Venezuela, más que ideología: Geopolítica
Mientras tanto China y Rusia están haciendo lo que EE. UU. supo hacer desde hace mucho tiempo, dominar pueblos y sus recursos a través de préstamos.
Algunos afirman que el fracaso de Venezuela viene del socialismo y todas las consecuencias de esa decisión. Esta es una visión sesgada y superficial de los procesos políticos, sociales y económicos en el mundo, en particular en América Latina. En los últimos 25 años abrazaron proyectos socialistas Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Ecuador y Nicaragua, salvo este último, todos fueron capaces de prosperar. Por lo que resulta objetivamente improbable que el fracaso de Venezuela se deba a esa decisión. Esto no quiere decir, que dichas recetas socialistas generen más o menos prosperidad. Sencillamente quiere decir que no es científicamente demostrable.
Me decía un inolvidable sacerdote jesuita que hay dos izquierdas, una cristiana que cree ingenuamente en el mito de la revolución para la redención social y una izquierda resentida, que solo cree en la revolución por la revolución siendo la redención una excusa. Por eso no me canso de repetir, que el más perjudicado del fracaso de Venezuela es la izquierda democrática, aquella que busca honestamente la redención. Hoy todo lo que sea de izquierda se compara con la degradación de Nicolás Maduro, no con la sabiduría de Pepe Mujica.
Esto así porque intentar analizar el tema Venezuela desde la perspectiva de dos bandos enfrentados es un tanto ingenuo. Chavistas versus antichavistas no explica la situación. En efecto, hay chavistas-maduristas que gobiernan y luchan por mantenerse en el poder, hay chavistas no maduristas que no gobiernan y quieren acceder al poder, pero se sienten ungidos por su propia religión: el chavismo. Y del antichavismo, ni hablar, hay tantos líderes en la oposición como cabezas de movimientos y no todos están alineados con Juan Guaidó, más bien, le es políticamente imposible frente al pueblo venezolano oponerse a él, pues evidentemente la irrupción de Guaidó trae consigo un efecto aglutinador, unificador importante para la oposición venezolana.
En términos geopolíticos, el tema es complejo. Lo visible es que las reservas petroleras del mundo se están agotando. EE. UU. y Venezuela tienen la mayor cantidad de petróleo en el hemisferio. Para los norteamericanos no es aceptable que chinos ni rusos asuman el control absoluto de esas reservas ni que avancen en su nivel de influencia en el hemisferio. Durante mucho tiempo, EE.UU. prefirió preservar las suyas y consumir las de los árabes y Venezuela.
Mientras tanto China y Rusia están haciendo lo que EE. UU. supo hacer desde hace mucho tiempo, la dominación de los pueblos y sus recursos a través de préstamos. “Nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo el sol).
Donde se pone más compleja la situación es con los grupos terroristas que operan en territorio venezolano. Hamas y Hezbollah, en particular, y parte de la ELN y residuos de las FARC, de Colombia. Estos últimos son más fácil de controlar, su vínculo con el narcotráfico las hace predecible y fácil de llegar a niveles de entendimiento. Pero no así con los grupos terroristas medio-orientales, quienes están conscientes de que EE. UU. no negocia con ellos y su única salida es el exterminio. Este final es más factible dada la carencia de base social que les apoye y en la cual camuflarse. “Hezbollah tiene células activas y con su accionar, los iraníes, están afectando a los pueblos de Venezuela y de toda América Latina.” Afirmó Mike Pompeo.
Esto es un problema serio para el propio régimen chavista madurista y todo el continente, pues se trata de la sobrevivencia de estos grupos. Así nos preguntamos: ¿quién garantiza la cadena de mando con estos grupos? ¿Se mantiene y controla esa cadena de mando en cualquier circunstancia? ¿Podrían estos grupos respetar la solución posible que con la ayuda de China y Rusia pueda darse en el eje Nicolás Maduro – Diosdado Cabello vs. EE. UU.? ¿No serían estos grupos los primeros en sabotear cualquier solución posible?
Son interrogantes sin respuestas ciertas. Eso explica las declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero, quien no operó como autentico mediador, pero si como negociador del madurismo de que “en Venezuela hay grupos que no se rendirán, que no abandonarán las armas, que no se darán por vencidos.” Totalmente de acuerdo, por eso el riesgo no es que Venezuela se convierta en otra Vietnam, sino en otro Irak o la masacre de una población sin relación con los grupos terroristas.
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