EL ORIGEN DE LA BANCA
Mamá yo quiero saber de dónde son los banqueros que los encuentro muy galantes.
En el clásico Son de la autoría del inmenso Miguel Matamoros, se puntea que los cantantes "son de la loma y cantan en [el] llano". Pero los banqueros, si bien son muy galantes, no vienen de la loma, aunque sí operan en el llano.
Los primeros indicios de actividades de préstamos datan de tiempos tan antiguos como la época de Abraham, ya que los sumerios desarrollaron un sistema de manejo de deuda entre bienes intercambiables (para ese entonces el dinero como tal no existía). Con el paso del tiempo, y principalmente en eventos de ferias e intercambios se realizaron diversas actividades de tipo bancario, préstamos y letras de cambio.
Fue un acto de guerra que dio lugar al establecimiento de los criterios y normas para la creación de las primeras nociones o conceptos del primer banco primitivo. Y esta fue lo que llamo, la primera gran coalición de guerra en el mundo: Las Cruzadas. Y en ese tenor, los primeros exponentes de establecer algún tipo de régimen bancario fue La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (en latín, Pauperes Commilitones Christi Templique Solomonici), mejor conocida como los Caballeros Templarios. Esta orden fue una de las más famosas órdenes militares cristianas. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada y se mantuvo vigente por lo menos dos siglos.
Uno de los aspectos en los que la orden se destacó de una manera extremadamente rápida y sobresaliente fue a la hora de afianzar todo un sistema socio-económico sin precedentes en la historia, con el objetivo de recolectar los fondos necesarios, así como, la de administrar un buen número de posesiones en Europa, para la dura tarea de crear un frente en ultramar que les hizo proveerse de una increíble flota y que permitiera subsistir al ejército defensor en Tierra Santa".
La Orden de los Templarios recibió muchas posesiones, donaciones, bienes muebles e inmuebles, incluso muchos nobles confiaron en ellos como guardianes de sus riquezas. Pero para asegurar el manejo de todos esos bienes, se estableció en Francia una serie de redes de encomiendas que se esparcían por prácticamente toda la geografía francesa y que no distaban unas de otras más que un día de viaje. Con esta idea se aseguraban de que los comerciantes durmieran siempre a resguardo bajo techo y poder así garantizar siempre la seguridad de sus caminos.
Más adelante en el tiempo, otro evento sustentado en la guerra, conjuntamente con circunstancias históricas xenofóbicas fueron las que dieron origen a los primeros bancos con intereses. Esto comenzó con el hecho de que los judíos fueron expulsados de España en 1492, y muchos de ellos se refugiaron en Constantinopla y otras ciudades y puertos del Imperio Otomano. Desde esos puntos comenzaron a tener intercambios comerciales con la ciudad más próspera de esos tiempos: Venecia, y un gran número de ellos emigraron a esa ciudad. Sin embargo, otro evento trágico estaba por comenzar. Para el año 1506 tuvo lugar la Guerra de Cambrai, o también llamada la Guerra de la Liga Santa, esto hizo que muchos judíos buscaran refugio en Venecia. Al principio, estos no fueron recibidos con agrado, pero luego se encontró que los judíos tenían un bien muy importante para los gastos de la guerra: dinero para prestar. Pero además, se estableció que esas operaciones debían estar sujetas al pago de impuestos. Lo que decidió el gobierno de entonces, para evitar los problemas de rechazo de los cristianos de la ciudad, fue aislar en un mismo lugar a todos los judíos y desde allí pudieran realizar todas sus "obligaciones y compromisos con su religión". Los judíos fueron confinados en una antigua y abandonada fundición de metales. En el italiano de esa época, la palabra fundición se escribía gheto. Por esta razón a la vieja fundición se le comenzó a llamar el "ghetto nuovo". (De ahí es que se estigmatiza la palabra ghetto con los judíos). En ese hábitat debían permanecer durante las noches, y todo el día durante las festividades cristianas, a las cuales se les tenía prohibido su presencia.
