

Este artículo no solo es una propuesta, sino un llamado a un debate urgente y necesario. El caso de Ismael Ureña Pérez no debe quedar como una anécdota, sino como un punto de inflexión para transformar el béisbol dominicano en un referente mundial de ética y profesionalismo. Es hora de liderar con valentía y visión, asegurando que este deporte siga siendo una fuente de esperanza y desarrollo para las futuras generaciones.

Defensor del Pueblo de la República Dominicana.