Las elecciones municipales del 15-M
La nueva municipalidad tiene que partir de fortalecer y otorgar las necesarias competencias al poder local para asegurar derechos y contribuir a garantizar una vida digna a las personas.
En apenas siete días, el país se aboca a la nueva versión de las boicoteadas elecciones municipales del pasado 16 de febrero. Estas nuevas elecciones municipales no están exentas de peligros, sobre todo, porque este es el momento en que aún no sabemos qué sucedió y quiénes son los autores intelectuales y materiales.
La movilización ciudadana debe mantenerse pues ella es la que creará a presión necesaria para que ni la JCE ni el oficialismo se equivoquen el próximo 15 de marzo sin exponerse a un estallido social y a la profundización de la actual crisis política. Tampoco hay que dejarse distraer por el llamado diálogo del Consejo Económico y Social que tiene por objetivo precisamente desactivar las manifestaciones ciudadanas.
Las próximas elecciones municipales ofrecen una doble oportunidad para la ciudadanía. Es una magnifica ocasión para dejar patente la decisión del pueblo dominicano de sacar al pelelé del poder. Pero también ofrecen la oportunidad de dar un salto cualitativo para rechazar a todos esos candidatos que representan serios compromiso con el pasado, con la corrupción y la impunidad.
En ese escenario, es que adquiere su verdadera dimensión la propuesta de Alianza País y su carácter alternativo. Alianza País representa en el actual escenario político una ruptura con los partidos que han gobernado y la mala política que han impuesto durante décadas.
De cara a las elecciones municipales, Alianza País es el único partido que ha formulado la propuesta de impulsar una nueva municipalidad que unifique una voluntad política en el tema municipal, asumidos sus ejes centrales por el conjunto de los candidatos y las candidatas, a los que se adiciona en cada programa de gobierno local las particularidades propias de cada municipio y distrito municipal.
El conjunto de las propuestas municipales de los demás partidos reflejan exclusivamente la visión particular de cada candidato a alcalde o de director municipal, lo que se traduce, cuando ganan, en que el municipio funciona como un feudo particular del alcalde, manejado con ineficiencia y sin transparencia. A esto se añade que el Estado Dominicano ha ido operando el traspaso regresivo de atribuciones que son propias de los ayuntamientos a ministerios o a órganos especializados del Poder Ejecutivo, fortaleciendo el presidencialismo y reduciendo a muchos ayuntamientos a agencias de botellas, nominillas y clientelismo.
La nueva municipalidad tiene que partir de fortalecer y otorgar las necesarias competencias al poder local para asegurar derechos y contribuir a garantizar una vida digna a las personas. A esos fines, es necesario institucionalizar, como parte de la gobernanza municipal, la participación de los munícipes en la toma de decisiones sobre las inversiones y políticas públicas y programas a priorizar por el ayuntamiento. En ese sentido, hay que fortalecer desde abajo las organizaciones vecinales y comunitarias y poner en funcionamiento a nivel local el Consejo Económico y social, el presupuesto participativo, el cabildo abierto, la veeduría ciudadana, el plebiscito y el referéndum.
La nueva municipalidad tiene un eje central en la propuesta de hacer ciudades para la gente. Eso significa esencialmente que el gobierno municipal se ocupe de construir, ampliar, proteger y defender los espacios públicos y convierta los servicios municipales en verdaderos derechos accesibles a todos los ciudadanos, sin discriminación ni privilegios.
En los principales centros urbanos del país la movilidad y el tráfico terrestre se han convertido en un verdadero problema que afecta y dificulta la vida de las personas. La nueva municipalidad propugna por la colectivización del transporte, desarrollando el transporte público urbano e interurbano; el manejo integral de los desechos sólidos, educando a la ciudadanía e involucrando a las familias, escuela, comunidades, iglesias, ministerios, organizando la industrialización y reciclaje de la basura. La nueva municipalidad es hacer de las ciudades espacios seguros, desarrollando policías municipales para la protección y defensa del ornato público, el ordenamiento del tránsito y la prevención del delito. Además, un compromiso expreso de manejar con transparencia los recursos públicos y rendir cuentas.
La nueva municipalidad tiene el compromiso de garantizar de forma eficiente y moderna los servicios que son propios de los ayuntamientos: mercados, mataderos, cuerpo de bombero, alumbrado, espacios deportivos diversos, cementerios, parques, calles, aceras y contenes, así como impulsar la cultura, el deporte y la sana recreación; fomentar el turismo local; definir políticas para apoyar la pequeña y mediana empresa y la creación de empleo.
La nueva municipalidad significa también integrarse, en el ámbito de su territorio, en las políticas y servicios públicos del Estado: educación, salud y desarrollar políticas locales para la protección de la niñez y adolescencia, a la mujer contra la violencia y la discriminación y a las personas con discapacidades y envejecientes. Dale el chance a una nueva municipalidad votando, este 15 de marzo, por los candidatos y candidatas de Alianza País.
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