Cuando estalló la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano, las autoridades venecianas decidieron confiscar los bienes de los "judíos turcos'' y solo años después que terminara la guerra, lograron un acuerdo en el cual se les devolvían sus antiguas pertenencias, aunque se les limitó a que no podían participar en el comercio al detalle, sin embargo, sí podían participar en las importaciones mayores sobre todo del oriente medio. Pero su mayor logro fue que les permitieron que se ocuparan de los servicios financieros. ¿Por qué a los judíos sí, y no a los cristianos? Por decisiones católicas terrenales concebidas por cánones religiosos. En el III Concilio de Letrán en 1179, se estableció que se consideraba pecado y que serían excomulgados los cristianos que prestaran dinero con interés. Pero además, solamente cuestionar que la usura no era pecado era considerado una herejía, lo cual fue decretado por el Concilio de Viena en 1312.
Hasta en las bellas artes se quiso dejar constancia de ello. En el fresco del Duomo de Florencia, se hace referencia al infierno basado en la obra La Divina Comedia, de Dante Alighieri, en esa pintura se puede visualizar que en el séptimo círculo del infierno se tiene reservado un espacio para los usureros. Si un usurero quería ser enterrado con la bendición de la Iglesia, debía pagarle a ésta una indemnización.
Por su parte los judíos encontraron cómo burlarse de los jerarcas cristianos y encontraron su tabla de salvación en el Antiguo Testamento y con ello poder ejercer la usura. Fue la interpretación que apreciaron en el libro del Deuteronomio, 23, 20 "Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no lo exigirás". O sea, que los judíos sí podían cobrar intereses a los cristianos, pero no a otros judíos.
Los judíos realizaban sus transacciones de préstamos en una mesa con un mantel verde con sillas. El nombre "banco" deriva de la palabra italiana banco, que significa "escritorio". Cuando se armaba "la de Troya" por el cobro abusivo de los intereses, algunos deudores inconformes, de rabia rompían los bancos. Entonces se decía que ese judío estaba en "bancarrota" (banca-rota), de ahí el origen de esa palabra tan pesarosa y traumática.
El más famoso de los prestamistas judíos se llamó Shylock. En realidad es un personaje ficticio de la obra literaria El mercader de Venecia, de W. Shakespeare. Esta obra se basa en los cuentos y anécdotas de la época y sobre los préstamos judíos los cuales fueron recopilados por Giovanni Fiorentino, a finales del siglo XIV en su libro Il Pecorone (El Zopenco). La obra de Shakespeare narra la historia del deseo de un cristiano (Antonio) para que el judío (Shylock) otorgue un préstamo a su amigo (Bassanio), quien urgía de tres mil ducados. Shylock accede a otorgarle el préstamo, pero con la condición de que Antonio ponga una libra de su propia carne como garantía en caso de que Bassanio no llegara a pagar el préstamo. Aunque es una obra de ficción, no deja de analizar asuntos económicos y de los problemas del antisemitismo de la realidad de la época veneciana.
Pero para el gran desarrollo comercial y con ello de préstamos que estaba experimentando la Edad Media, había un problema. Cómo calcular los intereses. Para esa época todavía se utilizaba el sistema numérico del grandioso Imperio Romano ( I, II, III, IV, V....) el cual no servía para realizar cálculos matemáticos complejos, ni para las conversiones de diversas monedas. Entonces un joven italiano de Pisa, llamado Leonardo de Pisa, aunque más adelante se le conoció como Fibonacci, creó un sistema para resolver todos los problemas de intereses y cambio de monedas. Este sistema se conoce como la "sucesión de Fibonacci". La esencia de este sistema es que cada número es la suma de los dos anteriores (0,1,1,2,3,5,8,13,21,34...) y el cociente entre un número y su inmediato anterior es de aproximadamente 1,618, o denominado "número áureo". Esto permitió el cálculo matemático para las importaciones que se concentraban en Pisa, para las conversiones de las distintas monedas, para la contabilidad comercial y sobre todo para el cálculo de los intereses de los préstamos.
