José Antonio Llorente: estupendo
Recuerdos y reflexiones sobre José Antonio Llorente
La primera vez que tuve contacto con José Antonio Llorente fue a través de Tuiter (hoy X). No recuerdo bien cómo fue, a principios de la década de 2010, pero sí que el tema era la línea aérea Iberia, en proceso de venta a AIG. Años después, un almuerzo se convirtió en el primer encuentro personal. Una parte de mi estaba ilusionada. La otra, intimidada. Estaba con una de las eminencias globales de la gestión de la reputación. La tercera también fue virtual, y yo ya formaba parte de Llorente y Cuenca, hoy LLYC, como Director General de la firma en la República Dominicana.
La última, fue el 19 de diciembre del pasado año. Muy breve, pero es de esas que nunca se me olvidará mientras viva. “Buenos días José Antonio. Fase final de la adecuación del local. A la espera de los muebles, que ya están en altamar. Espero que estés bien y que paséis unas bonitas fiestas”. Le compartía por wasap un vídeo en el que le mostraba cómo estaba quedando la nueva oficina de Santo Domingo (que inauguraremos en unos días), por la que tanto preguntaba y en la que tanto detalle había puesto. “Está quedando muy bien. Felices Fiestas !”. Y le respondí con un emoticón de abrazo grande.
José Antonio era detallista y meticuloso en lo que hacía y decía. Riguroso con amabilidad. Tajante en sus afirmaciones luego de haber pasado un buen rato escuchando lo que hablaban otros antes de intervenir. Un gentleman que tenía muy claro que para llegar lejos hay que ir bien acompañado. Al punto de, siendo aficionado del Real Madrid, adoptar el You´ll never walk alone del Liverpool. Un visionario que reiteraba que lo que hacíamos en la empresa en el momento no era lo mismo de hacía cinco años, y que en otros cinco (luego lo bajó a tres, y ya pensaba en volver a reducir el tiempo) no haríamos casi nada de lo que hacíamos en ese momento. Sabía que en la innovación del negocio estaba buena parte del éxito.
Algo de lo que no se alejó nunca fue el clientecentrismo, que cada uno de los que formamos parte de LLYC tenemos totalmente asimilado. Los clientes son el eje del negocio y ellos merecen lo mejor de nuestro esfuerzo y profesionalidad. Por eso, por su don de gentes y generosidad, por su acierto en el análisis de la situación y el aporte de la solución, por saber rodearse, apoyar y defender al talento indicado, lideró una firma que va camino de cumplir 30 años, la número uno en su sector en el mercado iberoamericano y que se sigue expandiendo en el mercado anglosajón.
El 31 de diciembre del pasado año, José Antonio nos dejó. Pero la continuidad de su legado, nuestro mejor homenaje, está garantizada porque siempre se ocupó de generar las condiciones necesarias para ello rodeándose de socios con los que remar en cualquier mar para que el barco llegara al siguiente puerto. Como dije en un tuit en referencia a su fallecimiento, “Gracias por la oportunidad de sumarme a tu visión, de compartir tu tiempo, de aprender de tus experiencias, de nutrirme de tu conocimiento... De ti siempre salía un "estupendo". Intentaré que sea así lo que pueda contribuir a que tu legado crezca”. Porque si hay una palabra de sus conversaciones que me marcó desde nuestro primer almuerzo fue esa. José Antonio era “estupendo”. Descanse en paz.
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