¿Será cierto que la RD es líder en prostitución?
Parece existir un acuerdo interesado entre las naciones poderosas para hacer creer que debido a que la prostitución es producto de la degeneración “moral”, aquellas están libres de esa “enfermedad” que sólo ataca a las naciones más pobres.
Hace poco, un organismo apéndice de la ONU, hizo la afirmación de que nuestro país es el que mayor número de prostitutas aporta a la criminal actividad de la “trata de blancas” a nivel internacional. Me cuento entre los que dudan de la certeza de esa información puesto que la prostitución es un fenómeno socioeconómico y familiar mundial, a pesar de que los que desconocen el tema lo enfoquen ingenuamente como un problema moral.
Los profesionales que bregan con la patología de la conducta humana saben, aunque hasta personas educadas llamen a la prostitución “la profesión más vieja del mundo”, que la mujer que se prostituye padece algún grado de perturbación emocional. Al decir esto último, estoy admitiendo que ella, actuando impulsada únicamente por su libre albedrío, no eligió como oficio comercializar su cuerpo como un víveres cualquiera de supermercado, puesto que en todas ellas hallamos siempre un pesaroso antecedente de crianza, socialización, desapego, de abuso físico y emocional en el entorno familiar.
El organismo internacional que difundió aquella información olvidó un dato que a menudo se oculta pero que todo el mundo conoce: a mayor desarrollo de un país, mayor es la cifra de prostitutas que tiene. Hoy día, a la ciudad norteamericana de Las Vegas, se la considera el mayor mercado del sexo de bajo y alto nivel del mundo.
Parece existir un acuerdo interesado entre las naciones poderosas para hacer creer que debido a que la prostitución es producto de la degeneración “moral”, aquellas están libres de esa “enfermedad” que sólo ataca a las naciones más pobres. Otro dato que se silencia en países avanzados es que se aprueban leyes hipócritas que prohiben la prostitución, que popularmente llaman “de la calle”, para miles de mujeres que empujadas por pobreza social y traumas afectivos de la infancia venden a bajo coste la única posesión que tienen: sus posaderas. Sin embargo, las sociedades desarrolladas toleran que la llamada “prostitución de alto perfil” funcione como cualquier empresa capitalista donde el valor de mercado de la mercancía no está ligado a futuros flujos de efectivo ni con el valor en libros, sino que el flujo de efectivo ocurre simultáneamente con la cotización. Esa es la razón por la cual el negocio de la prostitución nunca ha sufrido riesgo de bancarrota, no importa que la mercancía vendida sufra una veloz depreciación, pues el suministro de nuevos productos terminados y con envolturas atractivas es continuo y la línea de producción no sufre menoscabo, interrupciones ni sabotajes.
Una y otra vez he repetido que la mujer engullida por la prostitución está marcada casi siempre por un entorno familiar de conflictos donde al arribar a la adolescencia jamás recibió los indicadores de ajustes apropiados para una funcionalidad emocional y conductual normales. Es muy probable que esa jovencita se criara en una familia donde nunca hizo asomo la cultura de evitar conductas autodestructivas. De ahí, que ella desconozca el llamado aprendizaje cognitivo, el cual consiste en conocer, comprender y usar procesos mentales que le ayudarán a afrontar las dificultades de la vida, pues eso solo se adquiere en el seno familiar y, precisamente, ella no tuvo una familia emocionalmente sana.
Frecuentemente, “la calle”, el proxeneta, el prostíbulo, el chulo y sus compañeras de oficio, son la única escuela “hogareña”, donde ella recibe el apego, la protección, los mimos, la relación de hermanos y los cuidados afectivos y de enseñanza de comportamientos apropiados que debió recibir de su familia.
Estoy seguro que las trabajadoras sexuales dominicanas fueron exageradamente mal contadas por quien dijo que estábamos a la cabeza de los países que más prostitutas envían al exterior.
Cuando dirigí el Programa de Educación y Prevención contra VIH-Sida en la Región Norte --1985 a 1995--, teníamos censados en la provincia Santiago 108 negocios de prostitución femenina de todos los niveles en los cuales vendían sexo unas 1,054 chicas. En dichos negocios laboraban como chulos 305 hombres. Eran encargados de “proteger” a las chicas de “cubiadores”, de borrachos indeseables, de aquellos que nunca escuchaban correctamente el monto y el tiempo convenido, de policías que iban en busca de su “mesada” o que pretendían una “mesadita” gratis, y finalmente, protegerlas de aquellos que en esos negocios llamaban “los evangélicos”. Estos eran tipos que iban todas las noches al prostíbulo a charlar con las jóvenes sin un fin específico y sin dinero, pero que podrían alejar a clientes potenciales al pensar que aquellas que les gustaban ya estaban ‘ocupadas’.
Entonces, si una provincia tan grande y próspera como Santiago contaba solo con 1,054 trabajadoras sexuales, no puede ser cierto que RD sea la más grande factoría productora y exportadora de éstas hacia otros países.
Recuerdo al lector que prostituta es la mujer que alquila su cuerpo voluntariamente a alguien por unas horas a cambio de dinero efectivo inmediato. No hay ‘verifón’ para tarjetas de crédito, y nada de cheques ¡Y hablar de fiao es peor que una pescozada! Si la voluntad y libre elección de la mujer es vulnerada o si se ejerce sobre ella sometimiento y violencia expresada para que se prostituya, entonces ni sociológica ni psicológicamente existe prostitución sino explotación y esclavitud sexual, que es muy distinto. Si me dicen que cientos de dominicanas son explotadas y esclavizadas sexualmente en USA y Europa, podría creerlo, pero no que RD es la No. 1 en exportación de prostitutas.
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