Los primeros bancos aparecieron en la época del renacimiento en ciudades como Venecia, Pisa, Florencia y Génova. Las más poderosas eran las casas florentinas, entre ellas las de Bardi, Peruzzi y Acciaiuoli. Pero las tres quebraron por la falta de pago de sus dos principales clientes: el rey Eduardo III y el rey Roberto de Nápoles. Como se nota, las casas de préstamos italianas tenían sus altas y sus bajas dependiendo del cumplimiento del rey de turno. (Algo parecido en nuestros tiempos modernos)
La vida comercial en Venecia, Pisa y Florencia continuó con un gran dinamismo y entre las mayores de Europa. Más adelante en el tiempo, surgió una familia cuya incidencia en la banca, la política y el clero tuvo una ramificación trascendental en el desarrollo del Renacimiento: los Medici. Para que se tenga una "pequeña" idea del poder que esta familia logró consolidar, basta señalar que: Dos Medici fueron papas (León X y Clemente VII); de la rama femenina, dos fueron reinas de Francia (Catalina y María); y tres fueron duques (Florencia, Nemours y Toscana). Los Medici dejaron un legado tan impresionante en Florencia en las artes y en la arquitectura, que todavía hoy los turistas pueden apreciar estas maravillas. Entre las que podemos mencionar, el monasterio de San Marcos y la basílica de San Lorenzo, y el apoyo que recibieron Miguel Ángel y Galileo para el desarrollo de sus obras. Entre sus "asesores" tuvieron al más brillante pensador político del Renacimiento: Nicolás Maquiavelo, quien luego dedicó a uno de ellos su famoso libro El Príncipe.
Entre las diversas actividades lucrativas, los Medici crearon el banco Medici e incursionaron en las primeras letras de cambio modernas que se concibieron. Como inicialmente no podían cobrar intereses, ellos establecieron que el beneficiario de la letra de cambio les asignara una cantidad de sus beneficios por haber puesto (el banco) su dinero en riesgo. Otra característica del banco fue la meticulosidad con que llevaron sus cuentas y su capacidad para abrir otras sucursales en Europa. Los Medici establecieron el primer concepto de diversificar las operaciones bancarias, ya no solamente en préstamos, sino también, en operaciones de divisas.
De acuerdo a los historiadores, el primer banco moderno fue el Banco di San Giorgio, fundado en Génova, Italia, en el año 1406. La originalidad de las operaciones bancarias de los italianos fue rápidamente copiada por los países del norte de Europa, principalmente los holandeses, los ingleses y los suecos.
En el siglo XVII se fundó en Holanda el Amsterdamche Wisselbank (Banco de Cambio de Ámsterdam). Aparte de resolver el problema de cambio de divisas por múltiples monedas en las provincias, fue pionero en abrir cuentas a los comerciantes para guardar su dinero y con esto se creó el primer sistema de cheques, y también, el de poder hacer transferencias bancarias que para ese entonces se consideraba muy favorable. Por ese tiempo, era norma de las entidades bancarias mantener en sus "bóvedas" casi la misma cantidad de dinero que adeudaban a sus clientes. O sea, que en cualquier momento podían devolver el dinero a todos sus clientes.
Para esa época, se fundó en Suecia, el Banco de Estocolmo, este banco aparte de realizar las operaciones ya establecidas, introdujo la práctica de prestar dinero, y con ello, el de operar con los fondos de los depositantes, manteniendo una reserva parcial para hacer frente a los retiros de los depositantes, ya que, por primera vez, se había determinado que no todos lo iban a hacer al mismo tiempo.
Mientras tanto, en la Inglaterra Victoriana, se fundaba en 1694 el Banco de Inglaterra. Fue creado para ayudar a financiar las operaciones de guerra. Ya para 1709 se convirtió en el primer banco británico que se le permitió emitir acciones, y así fue por muchos años. Más adelante se le otorgó el privilegio 1) intercambiar deuda pública por acciones del banco y 2) un monopolio para la emisión parcial de billetes de banco.
Un punto extraño es que mientras Italia desarrollaba todos los mecanismos bancarios junto con los otros países del norte de Europa, España no comprendió el "nuevo negocio bancario". Para realizar sus operaciones bancarias utilizaban la ciudad de Amberes. España estaba imbuida en su gran riqueza de oro y plata del nuevo mundo. Pero aprendería más tarde, y de manera dolorosa, que el dinero no estaba en los metales, sino en el crédito del negocio bancario.
Cualquier observación, favor dirigirse al autor aespinp@gmail.com
Bibliografía consultada: El Triunfo del Dinero, Neill Fergurson; Historia de la Euforia Financiera; John Kenneth Galbraith. Wikipedia.
