Paradigma de la Sociedad Digital y el desafío de la Innovación
¿Por qué necesitamos un órgano rector del desarrollo digital y la innovación? (Parte 2 de 3)
Antes de la 4ta Revolución Industrial, el aprovechamiento de la tecnología en la Administración Pública ya era visto como algo conveniente. Desde la década de los 80s, cuando surgió la escuela de la Nueva Gestión Pública, se propugnaba porque el Estado incorporara herramientas propias del sector privado para hacerlo más eficiente, siendo las TIC una de ellas. Es en aquel contexto que surgió entonces el concepto de Gobierno Electrónico.
En vida, educación se ha expandido el alcance de las tecnologías digitales, la popularización de las redes sociales y la demanda ciudadana por mayor transparencia, existe consenso de que las TIC son un instrumento idóneo para restaurar la confianza en las instituciones públicas, haciéndolas eventualmente más creíbles, eficientes, inclusivas e innovadoras, lo cual ha de traducirse en mayor democracia, participación, transparencia y rendición de cuentas, mientras que también influiría en mejorar la calidad de vida, educación, salud, mercados de trabajo y productividad. Esta idea cobró aún mayor fuerza después del impacto económico y social de la pandemia del Covid-19.
Este nuevo enfoque, centrado en el ciudadano y sus necesidades, se basa por tanto en el principio de inclusión, ya que la única forma de que todos disfruten de los beneficios de la Sociedad Digital es si cada sector poblacional y económico llega a ser beneficiario de este proceso de adopción tecnológica.
Además, ya desde 1961 se había identificado a la innovación como un factor clave del desarrollo económico y social por su fuerte impacto en el proceso productivo, por generar nuevas formas de satisfacer el mercado y por encontrar nuevas soluciones a las problemáticas sociales que van surgiendo; y que los ciclos de innovación tienen a su vez una estrecha vinculación con las distintas revoluciones industriales, lo cual hoy se ve acelerado por la proliferación de la tecnología en esta Era Digital.
Ante el carácter transversal y holístico de la innovación y la transformación digital, se justifica la creación en RD de un organismo que lidere y dirija el proceso de desarrollo de un ecosistema digital que favorezca a todos los sectores de la vida nacional, incluyendo al Estado.
Desarrollo humano y sostenible impulsado por las TIC
En la medida en que el uso de las TIC se ha hecho más intensivo, diversos estudios confirman el gran impacto que tiene la transformación digital tanto en el desarrollo económico como social, trascendiendo incluso al orden político-institucional.
Ya desde 1962 se hablaba de “economía del conocimiento”, cuando se observó entonces un cambio en la estructura ocupacional de las economías industrializadas, determinándose que las industrias que más estaban creciendo en su contribución al PIB eran las relacionadas con educación, medios de comunicación, servicios y equipamiento de información y otras actividades informativas. Ya en los 70s se había determinado que un 46.6% de la fuerza de trabajo de los EEUU estaba vinculada a dichos sectores. Quedó entonces demostrada la vinculación entre desarrollo económico e informatización de la fuerza de trabajo, donde, a mayor nivel de industrialización, mayor era la proporción de trabajadores de la información.
El siguiente gráfico describe el mecanismo que vincula el crecimiento de la economía y de la productividad con el desarrollo digital: el desarrollo económico complejiza el proceso productivo y promueve la especialización de la fuerza de trabajo, lo que a su vez aumenta la cantidad de trabajadores de la información, y, por consiguiente, impulsa la adopción de las TIC, siendo estos últimos dos efectos propulsores también de un mayor desarrollo económico, cerrando de esa forma un círculo virtuoso.
Igualmente, se ha establecido una relación directa entre inversión en telecomunicaciones y desarrollo económico. Al desplegar banda ancha, se han llegado a identificar impactos de hasta un 28% en el crecimiento económico de regiones beneficiadas con conectividad en escuelas, hospitales, empresas y hogares. Más recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) determinó que aumentar un 10% en la banda ancha en la región, provoca un alza del 3.19% en el PIB y 2.61% en la productividad.
Pero el impacto de las TIC no se limita solamente al ámbito económico, ya que se evidencian efectos positivos en educación, salud y servicios públicos. En cuanto al sector educativo, diversas investigaciones han establecido cuánto el Internet y la educación virtual han contribuido a mejorar el desempeño y motivación de los estudiantes, además de disminuir la deserción escolar y compensar la falta de material educativo o capacitación de los educadores.
La aplicación de las TIC en la sanidad, denominada también Salud Digital, por igual ha sido bastante documentada. Diversos autores identifican que la tecnología puede impactar múltiples procesos relacionados a la provisión de salud: a) diagnóstico, tratamiento y seguimiento; b) gestión de citas e información de pacientes; c) atención primaria; d) atención en el hogar; e) gestión hospitalaria; entre otros. La reciente aprobación de nuestra Estrategia Nacional de Salud Digital refleja que en el sector salud ya empezamos a tomar conciencia de ello.
Otro sector donde las TIC han logrado impactar significativamente es el Estado, tanto en el aspecto económico como social. Su impacto va desde el aumento de las recaudaciones fiscales, pasando por la mejora del servicio a los ciudadanos y simplificación de los trámites, hasta una mayor transparencia y rendición de cuentas, mejor imagen del sector público y disminución de la corrupción y su percepción.
Incluso, más de un autor ha visto en las TIC una incidencia que ha trascendido al ámbito político-institucional, donde las nuevas tecnologías pueden mejorar el funcionamiento de la democracia y sus instituciones, al tiempo que contribuyen a construir ciudadanía, a incrementar la participación ciudadana y a aumentar su interés en ser parte del proceso de toma de decisiones.
También, entidades como la ONU han establecido que el desarrollo humano y sostenible se ha visto asociado al aprovechamiento de los beneficios de las nuevas tecnologías, en su declaración de la Agenda 2030, y como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que ha afirmado que las tecnologías digitales son una poderosa herramienta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Además, como señala el Global Innovation Index 2022, la Inteligencia Artificial (IA), computación cuántica y biotecnología, entre otras, serán las tecnologías emergentes que liderarán las innovaciones y la aceleración del ritmo de crecimiento económico durante la próxima década.
En el caso de Latinoamérica, como establece un estudio del BID del 2017, la innovación encuentra en la transformación digital grandes oportunidades de expansión y, en consecuencia, de impactar significativamente en el desarrollo económico y social, toda vez que se cierre la gran brecha digital aún existente.
Por tanto, impulsar y dirigir adecuadamente la transformación digital y la innovación en el país, no solo es deseable, sino que es perentorio en el contexto actual, donde debe ponerse foco no solamente en la adopción tecnológica del Estado para eficientizar trámites, sino que es un proceso mucho más holístico que debe involucrar a la sociedad en su conjunto, identificando y cerrando las brechas existentes en el tejido institucional, económico y social, así como creando una cultura innovadora en toda la sociedad, como lo demanda la presente era en que vivimos.
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