De ejecución presupuestaria y de 4% a educación
El error del gobierno fue político, al no contar la reacción de la ciudadanía y de la oposición.
El Gobierno se llevó del gusto otorgando subsidios a los combustibles, energía y alimentos con la idea de evitar el terrible efecto de sus alzas, pero ahora toca ajustar el presupuesto para pagar los subsidios, y se ha armado tremendo berenjenal cuando una parte se ha pretendido quitar al Ministerio de Educación (MINERD).
El Gobierno ha enmendado el error político dando marcha atrás, y este proceso permite extraer varias lecciones: 1) que no se pueden estar pidiendo y dando subsidios sin saber de dónde van a salir los cuartos; 2) que, pese a los tropiezos, la sociedad sigue vigilante respecto al compromiso del 4%; 3) que el Gobierno sabe enmendar errores que impliquen alto costo político.
Al interpretar el mandato de la Ley de Educación se dudaba si el 4% debía ser al MINERD o a la función educación. La distinción es importante, pues no todo lo que gasta el MINERD se computa como educación, y no todo lo que se gasta en educación va al MINERD. Políticamente, el presidente Medina entendió que era mejor que el 4% fuera al Ministerio de Educación.
La diferencia es que, así como dicha institución también lleva a cabo funciones en otros campos, en mucho menor escala, como salud, deportes, pensiones, asistencia social, etc. otros ministerios también gastan en la función educativa, entre los cuales el principal sería el de Educación Superior y los de Cultura, Fuerzas Armadas, Policía y otras que tienen academias, institutos o universidades, o sencillamente, organizan entrenamientos.
Me consta que el espíritu de la ley era que el 4% fuera a la función educativa del Estado, porque fui de sus ideólogos. La razón es que en los años ochenta, revisando las estadísticas del FMI sobre gastos públicos vi que eso era lo más común en el mundo; de todas formas, entendí que para un país que arrastraba un rezago tan grande en materia educativa, como la RD, iba a resultar claramente insuficiente, aun se gastara con toda la eficiencia y eficacia del mundo.
Un problema técnico a destacar es que, al momento de formular el presupuesto, no se sabe cuánto va a ser el PIB. Para 2022 se proyectó que serían 5,837 miles de millones de pesos, de modo que el 4% serían 233 mil millones. En el presupuesto aprobado se pusieron 231 mil para el Ministerio de Educación, y 235 mil para la función educación, de modo que efectivamente rondaba el 4%, siendo algo más o algo menos dependiendo de cómo se mida.
Al fin, la discusión de si era para el MINERD o para la función educativa pierde importancia porque se trata de diferencias estadísticamente irrelevantes, como también lo sería si se le restaran los 4,250 millones que se habían propuesto.
El error del gobierno fue político, al no contar la reacción de la ciudadanía y de la oposición. No fue porque ello tuviera mayor incidencia en el proceso educativo, dado que, entre montos tan elevados, un poquito más o un poquito menos, carece de importancia.
Tal decisión solo preocupaba como precedente, porque puede ser que, entre escándalos de corrupción e ineficiencias, el 4% para educación hubiera venido perdiendo legitimidad y apoyo entre los ciudadanos, convirtiéndose en un serio riesgo de que gobiernos futuros vuelvan a abandonar presupuestariamente el sector, de lo cual ya conocemos un largo historial.
En cuanto a lo demás, no era preocupante debido a que el presupuesto del 2022 fue formulado desde hace un año, y en todo ese tiempo son muchos los factores que cambian, por lo que es difícil que una proyección se cumpla al pie de la letra. Mi experiencia me dice que nadie ejecuta al 100% el presupuesto que se le asigna, si se hacen las cosas aplicando todos los procedimientos de ley y de conciencia. Los únicos que se cumplen son los organismos a los que el Tesoro entrega el monto total para que ellos lo administren, aun a riesgo de que, para cuadrar, terminen inventando cualquier cosa.
Además, entre agosto de 2021, cuando se formuló, y agosto de 2022, cuando se propuso la enmienda, algunas urgencias cambian, nuevas necesidades aparecen mientras otras desaparecen. Lo más habitual es que algo no se ejecute porque ya no es relevante, o no alcanzaron los fondos, porque la ejecución era con préstamos externos que no llegan a desembolsarse, etc. Pero lo más común es que sea por la lentitud de los procesos presupuestarios, de compras y contrataciones, de incorporación de personal, control interno, etc.
Estoy seguro de que, todavía hoy, faltando cuatro meses para terminar el año, se toma una decisión de gastarlo aún en lo más sencillo como alquilar locales para aulas, si se siguen todas las reglas, es difícil que se gasten antes del 31 de diciembre. Y aunque se terminaran gastando al pie de la letra, no se llegaría al 4%, porque ahora el PIB va a ser más grande que lo previsto, por la inflación.
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