Fue un acto de guerra que dio lugar al establecimiento de los criterios y normas para la creación de las primeras nociones o conceptos del primer banco primitivo. Y esta fue lo que llamo, la primera gran coalición de guerra en el mundo: Las Cruzadas. Y en ese tenor, los primeros exponentes de establecer algún tipo de régimen bancario fue La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (en latín, Pauperes Commilitones Christi Templique Solomonici), mejor conocida como los Caballeros Templarios. Esta orden fue una de las más famosas órdenes militares cristianas. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada y se mantuvo vigente por lo menos dos siglos.
Uno de los aspectos en los que la orden se destacó de una manera extremadamente rápida y sobresaliente fue a la hora de afianzar todo un sistema socio-económico sin precedentes en la historia, con el objetivo de recolectar los fondos necesarios, así como, la de administrar un buen número de posesiones en Europa, para la dura tarea de crear un frente en ultramar que les hizo proveerse de una increíble flota y que permitiera subsistir al ejército defensor en Tierra Santa".
La Orden de los Templarios recibió muchas posesiones, donaciones, bienes muebles e inmuebles, incluso muchos nobles confiaron en ellos como guardianes de sus riquezas. Pero para asegurar el manejo de todos esos bienes, se estableció en Francia una serie de redes de encomiendas que se esparcían por prácticamente toda la geografía francesa y que no distaban unas de otras más que un día de viaje. Con esta idea se aseguraban de que los comerciantes durmieran siempre a resguardo bajo techo y poder así garantizar siempre la seguridad de sus caminos.
Más adelante en el tiempo, otro evento sustentado en la guerra, conjuntamente con circunstancias históricas xenofóbicas fueron las que dieron origen a los primeros bancos con intereses. Esto comenzó con el hecho de que los judíos fueron expulsados de España en 1492, y muchos de ellos se refugiaron en Constantinopla y otras ciudades y puertos del Imperio Otomano. Desde esos puntos comenzaron a tener intercambios comerciales con la ciudad más próspera de esos tiempos: Venecia, y un gran número de ellos emigraron a esa ciudad. Sin embargo, otro evento trágico estaba por comenzar. Para el año 1506 tuvo lugar la Guerra de Cambrai, o también llamada la Guerra de la Liga Santa, esto hizo que muchos judíos buscaran refugio en Venecia. Al principio, estos no fueron recibidos con agrado, pero luego se encontró que los judíos tenían un bien muy importante para los gastos de la guerra: dinero para prestar. Pero además, se estableció que esas operaciones debían estar sujetas al pago de impuestos. Lo que decidió el gobierno de entonces, para evitar los problemas de rechazo de los cristianos de la ciudad, fue aislar en un mismo lugar a todos los judíos y desde allí pudieran realizar todas sus "obligaciones y compromisos con su religión". Los judíos fueron confinados en una antigua y abandonada fundición de metales. En el italiano de esa época, la palabra fundición se escribía gheto. Por esta razón a la vieja fundición se le comenzó a llamar el "ghetto nuovo". (De ahí es que se estigmatiza la palabra ghetto con los judíos). En ese hábitat debían permanecer durante las noches, y todo el día durante las festividades cristianas, a las cuales se les tenía prohibido su presencia.
Cuando estalló la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano, las autoridades venecianas decidieron confiscar los bienes de los "judíos turcos'' y solo años después que terminara la guerra, lograron un acuerdo en el cual se les devolvían sus antiguas pertenencias, aunque se les limitó a que no podían participar en el comercio al detalle, sin embargo, sí podían participar en las importaciones mayores sobre todo del oriente medio. Pero su mayor logro fue que les permitieron que se ocuparan de los servicios financieros. ¿Por qué a los judíos sí, y no a los cristianos? Por decisiones católicas terrenales concebidas por cánones religiosos. En el III Concilio de Letrán en 1179, se estableció que se consideraba pecado y que serían excomulgados los cristianos que prestaran dinero con interés. Pero además, solamente cuestionar que la usura no era pecado era considerado una herejía, lo cual fue decretado por el Concilio de Viena en 1312.
