La educación sexual en las escuelas dominicanas

La educación sexual en las escuelas dominicanas

En las escuelas dominicanas, públicas y privadas, se habla poco sobre sexualidad humana. Sin embargo, son los muchos los sectores, incluyendo los legisladores, que sostienen que el tema debe ser asumido desde la escuela con carácter prioritario y urgente. Y muchos se preguntan: ¿está la escuela dominicana, principalmente la pública, en condiciones de asumir tan serio compromiso? La respuesta no se hace esperar: ¡tendrá que hacerlo y hacerlo bien! Para ello, desde luego, habrán de procurarse una serie de condiciones y previsiones indispensables.

El encuentro Escuela-Sexualidad nos remite a los propósitos fundamentales de cada una y a la formación integral de la persona. La escuela tiene la responsabilidad social de incorporar la educación de la sexualidad humana en su quehacer pedagógico por ser la institución que tiene como misión la transmisión de conocimientos demostrables y la formación de valores y actitudes significativos para la vida durante la infancia y la adolescencia, sin excluir las otras etapas de la vida. Dicha educación comprende informaciones y conocimientos sobre las dimensiones bio-psico-sociales de la sexualidad, respetando las etapas evolutivas y la formación de actitudes solidarias, tolerantes, de respeto mutuo y de cuidado responsable en las relaciones interpersonales, y por supuesto, más allá que proporcionar información sobre la genitalidad o los aspectos biológicos y fisiológicos de la sexualidad.

No hay opción para la "no-educacion sobre la sexualidad". La educación de la sexualidad humana es un derecho. Así se consigna en el Documento Básico sobre la Salud Sexual para el Milenio preparado en el año 2000 por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), con la participación de la Organización Panamericana de la Salud, OPS: "se debe proveer acceso universal a la información completa y educación integral de la sexualidad, basada en derechos, sensible al género y culturalmente apropiada, como un componente indispensable de los programas de estudio escolar de todos los niveles y aportar los recursos que sean necesarios".

Con el reconocimiento de los derechos sexuales como derechos humanos ha ocurrido también el reconocimiento cada vez mayor de que el logro y mantenimiento de la salud sexual para las personas, las parejas y las familias es un requisito necesario para el desarrollo socioeconómico sostenible de las comunidades y naciones. El mismo Documento insta también a trabajar con organismos de la comunidad para llegar hasta los jóvenes que no están en la escuela y a otros segmentos poblacionales de alto riesgo, con educación integral de la sexualidad humana.

No menos peso, para justificar la educación sobre la sexualidad humana, resulta tener el amplio listado de hechos y situaciones que bien podrían considerarse como resultados de la ignorancia, la deformación, los prejuicios o la vivencia errónea e irresponsable de la sexualidad humana, tales como la violencia de género, la paternidad irresponsable, las madres niñas, el embarazo en la adolescencia, los altos índices de divorcios, la falta de armonía en la pareja, las enfermedades de transmisión sexual y otras señales críticas de falta de salud sexual; así como las preocupaciones, las disfunciones y los trastornos sexuales que repercuten en la calidad de vida.

Sea para asumir la imperatividad de la educación sobre la sexualidad humana como un derecho, ya sea para prevenir y evitar la vivencia dañina, deformada, prejuiciada e irresponsable de la sexualidad humana, la iniciativa de educar sobre la sexualidad humana desde las instituciones educativas públicas y privadas es una iniciativa que convoca al debate y a la reflexión a los padres, educadores, maestros y maestras, orientadores y autoridades escolares, funcionarios, políticos, legisladores, sociedad civil, tomadores de decisiones , comunicadores sociales, organizaciones comunitarias, estudiantes, jóvenes y dueños productores de medios comunicación.

Pero tan importante como dar una respuesta a la necesidad de educación sobre la sexualidad humana mediante una ley, resultan otros requerimientos para asegurar el éxito de esta iniciativa, en la cual parece ser que coincidimos todos. En este sentido, se hace necesario: la asignación de un presupuesto complementario o de recursos especializados para cubrir las demandas económicas propias del proyecto; la formación de un equipo amplio, interdisciplinario, público-privado para la definición de los lineamientos curriculares de educación sexual integral; la definición de modalidades y estrategias educativas; la modificación de los libros de textos para incluir los contenidos de educación de la sexualidad humana; el diseño de actividades formativas y material de apoyo para la capacitación de los maestros; la creación de redes dentro de la escuela y con otras instituciones; la creación de una unidad de seguimiento, evaluación e investigación para medir los logros y en impacto del proyecto.

Uno de los elementos fundamentales del proyecto lo constituye la formación de los maestros. No se trata de formar maestros de Educación Sexual, sino de formar a todos los maestros para que sean capaces de crear un espacio en cada salón de clase y otros ambientes educativos donde se pueda hablar, reflexionar, discutir y preguntar abierta y naturalmente para satisfacer las inquietudes de los niños y los jóvenes respecto a la sexualidad en general y la suya en particular. De igual manera, resultará indispensable el que los centros educativos capaciten también a los padres y madres; deben ser ellos los primeros maestros y orientadores de la sexualidad de sus hijos. El desafío es ahora. Comencemos cuanto antes a trabajar en este importante proyecto. ¡Olvidar, posponer o improvisar, sería una peligrosa muestra de irresponsabilidad nacional!