Observaciones a la educación cívica, moral y ética en República Dominicana (2/3)

La educación cívica en la República Dominicana necesita cambios urgentes

La República Dominicana ha obtenido resultados alarmantes en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana de 2009 y 2016, quedando en el último lugar. (Fuente externa)

La República Dominicana participó en el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana-ICCS- en 2009 y 2016, quedando en ambos en el último lugar. En el 2022 no participó. El pobre resultado alarmó, pero no sorprendió, ya que es semejante a lo que pasa con las matemáticas, lengua española, naturales y sociales y no es extraño que ocurra en una materia que, como ya vimos en el artículo pasado, ha recibido escasa atención.

Ante el clamor nacional para que los estudiantes volvieran a recibir la formación cívica, moral y ética que requiere una sociedad civilizada, se incluyó en la última revisión curricular un apartado con algunos contenidos de educación cívica al final de la materia Ciencias Sociales. También se agregó el concepto “Integral” a la materia de religión, pero esto ha ayudado poco. Tanto el currículo como los libros de texto presentan numerosas debilidades, entre las que se destacan: excesivo contenido teórico, escasas prácticas; desconexión de la realidad nacional y de las demás materias; repetición de los mismos contenidos y métodos en cada grado; poca o ninguna formación de los docentes y cero compromisos con los resultados. A continuación, algunas observaciones que se desprenden de un análisis que hicimos recientemente al currículo y libros de texto del segundo ciclo de la educación primaria (4to.5to y 6to. grados)

El currículo de la educación primaria es un documento excesivamente ambicioso en contenidos y resultados esperados, repetidos textualmente en varios grados y con escasa manifestación en el aprendizaje. La educación ciudadana, ubicada en la última unidad de Ciencias Sociales, está mejor estructurada y concebida que la de educación integral, aunque, contenidos como los símbolos patrios, derechos humanos, los poderes del Estado, instituciones públicas, concepto de nación, municipalidad, entre otros, son repetidos tal cual, en los tres cursos analizados.

Algunos reclamos de que se incluya en la enseñanza aspectos como la Constitución, leyes de tránsito, cuidado de la naturaleza, entre otros, han sido atendidos parcialmente, pero su impacto en el aprendizaje sigue siendo insignificante.

Los conceptos de moral y ética están prácticamente ausentes en el diseño curricular y en los libros.  Aunque se mencionan muchos valores, estos aparecen desorganizados e indifinidos, sin la estructura de un código de conducta, ni relación con el contexto sociológico y filosófico. Predomina el énfasis en los derechos y poco en los deberes.

Los contenidos religiosos incluidos en el currículo y en los libros de texto analizados están diseñados como adoctrinamiento, con escasa conexión con una formación integral o espiritual que acerque a los niños al conocimiento de su ser interior, el cuestionamiento de la realidad, elegir sus propias creencias y elevar sus niveles de conciencia.

Los métodos de enseñanza y los resultados esperados son totalmente teóricos y de exclusiva responsabilidad de cada docente. Actividades colectivas, intra o extra escolares son escasas y mucho menos las que involucran a la familia o la comunidad. Por tanto, lo que se pretende enseñar no se practica en el recinto ni fuera de él y esto, en materia de formación cívica, moral o ética es contraproducente, aburrido e ineficaz.

Gran parte de los indicadores de logro son aspiracionales, ya que se refieren a comportamientos futuros y difusos, sin impacto social específico. La gran mayoría de los docentes no está preparada en la materia, ya que los planes de estudio de las universidades no le dan importancia. Como solución, se ha entregado esta materia a representantes de iglesias, en su diseño, contenido y en muchos casos en la enseñanza en el aula.

Estos resultados de investigaciones realizadas por la autora, muestran que se requieren cambios urgentes en esta materia. La apuesta por una pedagogía para el civismo y la ciudadanía está ganando espacio en muchos países, en momentos en que el mundo vive un pronunciado deterioro de la democracia, por falta de apoyo de los ciudadanos, quienes se están inclinando por las soluciones individuales en lugar de la acción colectiva.