Hasta en las bellas artes se quiso dejar constancia de ello. En el fresco del Duomo de Florencia, se hace referencia al infierno basado en la obra La Divina Comedia, de Dante Alighieri, en esa pintura se puede visualizar que en el séptimo círculo del infierno se tiene reservado un espacio para los usureros. Si un usurero quería ser enterrado con la bendición de la Iglesia, debía pagarle a ésta una indemnización.
Por su parte los judíos encontraron cómo burlarse de los jerarcas cristianos y encontraron su tabla de salvación en el Antiguo Testamento y con ello poder ejercer la usura. Fue la interpretación que apreciaron en el libro del Deuteronomio, 23, 20 "Del extraño podrás exigir interés, mas de tu hermano no lo exigirás". O sea, que los judíos sí podían cobrar intereses a los cristianos, pero no a otros judíos.
Los judíos realizaban sus transacciones de préstamos en una mesa con un mantel verde con sillas. El nombre "banco" deriva de la palabra italiana banco, que significa "escritorio". Cuando se armaba "la de Troya" por el cobro abusivo de los intereses, algunos deudores inconformes, de rabia rompían los bancos. Entonces se decía que ese judío estaba en "bancarrota" (banca-rota), de ahí el origen de esa palabra tan pesarosa y traumática.
El más famoso de los prestamistas judíos se llamó Shylock. En realidad es un personaje ficticio de la obra literaria El mercader de Venecia, de W. Shakespeare. Esta obra se basa en los cuentos y anécdotas de la época y sobre los préstamos judíos los cuales fueron recopilados por Giovanni Fiorentino, a finales del siglo XIV en su libro Il Pecorone (El Zopenco). La obra de Shakespeare narra la historia del deseo de un cristiano (Antonio) para que el judío (Shylock) otorgue un préstamo a su amigo (Bassanio), quien urgía de tres mil ducados. Shylock accede a otorgarle el préstamo, pero con la condición de que Antonio ponga una libra de su propia carne como garantía en caso de que Bassanio no llegara a pagar el préstamo. Aunque es una obra de ficción, no deja de analizar asuntos económicos y de los problemas del antisemitismo de la realidad de la época veneciana.
Pero para el gran desarrollo comercial y con ello de préstamos que estaba experimentando la Edad Media, había un problema. Cómo calcular los intereses. Para esa época todavía se utilizaba el sistema numérico del grandioso Imperio Romano ( I, II, III, IV, V....) el cual no servía para realizar cálculos matemáticos complejos, ni para las conversiones de diversas monedas. Entonces un joven italiano de Pisa, llamado Leonardo de Pisa, aunque más adelante se le conoció como Fibonacci, creó un sistema para resolver todos los problemas de intereses y cambio de monedas. Este sistema se conoce como la "sucesión de Fibonacci". La esencia de este sistema es que cada número es la suma de los dos anteriores (0,1,1,2,3,5,8,13,21,34...) y el cociente entre un número y su inmediato anterior es de aproximadamente 1,618, o denominado "número áureo". Esto permitió el cálculo matemático para las importaciones que se concentraban en Pisa, para las conversiones de las distintas monedas, para la contabilidad comercial y sobre todo para el cálculo de los intereses de los préstamos.
Los primeros bancos aparecieron en la época del renacimiento en ciudades como Venecia, Pisa, Florencia y Génova. Las más poderosas eran las casas florentinas, entre ellas las de Bardi, Peruzzi y Acciaiuoli. Pero las tres quebraron por la falta de pago de sus dos principales clientes: el rey Eduardo III y el rey Roberto de Nápoles. Como se nota, las casas de préstamos italianas tenían sus altas y sus bajas dependiendo del cumplimiento del rey de turno. (Algo parecido en nuestros tiempos modernos)
La vida comercial en Venecia, Pisa y Florencia continuó con un gran dinamismo y entre las mayores de Europa. Más adelante en el tiempo, surgió una familia cuya incidencia en la banca, la política y el clero tuvo una ramificación trascendental en el desarrollo del Renacimiento: los Medici. Para que se tenga una "pequeña" idea del poder que esta familia logró consolidar, basta señalar que: Dos Medici fueron papas (León X y Clemente VII); de la rama femenina, dos fueron reinas de Francia (Catalina y María); y tres fueron duques (Florencia, Nemours y Toscana). Los Medici dejaron un legado tan impresionante en Florencia en las artes y en la arquitectura, que todavía hoy los turistas pueden apreciar estas maravillas. Entre las que podemos mencionar, el monasterio de San Marcos y la basílica de San Lorenzo, y el apoyo que recibieron Miguel Ángel y Galileo para el desarrollo de sus obras. Entre sus "asesores" tuvieron al más brillante pensador político del Renacimiento: Nicolás Maquiavelo, quien luego dedicó a uno de ellos su famoso libro El Príncipe.
