¿Fuñir a Geanilda o al partido?
Otro episodio de la comedia de errores del PRD
Geanilda solicitó mediante carta el salón de actos de la Casa Nacional para una reunión con miembros de Organización, pero en el fondo era otro el propósito.
Quería probar si realmente el local estaba disponible, ya que no quería arriesgarse como Ivelisse, quien fue y la repajilaron carterita en manos.
La encargada le respondió que no había problema, pero que la comunicación debía dirigírsela al presidente del partido y no a ella.
Una verdadera trampa, pues Geanilda no reconoce esa condición a su antiguo jefe político. Escribir a Miguel, era asumirlo y que todo volviera a ser como antes.
El fallo del Tribunal se convertía en ley interna, del mismo modo que ya lo era afuera.
Así las cosas, se decidió por montar el show que ya se conoce, de protestar el impedimento de entrada a un recinto que debiera estar abierto a todos los perredeístas.
Las culpas, por tanto, se reparten, y a cuotas iguales, pues ella sabía que era Miguel y no Andrés, y Miguel que esa formalidad no aprovechaba a ninguno de los bandos.
Si el caso era fastidiar a Geanilda, habían otras -muchas-- maneras que no afectaban al partido.
Una verdadera trampa, pues Geanilda no reconoce esa condición a su antiguo jefe político. Escribir a Miguel, era asumirlo y que todo volviera a ser como antes.
El fallo del Tribunal se convertía en ley interna, del mismo modo que ya lo era afuera.
Así las cosas, se decidió por montar el show que ya se conoce, de protestar el impedimento de entrada a un recinto que debiera estar abierto a todos los perredeístas.
Las culpas, por tanto, se reparten, y a cuotas iguales, pues ella sabía que era Miguel y no Andrés, y Miguel que esa formalidad no aprovechaba a ninguno de los bandos.
Si el caso era fastidiar a Geanilda, habían otras -muchas-- maneras que no afectaban al partido.
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