Un patriota a toda prueba
El país celebra alborozado el bicentenario del nacimiento de Ramón Mella, el fundador de la República, el diplomático, el militar, que rindió su homenaje a la vida con la espada de la Restauración en sus manos.
Mella era tres años menor que Duarte, pero tenía mayor sentido práctico. Desde los inicios del movimiento independentista se caracterizó no sólo por su acrisolado patriotismo, sino también por sus dotes de conciliador. Desde que el movimiento tomó forma se dio cuenta que la independencia no podía ser la obra de una sola facción, por popular o numerosa que fuera, sino de todas las fuerzas vivas de la nación que se llamaba dominicana. Esta actitud lo dividió con Francisco del Rosario Sánchez, el paladín que completa la gloriosa triada independentista.
Pero Mella tenía razón, a pesar del riesgo que quizás no fue bien calculado, de la influencia que obtendrían las fuerzas conservadoras en el movimiento.
Proclamada la independencia gracias al trabucazo salvador de Mella, el patriota es nombrado para hacerse cargo de la defensa de Santiago, cargo en que lo encontró la batalla del 30 de marzo. Mella no participó directamente en la batalla, pero tomó todas las previsiones de lugar para el triunfo.
Años más tarde, fue nombrado por el presidente Pedro Santana para viajar a España a buscar el reconocimiento de la Madre Patria a la independencia dominicana. Su misión fracasó, pero al año siguiente, España recapacitó y firmó el tratado que reconocía la soberanía del país.
Mella fue el responsable del sistema de guerra de guerrillas que libraron las tropas restauradoras contra las formidables fuerzas españolas durante la Restauración. Ese sistema fue clave para sostener la guerra en condiciones muy adversas, y le ganó al patriota la vicepresidencia de la República.
Al conmemorar el bicentenario de su nacimiento, Diario Libre se une al regocijo de la República por uno de sus hijos más preclaros.