Entre las diversas actividades lucrativas, los Medici crearon el banco Medici e incursionaron en las primeras letras de cambio modernas que se concibieron. Como inicialmente no podían cobrar intereses, ellos establecieron que el beneficiario de la letra de cambio les asignara una cantidad de sus beneficios por haber puesto (el banco) su dinero en riesgo. Otra característica del banco fue la meticulosidad con que llevaron sus cuentas y su capacidad para abrir otras sucursales en Europa. Los Medici establecieron el primer concepto de diversificar las operaciones bancarias, ya no solamente en préstamos, sino también, en operaciones de divisas.
De acuerdo a los historiadores, el primer banco moderno fue el Banco di San Giorgio, fundado en Génova, Italia, en el año 1406. La originalidad de las operaciones bancarias de los italianos fue rápidamente copiada por los países del norte de Europa, principalmente los holandeses, los ingleses y los suecos.
En el siglo XVII se fundó en Holanda el Amsterdamche Wisselbank (Banco de Cambio de Ámsterdam). Aparte de resolver el problema de cambio de divisas por múltiples monedas en las provincias, fue pionero en abrir cuentas a los comerciantes para guardar su dinero y con esto se creó el primer sistema de cheques, y también, el de poder hacer transferencias bancarias que para ese entonces se consideraba muy favorable. Por ese tiempo, era norma de las entidades bancarias mantener en sus "bóvedas" casi la misma cantidad de dinero que adeudaban a sus clientes. O sea, que en cualquier momento podían devolver el dinero a todos sus clientes.
Para esa época, se fundó en Suecia, el Banco de Estocolmo, este banco aparte de realizar las operaciones ya establecidas, introdujo la práctica de prestar dinero, y con ello, el de operar con los fondos de los depositantes, manteniendo una reserva parcial para hacer frente a los retiros de los depositantes, ya que, por primera vez, se había determinado que no todos lo iban a hacer al mismo tiempo.
Mientras tanto, en la Inglaterra Victoriana, se fundaba en 1694 el Banco de Inglaterra. Fue creado para ayudar a financiar las operaciones de guerra. Ya para 1709 se convirtió en el primer banco británico que se le permitió emitir acciones, y así fue por muchos años. Más adelante se le otorgó el privilegio 1) intercambiar deuda pública por acciones del banco y 2) un monopolio para la emisión parcial de billetes de banco.
Un punto extraño es que mientras Italia desarrollaba todos los mecanismos bancarios junto con los otros países del norte de Europa, España no comprendió el "nuevo negocio bancario". Para realizar sus operaciones bancarias utilizaban la ciudad de Amberes. España estaba imbuida en su gran riqueza de oro y plata del nuevo mundo. Pero aprendería más tarde, y de manera dolorosa, que el dinero no estaba en los metales, sino en el crédito del negocio bancario.
El primer banco moderno fue el Banco di San
Giorgio, fundado en Génova, Italia, en el año 1406.
La originalidad de las operaciones bancarias de los
italianos fue rápidamente copiada por los países
del norte de Europa, principalmente los holandeses,
los ingleses y los suecos.
Giorgio, fundado en Génova, Italia, en el año 1406.
La originalidad de las operaciones bancarias de los
italianos fue rápidamente copiada por los países
del norte de Europa, principalmente los holandeses,
los ingleses y los suecos.
Cualquier observación, favor dirigirse al autor aespinp@gmail.com
Bibliografía consultada: El Triunfo del Dinero, Neill Fergurson; Historia de la Euforia Financiera; John Kenneth Galbraith. Wikipedia.
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